CAPITULO 4

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CAPITULO 4

“No iré a cenar”

Ese fue su mensaje.

No iré a cenar.
Cuatro palabras sencillas pero ahora se convirtieron en una profunda molestia.

Mamá del otro lado del comedor me sonrió. Quisiera tener la alegría de mi mamá. Quisiera verme así de alegre, creo que yo había sido de esa manera hace...hace tiempo pero ahora la alegría era una escasez para mi.

No iré a cenar...

Me tragué esas palabras.
Bien, él se lo perdía.

Cuando mi madre terminó de ayudarme con la comida, se quedó un par de horas comiendo conmigo para no dejarme sola, pero cuando se fue cerca de las ocho de la noche, el silencio en esta casa era asfixiante.
Al principio me acostumbré al comprender el trabajo que Darien llevaba a cabo, pero ahora este silencio es muy diferente.

Tal vez el ruido de unos niños deje de ser tan sofocante y ayude a que la casa ya no se sienta sola.

Fruncí mis labios ante esa idea.
No sería nada mal, pero... Darien siempre mencionaba que aún no estaba preparado para ser padre. Digo, ambos tenemos 26 años, cada uno de nosotros tiene un trabajo y sueño por perseguir pero, ¿Aún es demasiado pronto para no tener bebés?
La idea de tener un bebé no me desagradabla por completo, de hecho me gustó pero esto de tener un bebé no sólo era la decisión de uno, sino de dos.
Talvez si se lo comento a Darien pueda funcionar, aún que estoy cien por ciento segura que me dirá que no.

Cerca de la media noche, yo aún estaba despierta Cuando Darien apareció en nuestra habitación. Parecía agotado.

—¿Aún sigues despierta? —preguntó.

—Si, solo estoy memorizando algunas cosas para el nuevo paciente que ingresó. ¿Cómo te fue a ti?

—Nos fue bien. Cerramos el trato con una empresa comerciante —suspiró—. Ahora nuestros planes es llevar la empresa a otro nivel, y se piensa que en Seúl se puede amplear más.

Más trabajo.
Eso significaba más trabajo.
Forcé una sonrisa.
Escuchar aquello no era de mi completo agrado. Cuando Darien menciona lo de amplear la empresa, eso siempre significaba que debía trabajar aún más de lo que ya lo hace, y también que el tiempo para convivir conmigo será muy escaso.

¿En donde quedaron esas aventuras que prometimos hacer antes de casarnos?
Darien me prometió una vida de casados divertida pero esto, esto no es divertido para mí.

—¿Y a ti como te fue?

Parpadeé.
Oh, inicia una conversación conmigo.

—Bien. Mi madre me enseñó a hacer las albóndigas de pollo de mi infancia —me reí—. Estoy avanzando para ser una buena cocinera.

—¿De verdad? —me miró con cariño—. ¿Te Importaria cenar conmigo?

Miré la hora. Debía trabajar el turno de noche mañana, tengo que descansar y dormir bien, pero... Darien nunca me había pedido algo como esto, y, realmente quería pasar un tiempo con mi esposo, así que dije;

—Cenaré contigo amor.

En la cocina Darien me ayudó con los platos y vasos mientras yo le contaba la información que tenía que aprenderme con el nuevo paciente.

—¿Pueden atacarte? —preguntó.

—A veces lo hacen, pero siempre es mejor mantenerte tranquilo, no puedes unirte a la locura de tu paciente —señalé mi muñeca—. Una vez alguien me mordió.

—¡¿En serio!?

Tomó mi muñeca para inspeccionar. Ya no había nada pero recientemente se veía una mancha roja. Ese día fue un completo martirio.

—¿Y por qué no me dijiste nada? —continuó.

—Bueno, ese día tu estabas de viaje de negocios —retiré mi mano de la suya dándole la espalda—. Y no recibí ni un mensaje o llamada de tu parte. Creí... Creí que estabas ocupado.

Hubo silencio. Un silencio asfixiante.
Mientras colocaba las albóndigas en los platos Darien me abrazó por la espalda.

—Lo siento. Perdoname —susurró—. Te he descuidado mucho. De verdad perdoname cariño.

—Esta bien.

Mi respuesta lo sorprendió un poco.
Tal vez por que a mi voz parecía darle igual. Estaba tan acostumbrado a recibir sus perdón y disculpas que mi respuesta era la misma. “Esta bien

—Amor...

—Esta bien Darien. —con agilidad logré salir de sus brazos—. Tu trabajo y mi trabajo nos mantienen ocupados. Así que es mejor acostumbrarnos a ellos.

Pero la verdad es que yo no podía acostumbrarme.
A mi corazón le dolía tener que separarse del amor de su vida.

Supongo que lo sabes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora