La fiesta terminó entrada la madrugada, o eso es lo que le había dicho Arm, su ahora esposo y él se habían marchado antes de medianoche, pues el padre de Vegas les había dado un viaje sorpresa para su luna de miel; se excusó de no haberles dado algo mejor, pero a Pete eso no le importaba, pues ahora su única preocupación era que tenía que pasar más de una semana a solas en una isla privada con el alfa.
Solo pasaron unos minutos a sus respectivas casas por ropa y ahora estaban en un jet privado rumbo a una isla propiedad de la familia Theerapanyakun.
Pete no dejaba de pensar como había sido tan tanto al pensar que Vegas podría llegar a sentir algo por él, era obvio que el alfa seguía con ese omega que le dejo claro que ellos eran algo. Él fue tonto y no le había creído, pensó que la manera en la que Vegas lo defendió dejaba en claro quién era quien, pero ahora entendía quién era él. Ese omega era la persona que el alfa quería y si no fuera así, aún era el omega con el que el alfa estaba.
Desde un principio se había prometido que no dejaría que nada de esto lo afectara, que no iba a ser tan ingenuo para ilusionarse con algo imposible, pero ni el mismo se podía mantener una promesa, pues los sentimientos que se estaban desarrollando dentro de su corazón ya estaban ahí y no los podía simplemente borrar. No era tan fácil.
Nunca había sentido nada por nadie, no iba a negar que hubo ocasiones en las que una persona le atrajo físicamente, nunca llego a nada, pero no era ciego y notaba el atractivo de las demás personas; pero esto era muy diferente, su corazón sentía que se apretujaba dentro de él cada vez que volvía a recordar la escena que vio apenas unas horas atrás. Sentía que cada vez que la volvía a visualizar, surgían más detalles, como cuando Vegas tomo la cintura de Tawan para acercarlo más a él, como lo había hecho con Pete cuando bailaron el vals y como Tawan había enredado sus manos en el cuello de Vegas para después subirlas y pasar sus dedos por el pelo del alfa; algo Pete moría por hacer y que había estado a punto de suceder si no fuera por el poco autocontrol que le quedaba durante ese baile.
Se sentó lo más a alejado, que el jet privado le permito, de Vegas, no quería lidiar con eso ahora, quería disfrutar por lo menos de unos minutos más de él y sus pensamientos, antes de llegar a ese lugar en donde estaría solo con Vegas. Recordar ese detalle de nuevo lo puso muy inquieto.
Cerro lo ojos un momento, necesitaba descansar.
-Pete – sintió una mano cálida en su hombro, estaba un poco desorientado cuando abrió los ojos. Vegas estaba frente él, muy cerca.
-Perdón que te despierte, pero en unos minutos vamos a aterrizar y necesito que lo estes.
Vegas no había quitado la mano de su hombro, y en otras circunstancias ni lo habría notado, pero en estos momentos sentía como si esa mano le estuviera quemando. Se removió en su asiento para quitar la mano de su cuerpo, miro por la ventana y pudo vislumbrar unos pequeños rayos de sol que apenas podían verse, todavía estaba obscuro afuera.
-Bien – contesto simplemente sin quitar la vista de la venta.
Vegas se le quedo viendo, podía sentir su mirada sobre él, pero sí quiso decir algo, no lo dijo.
El avión aterrizo unos minutos después, la verdad no se esperaba nada de lo que veía. En su mente estaba una isla paradisiaca con lujo por todas partes, no era algo que a él le importara, pero conociendo a la familia de Vegas ese había sido su pensamiento más lógico, pero para su enorme sorpresa, era todo lo contrario.
La isla no estaba rodeada por mar como o había imaginado, sino más bien por río. Había una casa, una casa que parecía el hogar de alguien, se veía bonita y acogedora, el patio era bastante amplio con plantas por todos lados, había un pequeño muelle techado a la orilla del río y una pequeña terraza al aire libre, con unos sofás, Pete pensé que podía ser un buen lugar para leer.
Vegas paso junto a él, con las pocas cosas que había podido pasar a buscar antes de salir.
-Vamos a dentro, para que sigas descansando – Pete lo siguió a la casa.
No era una casa muy grande, se sentía acogedora de alguna manera, los pisos eran de madera obscura y las parades estaban pintadas de blanco, por alguna razón se veía como si el tiempo no hubiera transcurrido por ella.
Vegas lo guio por la sala de estar a unas pequeñas escaleras que se encontraban entre la sala y la cocina, subió cuidadosamente y frente a él se extendió un pequeño pasillo en donde se encontraban tres puertas.
-La puerta del fondo es el baño y esta de aquí es la habitación – Vegas abrió la puerta de la izquierda y se adentró en ella, Pete lo siguió.
La recamara era amplia pero no había nada dentro de ella a excepción de los ganchos en el closet y la cama matrimonial en el centro de ella.
La única razón por la que Pete no había salido corriendo de ahí al ver solo una cama, era que había otra puerta y que lo más probable era que fuera otra habitación y el alfa durmiera en ella.
El alfa también había estado muy callado desde el baile, supuso que era por la misma razón de él, el pasar una semana solo ellos dos y en su caso lejos de Tawan. Y es que no podía ignorar su semblante abatido y su leve olor a tristeza.
-La recamara es para ti, yo dormiré en el sofá de la sala – Vegas dijo mientras colocaba las maletas de Pete en la cama y se disponía a salir de la habitación.
-Que hay de la otra habitación?
-No hay otra habitación
-Si, la puerta al otro lado del pasillo – su afirmación sonó más como pregunta. Pete no quería pensar que no hubiera otra habitación.
-No está preparada, está vacía – contesto simplemente el alfa.
-Por qué? – pregunto con sinceridad el omega. No tenia sentido que, a lo poco que vio, toda la casa estaba bien equipada para que esa habitación estuviera vacía.
-Esto se supone que es nuestra luna de miel, las personas encargadas de tener el lugar listo, creo que pensaron que no la necesitaríamos – Vegas respondió lo más relajado posible, pero aun así en el fondo se escuchaba su molestia – así que, por favor solo duerme aquí, yo dormiré abajo en la sala.
Dicho esto, el alfa no espero otra respuesta y salió de la habitación mientras la puerta de cerraba tras él.
Después de cambiarse de ropa y ponerse una más cómoda, el omega se dispuso a dormir. Se rehusó a desempacar las maletas, quería tener todo listo para que cuando el ultimo día en ese lugar llegará, pueda salir rápidamente.
Ese día todavía no llegaba, pero ya quería salir corriendo de ahí.
Dio miles de vueltas en la cama, pero no pudo encontrar descanso, su mente volvía al mismo lugar en donde había estado las ultimas horas, en ese balcón, viendo como el alfa, que lo tenia muy confundido, se estaba besando con otra persona.
Su actitud en el baile lo confundía más, la manera en la que lo tomo de la cintura, la plática que trato de iniciar y la forma en la que lo guio a través de la pista... tal vez el solo trataba de ser amable con Pete y él estaba confundiendo las señales, pensando que el alfa estaba empezando a sentir cosas por él, como él empezaba a sentir cosas por el alfa.
Pero después de lo que acaba de pasar hacia a penas unos minutos, confirmaba que el alfa estaba muy lejos de sentir algo por él. La forma en la que dijo lo ultimo antes de irse, Pete estaba seguro de que Vegas estaba en enojado por la simple razón de tener que pasar ese tiempo a solas con él y alejado de el que verdaderamente era su omega.
El vacío que sentía en su pecho y su lobo triste dentro de él, no tenían nada que ver con eso. O eso se repitió hasta que cayo en un inquieto sueño.
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Amor Obligado
RomansaPete es un omega risueño y soñador, que todo su vida a esperado encontrar a su persona destinada, con la cual compartir la clase de amor que sus abuelos tuvieron y que su abuela le plática, ese amor que dicen, solo aparece en los cuentos de hadas. ...