Capítulo 24

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Cuando abrió los ojos, los rayos de sol se colaban por la ventana, supuso que era temprano aún dado que estos no eran tan intensos.

Se metió al baño para cepillarse los dientes y lavarse el rostro. No se sorprendió al ver su reflejo en el espejo, las grandes ojeras que estaban bajo sus ojos le dejaban en claro la mala noche de sueño de sueño que había tenido, apenas y había logrado dormir un par de horas.

Cuando salió del baño una ráfaga de aire fresco lo golpeo, no se había puesto a pensar que el clima estaba por cambiar y tampoco se le ocurrió traer ropa un poco a abrigadora, las pocas prendas que había traído eran para días calurosos, como lo era la mayor parte del tiempo en Tailandia.

No le quedo de otra que soportarlo un poco, solo era una mañana fresca en cualquier momento el sol iba a empezar a calentar.

En la casa reinaba el silencio, el sonido de las aves era lo único que se escuchaba y si prestaba atención se podía oír un poco de ruido en la parte de debajo de la casa, pero no estaba seguro de que lo generaba.

Se dispuso a averiguarlo y bajo lentamente los escalones. No puede negar que se sorprendió al ver a su ahora esposo cocinando lo que parecía ser el desayuno.

-Ah ya despertaste – dijo el alfa mientras sostenía una sartén en la mano – el desayuno esta casi listo.

Para Pete esa era su vida perfecta, ver a su marido haciéndole el desayuno, no perdía más, una vida tranquila al lado de su persona especial. Si fueran otras las circunstancias habría sido un buen recuerdo de su primer día de casado, pero otra vez se tenía que recordar que estas no eran las circunstancias normales.

Tomo asiento frente a Vegas, en la barra de la cocina, viendo como el hombre se desenvolvía de manera natural por la pequeña cocina. Se dispuso a contemplarlo un momento, vestía un pantalón negro con una de sus características camisa de seda color negra y toques plata. Su cabello perfectamente peinado. Se veía muy guapo. El omega tuvo que contener sus ganas de cruzar la barra y plantarle un beso en los labios.

Salió de sus pensamientos cuando el alfa puso un planto de comida frente a él. Olía delicioso.

-Huele muy rico – dijo el omega sinceramente.

-Espero que te guste, no sé cuales son tus comidas favoritas, solo sé que te gusta la comida picante – el alfa alzo la vista y choco con los ojos del omega, le sonrío – así que hice esto.

Pete en verdad quería darle un beso. Tomo un bocado del platillo y un sonido algo embarazoso salió de su garganta. La comida no solo se veía bien, sabia exquisito, era un platillo sencillo, pero eso no quitaba que estuviera delicioso.

-Quiero suponer que te gusto – dijo divertido Vegas.

-Esta delicioso – dijo el omega con la boca llena – no sabía que fueras tan bueno cocinando.

La sonrisa de vegas disminuyo y fue remplazada por un poco de nostalgia.

-Digamos que cuando te quedas solo en casa con un hermano pequeño que siempre tiene hambre, tienes que buscar soluciones y en mi caso aprender a cocinar – la sonrisa volvió al rostro del alfa – creme no existe un juez más duro en la cocina que mi hermano.

Pete no podía describir la forma en la que el rostro de Vegas cambiaba al hablar de su hermano pequeño y el olor que desprendía era de felicidad, de cariño, de hogar.

-Se nota que lo quieres mucho.

-Digamos que es una de las personas más importantes de mi vida

Después de eso, se dispusieron a comer en silencio.

Amor ObligadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora