Capítulo 16: Condena.

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—Asi que decidieron regresar— Tenri estaba sentado en su habitual silla.

—Aunque el plan falló en Shinjuku al menos los hizo regresar más pronto del que debían— Comentó Kureto.

El señor imponente adoptó una postura pensativa, ciertamente había sido arriesgado pero si el ataque no terminaba matando a Yuichiro simplemente lo haría volver más pronto, cualquiera de las dos era factible para el Jefe mayor, claro que después de llevar a cabo los bombardeos lo hizo reflexionar un poco, subestimó demasiado el poder de un serafín, de un solo golpe eliminó toda una línea de ataque, ciertamente no lo vió venir, lo hizo crujir los dientes y detuvo el bombardeo para dar la orden de retirada.

Al viejo no le caía en gracia perder tantos soldados solo por querer ver muerto un obstáculo, además no era tan tonto, si hubiera seguido probablemente Yuu hubiera acabado con todo y posteriormente se enterarían de que fue su idea la de atacar Shinjuku.

Bajo la mirada al suelo pensando más a fondo ¿Había sido una imprudencia el haber realizado un ataque sorpresivo justo cuando el escuadrón de su hija estaba a cargo de la vigilancia? Sabía que Shinoa era inteligente y que probablemente ya se había dado cuenta, daba la imagen de nunca saber nada pero su hija era muy lista, lo sabía en el fondo de su corazón, ella podía ser mejor que Mahiru.

—¿Cuál será el siguiente paso?—

—¿No es obvio? Es hora de que Shinoa regrese a casa—

—Entonces debería mandar a mis hombres...—

—No, convoca una entrevista en la oficina uno, quiero ver la cara de Hyakuya sin esperanza—

Por supuesto, le encantaba ver sufrir a las personas, no, más bien, le gustaba pisotear a las personas inferiores a ellos, el sentirse superior, el ser un depredador y no una presa, ese sentimiento lo hacía sentir lleno de poder.

Kureto salió de aquel salón grande, dejando a su padre con una sonrisa ladina, muy seguro de que ganaría otra vez.

—¿No es esto nostálgico?— Tenri se levantó para caminar hacia una ancha mesa de madera pegada a la pared.

Elevó un poco la vista, encontrándose con un gran cuadro de su difunta hija, la genio que salvó a la humanidad.

—Voy aplastarlo, voy hacerlo sentir tan miserable como aquel día que te separé de Ichinose—

El recuerdo parecía estar fresco en su memoria, Mahiru estaba llorando siendo llevada por sus hombres a la fuerza mientras que un Guren Ichinose yacía en el suelo todo golpeado hasta sangrar por la boca, sin ninguna fuerza para poder proteger lo que tanto amó en su vida.

—Al final, Shinoa podría tener el mismo destino que tú—

***

—¡Achuu!—

—¡Hey! ¿Estás bien? Podemos regresar a casa, hace frío— Yuichiro se preocupó por Shinoa.

Estos dos al día siguiente de haber tenido la reunión con el Teniente Coronel decidieron ir a desayunar juntos pero ahora solo estaban dando un paseo por las instalaciones de la secundaria.

—Estoy bien, no quiero regresar ahora, me aburro—

—Debiste traer tu bufanda—

—Ajaa~ eres tan lindo cuando te preocupas por mí— Shinoa sonrió burlonamente.

—... Olvídalo, resfriate— Dijo Yuu de inmediato con una expresión molesta.

Shinoa le dió un leve empujón riendo porque su novio no soportaba sus bromas pero era normal ¿No? Yuu era muy fácil de molestar y era muy fácil perder la paciencia con él también.

El rey de la salDonde viven las historias. Descúbrelo ahora