Capítulo 8: Efectos secundarios

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Se podría decir que todo estaba bien por los momentos, cuando otra unidad vino por el cambio de turno de vigilancia Jiang Li ya estaba de regreso a su puesto, para justificar su tardanza le había dicho a Kimizuki que algo le había llamado la atención durante el patrullaje pero nada de lo que alarmarse y Yuu ya estaba recuperado, a Yoichi le sorprendió la rapidez del efecto y más aún que Yuu no se viera del todo afectado.

-Supongo que estoy acostumbrado- Dijo el pelinegro.

El arquero giró su cabeza casi de ipso facto, sus grandes orbes verde oliva levemente sorprendido, ¿Acaso su amigo podía leer la mente? Con las pupilas un poco temblorosas las desvío hacia el manto de nieve donde caminaban dejando sus huellas.

-¿A los depresores?- Preguntó Yoichi.

-Sí, bueno un poco- Yuu soltó una pequeña risa -Podría experimentar los efectos secundarios...-

Los pasos de Yoichi deteniéndose hizo que Yuu lo imitara, ambas miradas chocaron y el pelinegro comprendió que lo estaba cuestionando. Él puso una mano en el hombro del más bajo.

-No te preocupes-

-¿Qué no me preocupe? Los efectos secundarios podrían ocurrir en cualquier momento- Habló Yoichi con una mínima molestia en su tono de voz, apartó la mano de Yuu y volvió a caminar negando con la cabeza en silencio y sus cejas curvadas indicaban preocupación.

Yuichiro jamás había visto a su amigo así, siempre era apacible, tímido, nervioso y reservado, por lo que el tono con el que le habló le tomó por sorpresa, Yuu sabía que no eran los mismos, no desde que terminó la guerra y sobre todo no desde que estuvo en el laboratorio, ya no eran tan niños y habían madurado, quizás Yoichi estaba comenzando abrirse sin aquella capa de inseguridad nerviosa que parecía desbordarse.

-Pasará un largo rato antes de que me sienta realmente afectado, en serio- Dijo Yuichiro alcanzando a su amigo quien lo volvió a mirar con aquel rostro lleno de preocupación que estrujó el corazón del pelinegro.

-¿Si quiera sabes cuánto tiempo exactamente?- Preguntó sin detenerse.

-Acaba de entrar el mediodía, tal vez en la noche- Respondió.

-¿Tal vez? ¿Te volverás somnoliento en la cena y le dirás a Shinoa que sólo estás cansado para irte a dormir?-

Yuu quería felicitar a Yoichi, el sarcasmo le quedaba muy bien.

-No puedes vivir ocultando esos efectos secundarios del experimento por mucho tiempo, ¿Estarás ingiriendo depresores por todo ese tiempo y lidiando con los efectos secundarios del mismo también?- Era la primera vez que Yoichi hablaba tanto y Yuu quería seguir escuchándolo -Eso no está bien Yuu, no es bueno para tu salud, no me importa si ya no eres humano, es un problema que no te afecta sólo a ti en general sino a lo que te rodea-

Yoichi volvió a detener el paso, esta vez colocando la mano en el pecho de Yuu para que se detuviera también y lo miró con unos ojos llenos de seguridad, no estaban titubeando.

-Debes decirle al menos a Shinoa, si Jiang Li-San no hubiera venido ¿Cómo habría resultado entonces?-

Yuu no dijo nada, miró la espalda de su amigo cuando volvió a caminar llegando al lado de Kimizuki y apartada un poco más estaba Jiang Li, suspiró porque Yoichi tenía razón pero aún no quería decirle a Shinoa ¿Qué pasaría si se enterase ahora? ¿Cancelaría la misión y se irían de regreso? ¿Lo regresaría sólo a él? Probablemente se preocuparía mucho pensando en su bienestar y por otro lado no podía dejar pasar a la Taiwanesa, ella no sólo estaba ahí para ocupar el lugar de Mitsuba, Guren tenía otras razones y ella ocultaba un montón de cosas, sobre todo de los serafines y estaba dispuesto a sacarle toda la información posible.

El rey de la salDonde viven las historias. Descúbrelo ahora