Capítulo 3: ¿Dormir o jugar?

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A la mañana siguiente, a pesar de haberse quedado rendido producto del cansancio se levantó de su cama hacia la cocina. Soñoliento, bostezando, con el cabello alborotado eran las 9:12 de la mañana, observo el reloj de la pared.

—Rayos— Dijo en un susurro mientras se frotaba la nuca, para luego prepararse unas tostadas con mantequilla y queso acompañado de un café.

—Será un problema si este efecto de dormir se hace más seguido— Comentó de repente Asuramaru.

—Es cierto— Hablo Yuu antes de llevarse el último bocado de comida.

—¿Qué harás?— Preguntó el demonio.

—No puedo quedarme en casa— Tomo el café y se dispuso a lavar la taza —Tengo que espabilarme—

Yuu corrió hacia su cuarto, tomó un baño de pocos minutos y se cepillo antes de salir de casa, ese día también estaba libre, usaba una franela rojiza con un chaqueta con capucha azul oscura abierta y unos jean negros. El aire fresco de la mañana neutralizaba los rayos solares y hacía desprender un olor a hierba muy agradable o quizás era la anormalidad de Yuu que le permitía tener sus sentidos más agudos.

Decidió darle una vuelta a la secundaria Shibuya sin poder evitar sentirse nostálgico. Acabó llegando a la azotea donde no se esperaba encontrar a Shinoa.

—Shinoa— Pronunció lo suficientemente audible, pues la chica se volteó a verlo también algo sorprendida pero inmediatamente fue reemplazado por una sonrisa burlona.

—Yuu-san desde esta azotea no podrás ver mejor la dirección de Shinjuku— Bromeó ella.

—Ya basta con eso— Caminó hacia ella, traía puesto un vestido azul manga larga sencillo que terminaba por encima de la rodilla, se ajustaba al torso que le hacia ver mejor sus curvas.

Shinoa no tenía los grandes atributos que a la mayoría de los chicos les gustaba, todo en la pelimorada era menudo como su misma estatura, y a Yuu le gustaba eso.

—Shinoa no te muevas— Sonó más como una orden en un tono casi controlador que hizo a la chica sonrojarse y dar pequeños pasos torpes hacia tras cuando Yuu la tomo de la mandíbula para besarla.

Ligeramente la mano de Yuu dejó de sujetar la mandíbula para posicionarla detrás de su nuca para profundizar el beso, hacer esos labios suyos era la gloria absoluta para Yuu, tenía que haber sido una persona buena porque estaba seguro que se encontraba en el paraíso, con la otra mano la abrazo por la cintura para pegarla más a su cuerpo y así sentir su calidez, la chica rodeó el cuello de su pelinegro con sus brazos correspondiendo al beso con la misma intensidad poniéndose de puntitas mientras enrollaba en sus finos dedos las hebras del cabello de Yuu.

Se separaron unos centímetros por la falta de oxígeno, pero luego de unos segundos Shinoa lo atrajo otra vez reclamando sus labios como si ya se hubiera vuelto su mejor droga, el pelinegro accedió gustosamente, sintiendo que su cuerpo no le obedecía, que ella podía hacer lo que quisiera con él, sentir el calor que irradiaba ambos cuerpos les hacía perder poco a poco la cordura, no le eran suficientes, ambos deseaban más de aquel momento, se separó el pelinegro aprovechó para entrar en su cavidad bucal y saborear su lengua explorando cada rincón ¿Cuántas veces Yuu se había imaginado un posible beso con ella? Asuramaru se burlaba y lo molestaba cada vez que tenía una oportunidad.

Cuando Shinoa ya no podía mantenerse de puntitas y ambos se mostraban agitados como si todo estuviera planeado, en ese momento sonó el timbre de receso y se separaron dejando un hilo de saliva que todavía los unía. Se empezaba a escuchar el bullicio de los alumnos.

—Shinoa— Llamó Yuu tratando de mantener la calma.

—¿Si?— Preguntó sonrojada.

—Te dije que no me excitaras demasiado— Bromeó el.

El rey de la salDonde viven las historias. Descúbrelo ahora