Capítulo 4: ¿Será amor imposible?

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—¿Co-cómo preguntas eso?— Shinoa mantenía la cabeza baja dejando que su cabellos ocultaran su cara ardiendo.

Yuu se levantó y camino hacia ella notando su ligero nerviosismo, levanto la cara de la pelimorada tomándola del mentón suavemente, podía sentir su cuerpo tenso, le dedicó una sincera sonrisa, una tierna mirada y delicadamente le susurró al oído:

-Shinoa, déjate acariciar-

La pelimorada se estremeció y se sujeto de la franela del pelinegro al sentir que sus piernas flaqueaban, escondiendo su rostro en el pecho de Yuu, no sabía como responder, el pelinegro la rodeo con sus brazos dándole a Shinoa un cálido abrazo memorizando el olor a lilas de su pelo.

—Shinoa, ahora mismo soy un serafín que a veces es poseído por el demonio, pero este sentimiento es sincero, estoy muy feliz porque se que lo que siento es humano... Shinoa tu me haces sentir humano, por eso te amo—

Shinoa sentía su corazón palpitar fuerte, pero ya no sentía ese nerviosismo, las palabras de Yuu la calmaron de cierto modo, escucharlo tan sincero era como estar protegida de cualquier amenaza, se aferró más a Yuu trago saliva y empezó a escuchar los latidos del pelinegro tan fuertes como los de ella.

—Yuu-san...— Shinoa se separó unos centímetros para verlo a los ojos, los ojos de la esperanza —Yo, te amo—

Yuu sonrió, acarició una de las mejillas de Shinoa se acercó un poco y los dos unieron sus labios, la pelimorada paso sus brazos alrededor del cuello de su chico, empezando un beso más apasionadamente profundo en una sincronizacion perfecta, Yuu se separó un segundo para crear una abertura e introducio su lengua explorando la cavidad de Shinoa, en su beso francés la chica comenzaba a sentir sus piernas débiles, el chico noto esto y la levantó tomándola por las piernas y la llevo al mueble.

Antes de acostarla bajo el cierre de su vestido y la acomodó quedando él encima de ella, aparto los cabellos que caían por los hombros de la pequeña y empezó a besar suavemente por el yugular de la chica, la cual quito la chaqueta del pelinegro y escurrió sus manos de bajo de la franela sintiendo el abdomen bien marcado, Yuu bajo los besos hacia la clavícula donde dejó marcas rojizas que seguro no se borrarían con tanta facilidad.

Shinoa sentía su cuerpo excitarse no sabía si sería correcto seguir avanzando pero a medida que el chico bajaba las mangas del vestido y sus besos llegaban al inicio del esternón justo en medio de sus senos el placer iba aumentando y automáticamente empezó a levantar la camisa del chico el cual no se lo impidió facilitando que la chica se la quitara dejando desnudo su torso.

—Shinoa— Hizo que la pequeña lo mirara a los ojos.

—Si dime—

—No tiene que ser hoy—

La pelimorada poso su mano en la nuca del chico acercándolo y así poder depositar un corto beso.

—Yuu, confió en ti—

Aquellas palabras eran suficientes para entender, sería la primera vez para ambos, Yuu quitó el vestido a la pelimorada sutilmente, acarició los muslos de su pequeña sintiendo como se estremecía, desabrochó y quitó el sostén negro de encaje dejando ver los pequeños pero redondos y bien firmes senos de Shinoa los cuales pronto sería su paraíso, empezó a lamerlos haciendo que la chica soltara sus primeros gemidos audibles, los chupó, los masajeo, bajo por su abdomen dejando besos húmedos hasta encima de su ombligo, cuando se percato que Shinoa empezaba a masajear su miembro por encima de su pantalón.

—Shinoa— Gimió Yuu cuando Shinoa bajo el cierre —Espera—

Yuu se deshizo de su pantalón y boxer, así la pelimorada pudo acariciar el miembro de Yuu el cual se erectaba cada vez más, cuando sentía la sangre muy acumulada en su pene aparto las manos de Shinoa, no quería correrse aún, beso la frente de su chica, bajo a su nariz y luego a su boca donde depositó un tierno beso.

El rey de la salDonde viven las historias. Descúbrelo ahora