Capítulo 6: Pieza Clave.

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Eran cerca de las 06:00 horas de la mañana, el pelinegro nunca había deseado tanto que la hora avanzara tan rápido pero tampoco demasiado lenta, la inconformidad de las personas podría compararse con la ambición de sus corazones, tan infinita que es abrumadora pero esta bien ser inconforme por que después de todo esto nos permite superarnos sea para bien o para mal.

La estación del metro estaba forrada en penumbras, oscuro por la poca luz y frío por el invierno de Diciembre, pronto sería 31, Yuu fijó su vista al suelo soltando un suspiro viendo claramente su aliento mientras su mente recordaba cuando Mika, Akane y los demás niños comían guisado para prepararse a recibir otro año nuevo, las risas y las pequeñas voces finas de los infantes le sonaba en los oídos tan claro como los villancicos navideños de los que tanto se quejaba, inmerso en los recuerdos no sintió cuando la pelimorada bajaba las escaleras hacia la parada del metro.

Shinoa fijó su mirada en la espalda de Yuu le pareció extraño que su anormalidad no le avisara de su cercanía.

—¿Yuu?— Llamo Shinoa llegando al lado del más alto observando como estaba cabizbajo y sumergido en sus pensamientos —Yuu ¿En que piensas?— Esta vez tocando su antebrazo para ver si reaccionaba.

Entonces el de orbes esmeraldas dió un pequeño respingo en su sitio ante el repentino toque, abrió un poco sus ojos casi sorprendido volteando a ver Shinoa.

—Shinoa, perdón— Se disculpó en cuanto conecto mirada con la chica.

—¿Hm? ¿Por qué?— Ella ladeó ligeramente su cabeza confundida.

—No pude regalarte nada en pleno 24 siendo tú cumpleaños— Soltó de repente.

—¿En eso pensabas? Pensé que lo que hicimos...— Ella no terminó de decir nada porque pudo sentir las mejillas calentarse.

Inmediatamente Yuu captó el calor de Shinoa descubriendo a lo que se refería por lo que se sonrojo ante el claro momento de la unión de sus cuerpos por primera vez, él quería decir algo pero no quería ser torpe entonces el ruido del metro aproximándose rápidamente se escuchaba por el oscuro túnel, ambos mirando la dirección por donde vendría.

—Acabamos de terminar una guerra— Habló Shinoa sin dejar de mirar el túnel pero sabiendo que atrajo la mirada de Yuu hacia ella —En estos momentos intentamos recuperarnos así que no te preocupes por cosas como esas— Ella se volteó encontrándose con los ojos esmeraldas y le dedicó una sonrisa —Me basta con que me ames—

El metro hizo acto de presencia llegando por fin a la estación trayendo consigo una ráfaga de viento que alborotó el cabello de Yuu e hizo ondear el de Shinoa, cuando se detuvo el corazón del chico ya se encontraba latiendo fuerte envolviendo a Shinoa en un cálido abrazo aspirando fugazmente el olor a jazmín del cabello de Shinoa.

No necesitaron palabras para decirse lo mucho que se amaban, porque ellos podían transmitirse el sentimiento con un cálido abrazo, un suave beso, una dulce sonrisa, la conexión entre sus miradas esmeraldas y ámbar, un simple agarre de manos, ellos eran como las estrellas haciendo una bonita constelación.

—Hoy no llevas tu cinta morada— Habló Yuu sentado al lado de Shinoa dentro del metro ya en camino a la siguiente estación.

—Oh te diste cuenta— Shinoa llevo una mano a  la cebolla que se había hecho y amarrado con el mismo cabello en un trenzado alrededor, algo parecido a la de Sayuri, aún caían a cada costado parte de su cabello —En una misión me tocó llevar alimento a los que todavía no tienen un hogar, apareció un Jinete del Apocalipsis y en la pelea la cinta quedo destrozada—

—Shibuya esta sobre poblada, aquí ya no hay hogares para seguir brindando seguridad— Habló Yuu mirando un punto nulo dentro del metro.

Shinoa asintió. Mitsuba debía traer buenas noticias incluso con uno de veintitrés barrios especiales sería suficiente, al menos por ahora.

El rey de la salDonde viven las historias. Descúbrelo ahora