☆12☆

120 11 1
                                    


"Nunca había rogado por nada en mi vida, pero silenciosamente pedía que me dijera que me quería

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Nunca había rogado por nada en mi vida, pero silenciosamente pedía que me dijera que me quería. Que se preocupaba por mi, algo"

Mario Benedetti.

Días tras días pasaban y si no fuera porque me enteré por mi cuenta yo aún no supiera que...

Me cuesta decirlo.

He pasado en la casa de mi abuela estos últimos días. Yo la veo igual que siempre, alegre y tranquila, cómo si no tuviera nada.

Después del receso tuve que ir a mi siguiente clase, matemáticas—que no entendí ni la O por lo redondo—y la clase de arte.

Durante toda la clase de arte no me pude concentrarme bien para dibujar. Me salían puro garabatos y llegué a un punto donde me comenzó a doler la cabeza.

Al salir entré al baño de chicas y me arreglé un poco. Hoy no era mi día, me levanté tarde y no me dio tiempo de arreglarme bien, llegué tarde a la primera clase, y no pude concentrarme en nada.

Me acomodé la coleta del cabello y la franela celeste que tenia puesta con mis pantalones anchos y tenis.

De paso hoy mi mamá estaría ocupada al igual que mi papá, así que tendría que regresar a la casa de mi abuela sola.

¡Yei!

Stella ¡vamos para una parte hoy!—chilló Monica.

—¡Si! Vamos a visitar esa nueva cafetería, dicen que venden los mejores cafes—habló Amanda.

—También dicen que venden batidos divinos.

—Eh, no creo que pueda ir—contesté, las chicas pusieron un puchero—. Vayan ustedes y le toman foto a todo.

—Pero se supone que íbamos las tres.

—¿Por qué no puedes ir?—preguntó Amanda.

—No tengo ganas la verdad.

—A ti te pasa algo—dijo Monica, señalandome con el dedo—. Estas rara.

—Estoy cansada simplemente—mentí, no le habia contado sobre abuela.

—¿Segura? Monica tiene razón, estas distraída y rara últimamente.

—Sabes que puedes contar con nosotras, Stella.

—Siempre—aseguraron.

—Lo se chicas, no es nada.

—Bueno—Monica me echó una miradita, no me creyó por completo—. Me tengo que ir. Nos vemos mañana.

—Chao, Stella.

Y ambas se fueron.

Me ajuste mi mochila y también emprendí mi camino a casa.

Haría lo que fuera por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora