Capítulo 2: Charlemos con una taza de té

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Provincia de Gyeonggi, siglo XVIII.

El noble sonrió al hombre vestido en ropas extrañas, sonriendo mientras analizaba cada centímetro de su cara. Se veía como un hombre bien cuidado a comparación de los plebeyos de granja que había usado previamente como sus antídotos: tenía la piel pálida, facciones delicadas y su cabello se veía bien lavado. Claro, el olor y las ropas eran extrañas para él, pero nada que un baño y un cambio de ropa no pudieran arreglar.

Si fuera ignorante, pensaría que es el hijo de otro noble, y en ese caso estaría en problemas por el simple pensamiento de quererlo tener en su cama en ese instante. No obstante, la falta de modales, el estado desaliñado de sus ropas y la manera en la que se había desenvuelto hasta ese entonces lo traicionaban. Usaba lo que parecían ropas de plebeyo, a excepción de que sus pantalones eran un poco más ajustados y oscuros de lo que la gente del pueblo usaba. Su pecho estaba cubierto por una prenda blanca y sobre eso estaba una cosa horrorosa color gris cubriendo su ajuar. Era horrible, sin duda iba a quemarlo en cuanto tuviera la oportunidad.

― ¿Ayudarte? No, no puedo, yo necesito...

―Yo te ayudé a ti. Lo mínimo que puedes hacer es devolver el favor.

― ¿Qué? Pero...

―Si no recuerdo mal, tú eres el cobarde que entró corriendo a mi casa y lloraba como si fuera un bebé. Me has causado muchas inconveniencias, así que debes pagarme por ello.

Dan soltó un quejoso lamento, preocupado por lo que "pagar" podría significar para un hombre que tenía una espada colgando en su cintura. Pasó su mirada de la espada al rostro de aquel noble durante varias veces, pero el nombre de este era el que estaba atrapado en su cabeza: "Joo Jaekyung". Lo tenía en la punta de la lengua, pero no estaba seguro de cuando lo había escuchado. Mierda, quisiera tan siquiera recordar la mitad de la noche anterior, pero ahora lo único que tenía era un corazón que palpitaba con fuerza a pesar de que era un misterio si era por la persecución de hace unos minutos o por el miedo que le infundía aquel misterioso pero atractivo hombre.

― ¿Pagarte cómo?

Jaekyung sonrió, mirándolo con determinación en lo que seguía estudiándolo como a una pieza de pergamino.

―Seguro que no puedo hablar de eso con un invitado tan distinguido en medio del patio. ¿Qué te parece si lo charlamos con una taza de té?

A Dan le parecía confusa la repentina hospitalidad del hombre cuando hace tan solo unos minutos estaba amenazándolo con correrlo a patadas antes de que esos hombres hablaran de un "antídoto". Sí, era un fisioterapeuta, tal vez uno bueno, pero no lo suficiente para llamarse a sí mismo un "antídoto andante", pero, ¿Cómo podrían haberlo sabido? Nunca mencionó nada de su trabajo, solo que estaba perdido y que ocupaba llegar al hospital. Por un momento había pensado que estaba en medio de una elaborada producción de teatro hasta que la persecución por parte de los hombres nunca paró y ahora estaba aquí, en frente de un noble que estaba invitándolo a un té de medianoche. Silenciosamente asintió, mirando a otro lado mientras los nervios tomaban control de su cuerpo, ahogando un grito cuando el noble tomó su antebrazo de forma repentina y lo llevó a rastras a una habitación.

Esta habitación era grande, cubierta con los tonos terrestres de la madera mientras que las paredes, aunque delgadas, cumplían con su propósito de no dejar que nadie del exterior viera al interior. Había un biombo verde y beige cerca de la cama, quizá usado por el noble a la hora de cambiar sus ropas cuando fuera necesario. Una mesa pequeña cercana a la ventana y unas manchas de tinta seca podían apreciarse en el cuarto a pesar si se notaba que alguien las había tratado de limpiar. La luz hacía que todo se viera a detalle, a pesar de ser proveniente de lámparas y velas, sobre todo con el apoyo de la luna llena.

Amor Atemporal || Jinx (Manhwa) || TRADUCCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora