(Tienes una pesadilla y ellos están allí o te escuchan.)
ㅤ SANJI Aún hay veces en las que sigue despertando de pesadillas, así que no necesita preguntar qué te ocurre cuando te despiertas una noche exaltada y llorando. Te rodea con sus brazos tumbándote en su pecho volviéndose a recostar en la cama, acariciando tu espalda en movimientos relajantes.
“Shh, estoy aquí. Estás bien. Todo está bien. Te quiero.”
Se queda velando por tu sueño hasta que te duermes en su pecho. Es tu ángel guardián, arrullándote con su suave voz y sus halagos en cascada. No va a agobiarte para que le digas qué ocurrió, pero te escuchará con atención si decides contarle. Siempre apoyándote y calmando tus sentimientos abrumados tras el movido sueño.
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BUGGY Buggy se cayó de un salto de la cama que compartíais cuando gritaste. Se arrodilló junto a la cama dispuesto a gruñirte por haber hecho tal estupidez cuando vio tu estado. Su semblante enfadado dió paso a uno lleno de preocupación mientras encendía la luz, viendo tus mejillas mojadas en lágrimas y todo tu cuerpo temblar.
“Hey, hey, tranquila, pequeña. ¿Estás bien? ¿Qué ha ocurrido?”
Se deslizó casi de un salto a la cama, aferrándose a tu cuerpo en un abrazo de oso apartando el pelo de tu rostro. Dejaba pequeños besos en tus labios mientras limpiaba tus lágrimas, prometiéndote que te protegería de cualquier cosa. Era el gran Capitán Buggy. Incluso te hizo reír con algún comentario sarcástico y broma subida de tono. Al final, pudiste volver a dormir con un Buggy pegado a tí que se negaba a soltarte.
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ZORO Su sueño era bastante ligero, y que te removieses en la cama tanto no ayudó a su descanso. Abrió los ojos, viendo tus muecas, parecías estar luchando contra algo o alguien mientras te retorcías y balbuceabas palabras que no lograba entender. Una de sus manos se posó en su brazo más cercano, frotándolo con la mejor gentileza que pudo para despertarte.
“Tranquila, ya está. Solo era una pesadilla.”
Dejó un beso en tu frente, rodeando con sus fuertes brazos tu cintura para acercarte a él, como si de tenerte cerca pudiese luchar contra tus demonios para que no molestasen en tus sueños. Curiosamente, funcionó. Escuchar su rítmico latido de corazón y su calmada respiración te dió paz y te dejó dormir sin pesadillas.
