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ALISHA.

Willow saltó a mis brazos tan pronto como crucé la puerta. Observé a mi alrededor, sonriendo al ver como se las había ingeniado para subir a la mesa, tumbar el florero y después jugar con las flores, dejando pétalos por todo el suelo.

—Eres un chico malo, ¿no? —bromeé acariciando su cabeza—, déjame darme una ducha y después saldremos a correr, ¿qué te parece?

Ladró en respuesta mientras daba vueltas por todo el lugar. Me dispuse a limpiar el piso antes de ir a mi habitación, sacar ropa limpia y meterme a la bañera.

Decidí escribirle a Sasha solo para saludarla. No pasaron más de cinco segundos cuando ella respondió.

"¿De vuelta en la ciudad?"

Jugué con las burbujas mientras decidía si era buena idea contarle. Quiero decir, una vez que alguien más lo sepa, será real y no habrá marcha atrás.

Sumergí mi cabeza en el agua. Cuando salí, el cabello se adhería a mi piel como el calor de las manos de Taylor cuando me sujetó el otro día.

"Creo que me gusta Taylor"

Presioné el botón de enviar y esperé. Los puntos aparecieron y desaparecieron un par de veces hasta que recibí una videollamada por parte de ella.

Subí mis rodillas hasta mi pecho para cubrirme. Acepté, cuidando que solo saliera mi cara, pero ella no estaba prestando atención a mi cuerpo.

Me miraba tan horrorizada que estoy segura ni siquiera se percató de mi aspecto.

Tu... ¿qué? —preguntó en un chillido. Me encogí de hombros sin darle mucho intereses.

Bueno, fue un fin de semana largo.

—Literalmente pasaron poco más de veinticuatro horas juntas.

—Suficiente para que cayera a sus pies —bromeé. Sasha me observó a detalle, aunque no lucía sorprendida; después de todo, yo le mensajeé durante todo el viaje.

Bueno, hizo que todo el mundo saliera del Harrods solo para estar contigo, era inevitable que te enamoraras.

—No creo que sean sus acciones lo que me hizo sentir mariposas. Creo que es más bien... su forma de ser —murmuro avergonzada—, como me hace reír y como confío en ella a pesar de la historia que nos rodea.

La historia, ¿eh? —insinúa. Pongo los ojos en blanco.

—¿Vas a ayudarme o no?

Tu no necesitas ayuda, ella ya te adora. Necesitas ser muy boba para no verlo.

Pienso un poco en sus palabras. Taylor había mencionado que hacía esas cosas por sus amigas, pero creo que sus gestos ya llegaron al lado romántico. ¿O tal vez estoy viendo señales donde no las hay?

—¿Y si te equivocas? ¿Y si intento algo y resulta que no me ve de esa forma y la amistad se arruina?

—¿Y si dejas de ser tan pesimista y aceptas la realidad?

Escucho como suena el timbre, arrebatándome las palabras.

Tengo que irme, alguien está tocando mi puerta.

—¿Te imaginas que sea ella? —sonríe con amplitud. Me sonrojo, aunque no entiendo porqué. Las posibilidades son bajísimas.

Si, claro —suelto con sarcasmo. Cuelgo la llamada y me apresuro a salir de la tina, enrollo mi cabello en una toalla y me coloco una bata.

Delicate || T. SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora