Delicate || T. S

18

Alisha.

Una de sus manos peinó mi cabello mientras utilizaba la otra para recargar su cabeza. Estábamos sobre el colchón; de hecho ya llevábamos más de tres horas despiertas pero ninguna parecía tener planes de moverse.

—¿Tienes planeada alguna otra audición? —preguntó, pero mis palabras se esfumaron cuando volvió a besarme el cuello.

—No lo sé... Sasha no me ha dicho nada —susurré. Continuó con el recorrido de besos hasta llegar a mi estómago.

—¿Cómo es que no te has cansado? —bromeé. Ella se rió ligeramente y regresó a mi lado justo cuando el timbre sonó.

—Yo iré —dijo, antes de que pensara en moverme—, tienes marcas por todas partes.

La vi levantarse, tomar una de mis batas y salir de la habitación con toda la confianza del mundo. Me senté en la cama, sentía la piel sudorosa y seguro mi cabello estaba hecho un desastre, pero a Taylor no parecía importarle mi aspecto. En estos momentos lo último en lo que piensa es en mi aspecto, eso es seguro.

Mi sonrisa creció más cuando escuché unas pisadas por el pasillo, de pronto Willow entró corriendo a la habitación, mordió el vestido que estaba en el piso y de nuevo volvió a salir corriendo.

—Tiene mucha energía —dijo Taylor, sentándose a mi lado.

—Igual que tú —le guiñé un ojo y ella se ruborizó visiblemente—, ¿de verdad te pondrás tímida? Porque hace unos segundos tenías el rostro enterrado en mis...

Me interrumpió con un largo beso que por supuesto correspondí. Aunque mis músculos estaban adoloridos, no protesté cuando me empujó hacia atrás y se cernió sobre mi, apoyando su peso al colocar sus brazos a mi lado.

—Por mucho que desee tenerte en la habitación todo el día, tienes que comer. Mañana debes ir a una sesión, ¿lo recuerdas?

Hice una cara de fastidio y le robé un pequeño beso que le sacó una sonrisa. Acaricié su cabello y después lo coloqué detrás de su oreja para que no estorbara al darle otro beso, que correspondió sin peros.

—De verdad, Alisha —susurró al separarse—, trabajo —repitió.

Rodé los ojos y obedecí.

—¿Qué dijo Ryle? —pregunté al ponerme de pie y comenzar a buscar ropa limpia para ambas.

—Que las paredes son delgadas —soltó, volviéndose a sonrojar con intensidad. Estoy segura que yo también me sonrojé.

—No puede quejarse, el siempre tiene visitas.

—Tal vez deberíamos ir a mi casa la próxima vez —soltó nerviosa. Nunca he estado en su casa.

—¿Y Willow?

—¿Qué hay con el?

—¿Tus gatos...?

—No pasa nada. Normalmente están con mi madre, pero podemos presentarlos para que comiencen a convivir.

—¿Tus gatos y mi perro o tu madre y tu novia?

Taylor soltó una carcajada y caminó hasta mi para abrazarme y dejar un beso en mi frente.

—¿Novia? —preguntó, con sus brazos serpenteando por mi cintura. Me encogí de hombros nerviosa y fingí prestarle atención a la ropa que estaba sacando.

Estoy cien por ciento segura que ella quiere que seamos novias pero supongo que aún mantiene sus planes de "algo grande".

—Bien, seremos novias, pero aún tendremos esa cita de la que te hablé —dijo, apretando su agarre en mi. Me giré para pasar un brazo por su cuello y besarla con más intensidad, pero de nuevo se separó.