El juego del hada malvada

Capítulo 32. Líder

Narra Lía Tamis.

Justo antes de encontrar al pobre y desafortunado extra.

Escucho las palabras de todos de adoración y trato de mantener bajo control mis emociones, afortunadamente no siento el rostro caliente, convertirme en una deidad no estaba dentro de mis planes, nunca me he considerado alguien fantasiosa como para añorar algo como esto, en realidad mi felicidad es por algo un tanto más específico. Escucho sus cánticos con una dicha inexplicable, consciente de lo que había perdido en mi anterior vida, pase gran parte de mi vida sintiéndome basura por haber perdido la capacidad de escuchar, leía todo lo que podía para superar la tristeza que tocaba a mi puerta todos los días.

Es duro vivir con algún tipo de discapacidad, pero es peor que tu familia te deje en claro que por eso eres una vergüenza.

Mi familia siempre vivió de las apariencias, los lujosos carros, los viajes y las casas que según adquirían para exploté, de niña siempre había tenido las comodidades necesarias, pero en cuanto exploté su burbuja de perfección fui rápidamente reemplazada por mi hermana.

Al principio, me dolió bastante su indiferencia al punto que quise terminar con mi vida varias veces, pero al pasar el tiempo y conocer a nuevas personas me di cuenta que la familia no siempre era de sangre. Después de muchos años incluso llegue a agradecerles que me quitaran el peso de tener que ser la niñita perfecta y les desee lo mejor.

Nunca volví a verlos luego de eso jamás supe si se arrepintieron por lo que me hicieron, lo más seguro es que ni siquiera se dieron cuenta de que había dejado ese mundo para siempre.

Pero de nuevo, me sentí agradecida por ello, de haber tenido al menos el mas mínimo afecto por parte de ellos habría querido irme de este sitio, me sentiría molesta con mi situación, incluso podría haber causado más daño que bien en este lugar.

Y lo que menos quiero es dañar mi nuevo hogar.

Siento como mis labios se elevan, estoy a punto de carcajearme por la alegría de no sentir ningún arrepentimiento ni deseo de regresar a ese lugar, incluso mi nombre se ha perdido casi por completo en el charco de fragmentos que aún me quedan de mi antigua vida.

"bendita sea la diosa que bajo del cielo cubierta de luz"—escucho sus voces y no puedo evitar sentirme apenada, al parecer mis emociones humanas regresaban poco a poco.

—Creo que ya fue suficiente por el momento. — les digo e ignoro la sonrisa burlona de aquel dios fastidioso.

—Han pasado tres meses, mi señora—Replica de repente Aeon. —Por favor, permítanos cantar para usted un poco más.

—No hay mucho tiempo para eso, Aeon — me muevo un poco tratando de liberar tensión de mi espalda donde han crecido un par de alas. — Debemos movernos, Tharlis no se quedará quieto por mucho tiempo; en cuanto se den cuenta de que no existe peligro en el valle, vendrán a cazarnos.

—Majestad, no tenemos seguridad de que eso ocurrirá pronto y, aunque lo hicieran, no serían nada comparados a nuestra fuerza — interrumpió Lion.

—Los nobles se unirán e intentarán llevar ante la reina alguna criatura de dentro del valle. La situación actual no solo debilita el país, sino que producirá el pánico en todo el continente. Y con respecto a que no son nada contra nosotros, realmente no quiero que jóvenes, mujeres y ancianos sin experiencia de lucha peleen contra su propia gente — miro a todos los transformados por la sombra.

—Aunque hayan cambiado, siguen siendo parte de este lugar. Nunca les pediría que lucharan contra ellos. ¿Qué pasaría si se encuentran con un viejo amigo o con algún familiar de otro pueblo? — Las expresiones sorprendidas de algunos me confunden por un momento. Parece que algunos están a punto de volver a cantar, pero les detengo levantando la mano. "Por favor, no me hagan sentir más avergonzada. Tampoco es para tanto". Las expresiones sorprendidas de algunos me confunden por un momento, parece que algunos están a punto de volver a cantar, pero les detengo levantado la mano.