"En la eterna sombra se encuentran nuestros miedos, pero también el valor de hacerles frente, se encuentra nuestro anhelo, pero también la desesperanza.
Antes de que todo se creara ya existía la oscuridad, el eterno silencio, cuando todo termine seguirá existiendo y cuando todo vuelva a comenzar seguirá dando indicios de su existencia en lo profundo del alma humana"
El silencio fue lo primero que notó Lía mientras iba abriendo los ojos, aún estaba dentro de la sombra, sin embargo, era la primera vez que verdaderamente sentía que estaba en un lugar desconocido, por primera vez desde que había llegado a aquel mundo sentía algo más que desconcierto, su corazón que hasta ese momento había permanecido callado latía muy rápido, puso su mano en su pecho intrigada.
—Hola otra vez, —escuchó que alguien hablaba.
—Hola, —sonrió Lía al hada.
—¿Crees que Theaorlis nos deje terminar de hablar?
—¿Quién? — preguntó Lía desconcertada. El hada soltó una risita.
—El dios que se estaba dando un festín con tu alma.
—Si no lo hace lo volveré a golpear.
—Por favor hazlo, siempre está causando problemas.
—¿Quién le dio el título de dios?
—Alguien igual de raro a él, pero como sea, no te llame para hablar de él.
—Entonces para que me has llamado aquí.
—Necesitas saber para qué estás aquí.
—Creo que me gustaría primero saber cómo es que llegue aquí si no te molesta.
—Eres impaciente.
—Bastante, su majestad Meg Fay gran reina malvada del reino Tharlis.—Contesto haciendo una reverencia.
Una suave risa resonó en el espacio mientras un suave tono dorado iba tomando protagonismo en la sombra, las luces tomaron diferentes formas instrumentos, una mesa y dos sillas. El maná del lugar se estiraba y transformaba en aquello que amabas mujeres querían.
—¿Recuerdas que cuando nos conocimos te dije que te encontrabas en un juicio?
—Sí, lo recuerdo, lo repetiste bastante, además sé que tomaste algo de mi durante el proceso.
—Este mundo, al igual que el tuyo, se rige por vibraciones, solo que la experimentan de maneras más... como decirlo...
—Como sea más fácil de entender. — Murmuró Lía.
—Bueno creo que será más fácil de comprender si lo explico desde el principio. — La chica sonriente agito su mano y luces comenzaron a aparecer, como suaves ondas que se agitan sobre la superficie del agua. —Como dije antes cada mundo tiene una vibración, una canción si así es más sencillo de entender y existen leyes que someten o impulsan estas vibraciones, tu anterior mundo se rige por la ley del orden, por lo tanto, la magia es un concepto ficticio, pero aquí donde las leyes son más flexibles coexiste la ciencia y la magia, así como el magnetismo o la fuerza Statera.
—¿Y eso es...?
—Equilibrio, un punto medio en que ambas fuerzas se unen y crean o rompen las leyes, también crean materia.
—Asumo que eso fue lo que me trajo aquí.
—Más o menos, —contestó Meg Fay. —No te impacientes, pequeña. —Se burló Meg.
—Donde hay orden hay caos, ambas son fuerzas opuestas que van juntas siempre, por eso se permite el uso limitado de la magia en tu mundo, cuando algunos entran en estado Statera.
—Es decir... nacen seres capaces de usar esta fuerza. —El hada negó a las palabras de Lía.
—Ese tipo de seres no nacen, se hacen, para usar ese poder es necesario entrar en un estado muy específico al cual se llega solo a través de un juicio inmortal y siendo beneficiado por una Ley.
—Espera, — Lía detuvo al hada saltarina. —Dijiste una ley, ¿hay más?
—Que yo conozca cuatro, pero según las leyendas existen siete, puede que existan muchas más, —respondió el hada a la sorprendida chica. —Se llegó a creer había muchas más por los nombres que los primeros hombres le pusieron a las antiguas escrituras.
—¿Qué nombre, Meg?
—Los 7 maleficios eternos, hechizos de eternidad, fuerzas eternas son muchos los nombres que tienen y son aburridos de recordar, — la chica hizo un puchero. —Hubo un tiempo en que se les conoció como las siete leyes inmortales.
—Entonces...— comenzó a decir Lía después de procesar la información, —según lo que dices, las leyes impulsan o someten las vibraciones...— El hada comenzó a asentir de forma rápida y alegre.
—Pero no entiendo que tiene que ver eso con que yo...—Lía se detuvo y observo detenidamente las ondas que se creaban con cada paso que daba, parecía insignificante, pero había pequeñas diferencias entre las ondas del hada y las de sus propios pasos, —el alma también tiene su propia vibración. —Murmuró.
—La captas rápido, para ser precisos el sonido de tu alma atrajo la atención de alguien capaz de manejar la ley del orden, creó suficiente caos como para hacer una fisura y eso te trajo ante un juez y un testigo.
—¿Qué quieres decir? — preguntó intrigada.
—Por la fuerza de tu alma, asumo que fuiste juzgada y se te acogió en este mundo por la primera ley. —Meg sonrió. —Ahora eres prácticamente un dios, al menos según la ley que te trajo.
—Hay algo que no entiendo, Meg. — Lía tomo la mano del hada que parecía querer volver a dar vueltas en el lugar. —Si se supone son conjuros para convertirte en un Dios, ¿no deberían ser llamados de esa forma? ¿Qué tendría que ver con leyes? ¿Y cómo se hace este juicio?
—Bueno...cuando se realiza suceden varios acontecimientos inquietantes, hay una ceremonia en la cual se revisa los recuerdos del alma y se le lee sus principios inquebrantables, que su propia alma ha diseñado para que las vibraciones de su interior se mantengan o evolucionen, para que la persona que desea ser una deidad no vaya a perjudicar a otros, se llama a testigos del alma, ellos serán quienes hablen a favor, así mismo, se llama a Ego para que tome una posición y de acuerdo a su naturaleza el juez toma una decisión.
—No recuerdo exactamente quién le puso el nombre, pero si estoy bastante segura de que era alguien importante.
—¿Cómo estás tan segura?
—¿Quién más le pondría el nombre de ley a unritual tan extravagante, si no es un ser superior?—El hada volvió a dar vueltassin parar.
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El juego del hada malvada
FantasyDe haber sabido que terminaría en el ultimo libro que leí, habría puesto más atención en mi lectura nocturna, aparentemente morí y desperté en el libro que leía en la noche, que resultó ser uno de fantasía, con nada de romance, mucha guerra y destru...