Capítulo 21. Cuerpo

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Completamente molesta Lía levanto una de sus alas en un intento de golpear con su maná a la deidad, pero fue completamente inmovilizada por la fuerza de cierto espectro que estaba narrando sus problemas amorosos.

—Tranquilízate, Lía.

—¡Déjame! — Grito el hada con sus pocas fuerzas. —Está quitándome fuerza ¡Solo es un parasito!

—Está tratando de ayudarte, —objetó el espectro.

—No es cierto, solo roba parte de mí.

—Te dije que ella no lo entendería, Gael.

Se escuchó un suspiro en el espacio que compartían aquellos tres seres.

—Estoy seguro de que tiene una buena razón, la chica con la que hable hace unos momentos no sería tan irrazonable.

Entre la discusión Lía recupero un poco de consciencia y como pudo tomo la mano del espectro para que la mirara, —no confíes en eso. — Dijo con dificultad.

El mundo titilo frente a los ojos del hada. —Él estaba alimentándose de mis recuerdos.

El mundo se oscureció completamente para la pequeña Hada.

—Eso...no es...cierto— escucho que alguien le hablaba mientras perdía la conciencia Lía sentía que todo su cuerpo se agitaba, algo estaba sucediendo en su interior mientras era tomada en las manos de la deidad de tinta. Su interior estaba siendo cambiado, su alma y cuerpo se fusionaban lentamente.

—Él está tratando de que este mundo te acepte— Fue lo último que escucho en medio de la oscuridad.

Resultaba paradójico que las sombras, la magia que había destruido y transformado a miles de personas en monstruos, fuera la misma que había invocado a una chica sorda, con alma fragmentada y con un corazón deseoso de amor. No había forma de explicar tal suceso, entre todos los seres que habían leído ese libro, se había escogido a una niña indefensa y aparentemente débil.

En otras circunstancias, eso significaría la peor de las suertes, dejar amigos, el mundo que conocías y toda una vida podía inducir a la locura, sin embargo, para aquella chica la historia describía al mundo como una sinfonía preciosa que no siempre todo podía ser alegre, pero aun así existir la generosidad, el heroísmo y la aventura.

Y eso, de forma extraña, le daba esperanza.

Antes de abrir los ojos en la oscuridad Lía tenía eso claro, aquel mundo no era perfecto, no era real, de hecho, era cruel, egoísta e impredecible, pero era poderosamente mágico y hermoso. Cosa que le hizo quedarse hasta las últimas páginas, aun cuando no fuese lo que esperaba.

El mundo que tocaba sus pies era falso y poco entendible para su mente humana, por lo tanto, para aquel mundo que la había recibo, era igualmente, una criatura falsa o inaceptable. Siendo más precisos, el mundo que ella creía la había llamado en realidad no la reconocía como parte de él, sino que, la veía como un parasito lo cual ponía en grandes problemas a su alma humana que llevaba poco adaptándose al cuerpo del hada.

La eterna oscuridad que rodeaba todo el valle se aferró a ella, abrazando su naturaleza, dándole una oportunidad para que el mundo de tinta lograra comprender a la deidad que había nacido en aquel reino. Sin que Lía lo supiera, se estaba llevando a cabo una guerra por la existencia de su alma en aquel cuerpo.

Había un gran problema con el deseo de la oscuridad de adoptar aquella niña, la fuerza inmaterial que se había liberado en aquel valle, poco o nada sabía sobre la compleja naturaleza humana, por tal razón, en cuanto sintió a la deidad antigua le pidió que ayudara a equilibrar la fuerza primaria en el interior de la chica.

Poco se imaginaban ambos, tanto la deidad como la sombra, que Lía reaccionaria de forma violenta.

El dios de tinta tomaba recuerdos menos importantes, de forma que no pudiera afectarse su personalidad, en el proceso trataba de crear un enlace especial para que su alma conectara a los vestigios que había dejado atrás la malvada hada del final de la historia, los estallidos de maná que venían del cuerpo en el suelo se hacían cada vez más intensos, colores nunca antes vistos iluminaban todo, anunciando el éxito de la fusión de una parte de Lía con el hada.

La lucha de luces y sombras hizo temblar al espectro que servía como testigo de la magia que estaba tomando total protagonismo en la escena; el fuego tomaba consciencia y llegaba por orden de la deidad. Aturdido, quemó todo lo flamable en la mente de la chica, deseos, decepciones, pensamientos invasivos que la habían forjado de la forma en la que era en su anterior vida, todo cuanto le producía temor, se convertía en cenizas. Luego, fue el turno del agua con gran fuerza lleno su interior sacando a flote su verdadera naturaleza, la apariencia del hada cambio lentamente, su belleza abrumadora cambio desapareció casi por completo, dejando facciones más suaves una imagen delicada y juvenil apareció frente a sus espectadores.

Una mezcla más humana entre su apariencia anterior y la que describía en el libro del hada.

—Parece que el mundo la está aceptando. —Murmuró Gael.

—Estoy escuchando claramente como este mundo la insulta por todo el poder que se está utilizando en ella. — Respondió la deidad. —Este mundo nunca llegara a aceptarla por completo, los elementos me obedecen porque fui yo quien ayudo a forjar parte de las leyes físicas de este mundo, pero ella. —Dijo señalando el cuerpo inconsciente de Lía. —No ha sido muy amable conmigo desde que llegó, no entienden porque les ordeno ayudarla.

—Quizá si no la hubieras acosado...

—No hubiera sido divertido llegar con una presentación normal.

—No hubiera sido divertido llegar con una presentación normal

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El juego del hada malvadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora