XXI. Louisse

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Miércoles 08 de junio de 2016.

7:45 pm.

Londres, Inglaterra.

Bajo del auto sin esperar a que Edward o los demás guardias se acerquen a abrir la puerta y comienzo a caminar hacía la entrada del palacio donde mis padres se encuentran de pie mirándome.

— ¿Qué tal el vuelo amor? — dice mamá con una sonrisa.

— Por desgracia no se cayó el avión — digo mientras subo las escaleras.

— Ve a alistarte, te organizamos una cena de bienvenida — dice papá demandante.

— Estupendo — digo cortante sin siquiera voltear a verlo ni detenerme un solo segundo.

— Louisse — dice con voz grave y me giro a verlo con desinterés — el teléfono — dice extendiendo su mano.

— Debes estar bromeando — digo frunciendo el ceño molesta y volteo a ver a mamá quien solo baja la cabeza, me acerco a él y pongo bruscamente el teléfono en su mano — ¿quieres la clave también? — preguntó sarcástica.

— Ya basta Louisse — dice molesto.

Ruedo los ojos y me aparto dejando que hable solo, entro al palacio y veo como la servidumbre comienza a hacer reverencias conforme voy pasando, para por fin entrar en mi habitación y cerrar la puerta con llave.

...

Después de unos minutos finalmente me levanto de la cama y me acerco al armario a tomar el vestido que me han dejado para usar esta noche. Escucho como alguien golpea a mi puerta y suelto un suspiro pesado.

— No quiero ver a nadie — digo alzando la voz lo suficiente para que pueda escucharme quien este afuera. Pero comienza a golpear insistente — dije que no quiero ver a nadie — digo mientras abro la puerta.

— ¿Ni siquiera a mí? — dice sonriendo mientras posa sus ojos verde oliva en mí que resaltan tanto gracias a su piel morena clara, lleva su cabello de color negro atado en un pequeño chongo mientras caen delicados mechones largos por su frente.

— ¡Nicholas! — chilló emocionada mientras le doy un abrazo al cuál responde de inmediato.

— ¿Cómo estás? — dice mientras nos separamos.

— Pues estoy respirando — digo divertida mientras cierro la puerta.

— Me alegra que hayas vuelto, te extrañe bastante — dice tomando una de mis manos mientras me ve con una sonrisa. Por un momento olvide pensar en lo mucho que le pudo afectar que me fuera a Corea del Sur, digo, realmente solo nos tenemos a nosotros dentro de este mundo.

— No me mandaste ningún mensaje, y tampoco llamaste — digo haciendo un puchero.

— Creía que querías olvidarte de todo esto por un rato, hasta de mi — dice divertido.

— Jamás voy a querer olvidarme de ti — digo dando un manotazo en su hombro haciéndolo soltar una risita, la cual se borra al escuchar como llaman a la puerta y rápidamente suelta mi mano.

— Amor, ya tienes que arreglarte, la gente está llegando — dice mamá entrando a la habitación.

— Bien — digo mirándola mal.

— Dejaré que te prepares — dice Nicholas — te veo abajo — sonríe para después dar un beso en mi mejilla y salir de la habitación.

— Se ve muy lindo, ¿no crees? — dice mamá.

— Debo arreglarme, ¿puedes dejarme sola? — digo señalando la puerta a lo que solo asiente y se marcha.

8:50 pm.

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