XXXVII. Louisse

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Viernes 26 de agosto.

12:30 am.

Londres, Inglaterra.

El dia de hoy, este bello ser está cumpliendo diecinueve años respirando, me hubiera gustado poder pasar este cumpleaños con los chicos (quienes, por cierto, no me han felicitado, pero no los culpo porqué jamás les conté que día era mi cumpleaños), pero para mi suerte volveremos a Corea el dia de mañana, así que tendré que pasarlo aquí y resignarme a tener una gran cena con cientos de personas que no conozco y que no tienen ni una pizca de interés en que sea mi cumpleaños.

Mamá ha organizado un almuerzo invitando a Nicholas y al Duque Archivald (su padre) como acostumbra a hacer en todos mis cumpleaños ya que sabe que Nicholas es la única persona que realmente me importa en la nobleza, y bueno, hacia el Duque no tengo tengo ni un gramo de aprecio, pero tampoco tengo la opción valida de pedirle que no venga.

Se preguntaran, ¿por que tanto desprecio por el Duque?.

Desde que tengo memoria, he sabido de sus maltratos hacia Nicholas, tanto verbales como físicos en algunas ocasiones, vi a Nicholas llorar tantas veces por su culpa a tal grado de poder notar que su padre le aterraba, le daban crisis de ansiedad con tan solo darse cuenta de que estaba haciendo algo mal y pensar en que su padre se daría cuenta. Durante muchos años Nicholas me contó toda esta situación desesperado por no saber que hacer y con la constante preocupación de decepcionar a su padre, si bien nunca me dijo las cosas que él le decía con exactitud, puedo imaginar que eran cosas terribles para lograr ponerlo en ese grado de vulnerabilidad. No fue hasta hace un par de años, que la actitud de ambos cambió repentinamente, parecía que la convivencia había mejorado o al menos eso me decía Nicholas, me juro que su padre ya no podía intimidarlo más, pero aún puedo notar ese nerviosismo en su mirada cuando esta cerca de él, incluso cuando esta cerca de mi padre, pero siempre me ha dicho que es por la figura imponente de ambos, la cual ha hecho bajar la mirada a mas de uno, incluyéndome.

A pesar de todas las cosas malas que le pasaban constantemente, siempre estaba para mi cuando yo estaba mal, aunque sus problemas superaran a los mios por montones, siempre trataba de mantener una sonrisa en mi rostro y mostrarme una de vuelta a pesar de que le costara hacerlo, y como saben, sus visitas constantes al palacio nunca han parado, y aunque el dice que es porque realmente quiere verme, yo se que es un escape a su realidad y para ser honestas, tenerlo aquí me ayuda escapar de la mía también.

Y me alegra realmente que ahora ambos podamos tener ese momento de paz cuando volvamos a KIUS.

— Bueno — dice papá llamando la atención de todos desde su lugar en el comedor después de hayamos terminado de comer — ¿que les parece si salen a dar un paseo? — dice mirándonos a Nicholas y a mi con una sonrisa.

— ¿Al jardín? — pregunto mirándolo aburrida haciendo que mamá me de una mirada de desaprobación.

— A la ciudad — responde riendo.

— ¿Qué? — preguntó asombrada, me giro a ver a Nicholas quien solo tiene sus ojos puestos en mi padre con cierto toque de preocupación.

— Es tu cumpleaños, se que no querrás una cena como siempre, así que salgan a dar un paseo, claro esta, con supervisión de Edward— sonríe.

— ¿De verdad? — sonrió sin poder creerlo.

— No hace falta, podemos quedarnos aquí — dice Nicholas mirándome nervioso.

— ¿De qué hablas? — rio — siempre quisimos esto.

— No necesitamos salir hoy, mañana nos iremos a Corea, pasemos nuestro último día en Londres aquí, como siempre — insiste forzando una sonrisa.

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