I. Louisse

22 4 12
                                    

1:45 pm

A cada paso que doy KIUS parece más un sueño, sé que para alguno de ustedes la universidad no sea algo que asombre como para observarla con tanta admiración, pero para mí de verdad es algo que jamás pensé conocer físicamente, sin mencionar que el campus es precioso, todo a su alrededor se encuentra repleto de hermosos cerezos, definitivamente parece un sueño.

Y sé que pensarás "eres una princesa, no necesitas una carrera universitaria, tu vida está resuelta", pero no hago esto solo por el hecho de tener un certificado académico, lo hago porque quiero recuperar todo el tiempo que perdí con los tutores, es mi última oportunidad, después de la universidad no hay nada igual, y yo necesito vivir esta experiencia.

Repentinamente soy sacada de mis pensamientos al sentir como algo se estrella en mi hombro logrando que pierda el equilibrio.

— Discúlpame — escuchó la voz de un chico mientras siento como me toma por los hombros tratando de reincorporarme antes de que pueda caer al suelo, pero es detenido por Edward una vez que hago contacto visual con él.

— Está bien — digo haciendo una seña para que Edward se aparte — no ha pasado nada — digo en dirección al chico, quien se encuentra mirándome fijamente a los ojos con una expresión que provoca que mis mejillas se sientan levemente calientes.

— De verdad lo siento — dice sin apartar su mirada de mis ojos — yo no sé cómo no te vi — sonríe dejando que se marque un delicado hoyuelo en su mejilla.

— Esta bien, no pasa nada, enserio — sonrió tratando de evitar su mirada, ¿por qué me pone tan nerviosa?.

— Bueno, con permiso, me están esperando — dice haciendo una reverencia que me saca de mi nerviosismo, por un momento olvidé que aquí se hacían reverencias constantemente.

Veo como se aleja y voltea un par de veces a mirarme con una sonrisa en su rostro, es demasiado lindo.

¿Pero qué cosas dices Louisse? Apenas vas llegando y ya te ha atraído alguien, bueno, eso pasa por mantenerme encerrada tanto tiempo.

— Espere un segundo alteza, preguntaré a un docente cuál es el edificio donde está su dormitorio — mis pensamientos son interrumpidos por la voz de Edward, quien se acerca a dejar mi equipaje a mi lado.

— O podría preguntarle a un alumno — digo mirando a los chicos que pasan a mi alrededor con desinterés.

— No se preocupe, yo lo haré, es mi trabajo —dice nervioso tratando de convencerme de que me quede justo donde estoy.

— Tu trabajo es llevarme a donde quiera y cuidar que no me hagan daño, soy lo suficientemente grande como para pedir una indicación yo sola — le entrego mi bolso y miro a las personas a mi alrededor tratando de encontrar a alguien de aspecto amable.

A lo lejos logro ver a un chico con ropa bastante colorida para mi gusto, junto a otro chico que va vestido completamente de color negro, ambos se encuentran parados debajo de la sombra de un árbol mientras hojean con mucha atención una carpeta. Puede que no sea buena idea que los interrumpa, pero si algo he aprendido de las películas juveniles, es que no es buena idea que me acerqué a una chica a pedir ayuda, podría enviarme al dormitorio de hombres, lanzarme algo a la ropa, o al cabello, podría hasta tirarme pintura roja encima como lo hicieron con Carrie, o simplemente podría ignorarme, en cualquier caso, prefiero evitarlo y preguntar a un chico que con solo un mal movimiento Edward ya lo tendría contra el suelo.

— Hola — digo con una sonrisa mientras me detengo frente a ellos, me siento extremadamente nerviosa, es la primera vez que inició una conversación con un extraño.

SerendipityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora