Introducción: Louisse

30 3 29
                                    

Hola, mi nombre es Louisse De la Valliere, tengo dieciocho años y soy la princesa heredera al trono de Inglaterra.

Aunque la vida de la nobleza para muchos sea una ilusión que quisieran vivir, para mi es una cárcel, toda mi vida la he vivido encerrada en el palacio, con las mucamas atentas a cualquier petición que pueda tener, y un hombre vigilando a todo ser viviente que se acerque a mi o que siquiera se atreva a mirarme.

Mis padres viven corrigiendo cada una de mis acciones y vestimenta para no dañar el apellido de la familia, tanta es su obsesión por tenerme en la mira, que, a mi anillo distintivo, que solo debería servir para hacer alusión a que soy una noble, tiene un chip incrustado para que mis padres puedan rastrearme en caso de "emergencia", aunque realmente no creo que sea necesario si no salgo de aquí.

Jamás he pisado una escuela, he concluido mis estudios desde preescolar hasta preparatoria con distintos tutores que vienen al palacio y he podido obtener mis certificados por medio de exámenes en línea, lo único que me ha salvado de mis días rutinarios, son las clases de artes marciales mixtas que papá insiste en que debo tomar por si algo pasa y por alguna razón no haya un guardia presente, y mis bellas clases de ballet personalizadas que he tenido desde pequeña, aunque jamás haya bailado junto a otra persona que no sea mi instructora. Siempre he soñado con vivir la vida estudiantil, tener amigos, salir de fiesta, ir a un viaje escolar, quizá hasta un romance adolescente, pero "una princesa no debe mezclarse".

Lo que ellos no saben, es que no pienso seguir desperdiciando lo poco que me queda de libertad antes de la coronación, ya que mi padre planea cederme el trono en el momento que cumpla mis veintiuna primaveras, pero yo tengo la solución a mis suplicas en mis manos y sé que no estarán felices cuando la escuchen...

Martes 24 de mayo de 2016.

— Tenemos que hablar — digo entrando al despacho de papá con mi IPad entre los brazos.

Papá hace a un lado los papeles que leía y recarga sus manos en el escritorio mientras me mira curioso — ¿Pasó algo malo? — dice mirándome fijamente con esos ojos azul celeste, no les voy a mentir, estoy muriendo de nervios, papá es estúpidamente íntimamente.

— No realmente, al menos no para mí — digo parándome frente a su escritorio mientras veo como mamá se para detrás de él y lo toma de los hombros.

— ¿Qué ocurre cielo? — dice mamá sonriendo tiernamente.

— Bueno yo — hago una pausa para tragar saliva — iré a la universidad – digo firmemente mientras ambos me ven serios fijamente sin decir nada, pero puedo notar como la mirada de papá se profundiza — en Corea del Sur —continuó, ambos se mantienen mirándome sin decir nada – Seúl para ser exacta – añado al no tener respuesta alguna.

Papá sonríe mirándome como si se tratara de una broma y se recuesta en el respaldo de su silla — eso no pasará — dice tomando los papeles que había apartado hace unos momentos.

Frunzo el ceño y le entrego mi IPad — hice examen de ingreso y fui aceptada en KIUS, está hecho, me iré a Seúl en dos meses — digo seria señalando el correo que me han enviado aceptándome, si quiero lograr esto, debo mantenerme firme.

— Cielo, no puedes ir y mezclarte con esa gente, no es bueno para tu imagen — dice mamá ahogando una risa — ¿Verdad amor? — mira a papá con una sonrisa burlesca en su rostro.

— Pero es una universidad de prestigio, solo pueden asistir personas de clase alta — insisto.

— Pero siguen siendo adolescentes torpes que mancharán tu imagen — dice mamá rodando los ojos obvia.

— ¿Y tú crees que tengo buena imagen aquí encerrada? Todo el mundo cree que soy una niña mimada a la que nadie puede ver o tocar sin su permiso — digo molesta, a lo que ambos reaccionan prestándome atención — pronto cumpliré diecinueve años, he desperdiciado mi adolescencia aquí encerrada, he perdido miles de experiencias por un estúpido trono...

— Louisse — papá me interrumpe — sabes bien que no debes usar ese vocabulario — dice molesto levantándose de su silla — y ya dije que no irás.

— Renunciaré a la corona — digo sin pensar mirándolo fijamente a los ojos, ¿acaso estoy retando a papá?.

— ¿Qué? — dice tratando de acercarse a mí, pero mamá lo detiene tomándolo del brazo.

— Tienes dos opciones — digo acercándome a él — voy a KIUS, termino mis estudios, recibo mi certificado y vuelvo encantada a tomar esa corona que tanto les emociona — hago una pausa al verlo abrir un poco sus labios para decir algo pero mamá lo detiene tomándolo de la mano — o me quedo aquí encerrada como siempre — hago una pausa y lo veo retadora — pero buscas otro heredero al trono — ambos nos miramos fijamente por unos segundos, hasta que finalmente decido dar la vuelta e irme a mi habitación derrotada al no tener respuesta alguna. Siento un nudo en mi garganta y mis ojos comienzan a arder ¿cómo puede negarme algo que me hará feliz?.

— Pero Edward irá contigo.

Me detengo atónita al escuchar su voz, me giro mirándolo parado de brazos cruzados mientras mamá lo ve igual de confundida con sus preciosos ojos color esmeralda — ¿Qué? — preguntó sintiendo el nudo en la garganta.

Carraspea un poco — necesitas un guardaespaldas, y Edward tiene toda mi confianza — dice bajando la cabeza.

Sonrió y corro a abrazarlo sin pensarlo — Muchas gracias papá — digo mientras siento como cae una lagrima por mi mejilla.

Sábado 05 de marzo de 2016.

Bajo la ventanilla del auto mientras veo el bello paisaje que me brindan las calles de Seúl, a lo lejos logro ver un pequeño conjunto de edificios, y puedo sentir un hueco en el estómago al mirar las grandes letras puestas sobre el pasto formando "KIUS".

Siento el auto parar y miro emocionada a Edward quien me ve por el espejo retrovisor — hemos llegado alteza — dice sonriendo mientras sale del auto.

Abre mi puerta y me extiende su mano para ayudarme a salir del auto, veo cómo va y comienza a sacar mis maletas del porta equipajes mientras yo me quedo parada mirando todo a mi alrededor, los árboles, los alumnos llegar con sus maletas en mano y en unos pequeños carritos y el gran cartel en la entrada del edificio diciendo "Bienvenido a KIUS".

— Listo alteza, ¿las llevo a su dormitorio? — dice Edward a mis espaldas con mis maletas en sus manos.

— Si, vamos — digo sonriéndole amablemente, sé que mis padres pidieron estrictamente que no compartiera habitación como los demás estudiantes, pero con el simple hecho de estar aquí me siento completa.

Es un sueño hecho realidad.

SerendipityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora