LXXII. Jimin

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Domingo 28 de mayo.

Salgo de la habitación que compartí junto a Taehyung, a pesar de que nos ofrecieron una individual para cada uno, este se aferró a querer dormir en la misma que yo.

Camino por el largo pasillo repleto de puertas tratando de recordar cual de todas era la puerta a la habitación de Louisse, aunque sé que ahora mismo debe de estar dormida junto a las chicas, desperté con un extraño presentimiento y solo quiero asegurarme de que ella está bien.

Alzo mi vista al frente encontrándome con un hombre de espaldas a mí, intentando abrir la puerta frente a él al final del pasillo, lo que me hace recordar que la habitación de Louisse estaba un par de puertas antes que esa.

Escucho como el hombre suelta un bufido desesperado para después girarse en mi dirección con unas llaves en su mano, me quedó estático mirándolo al percatarme que se trata del rey.

— B-buenos días señor — digo reverenciándolo.

— ¿Qué estás haciendo aquí? — pregunta mirándome molesto.

— La reina nos pidió que nos quedáramos aquí — digo apenado.

— ¿Por qué no me dices la verdad? — dice cruzándose de brazos.

— Le he dicho la verdad — respondo confundido.

— Sabes que no hablo de eso — dice mirándome mal — ¿cuándo planeas sacar tu verdadera cara y alejarte de ella? — dice dando unos pasos lentos hacía mi — ¿cuándo le hayas quitado todo y no la necesites más?

— No sé de qué me está hablando — digo frunciendo el entrecejo.

— ¿De verdad esperas que te crea que la quieres solo por quien es en el interior? — ríe sarcásticamente.

— Yo la amo de verdad, no tengo ni un mínimo interés en su título — respondo algo molesto.

— Claro — ríe — sería muy estúpido de tu parte que le confesaras todo a su padre, ¿cierto? — dice alzando sus cejas.

— Puede pensar lo que quiera, lo único que me importa es lo que ella piense, no me interesa lo que pueda pensar de mí el mismo hombre que le intento destruir la vida a su propia hija — digo calmado.

— ¿Se te ha olvidado con quién estás hablando? — dice acercándose un poco más bastante furioso.

— Por supuesto que no — río por lo bajo — estoy hablando con el padre de mi novia — digo haciendo énfasis en la última palabra — el mismo que ha tratado alejarla cientos de veces de mi llegando al extremo de mandar a un psicópata a que me golpeara y obligar a su hija a casarse, y que ni haciendo todo eso, logro separamos — digo sonriendo mientras arrastro un suspiro. Siento como los nervios me invaden, pero mantengo la calma al recordar todo lo que ella ha peleado por nosotros, es tiempo de que también yo lo haga.

— ¿Te crees muy gracioso? — pregunta chasqueando su lengua — que no se te olvide que puedo destrozarte la vida en el momento que lo desee.

— Hágalo — respondo mirándolo a los ojos intentando verme lo más indiferente posible — pero, aunque mande a cien hombres a golpearme, sabe que volveré por ella — hago una pausa al ver como su expresión cambia a una más preocupada — y lo que más le molesta es que sabe que haga lo que haga, ella va a buscarme.

Veo como despega sus labios para decir palabra, pero al dirigir su mirada a mis espaldas, cierra sus ojos soltando un sonoro bufido — ¿qué crees que haces papá? — escucho a Louisse a mis espaldas.

Giro tras escuchar sus palabras y suelto un suspiro para después sonreír un poco forzado — está todo bien, no es lo que crees — respondo mientras la veo acercándose.

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