Capítulo X "Marginación e Incertidumbre"

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El viento nocturno susurra secretos en los oídos de Ghost mientras observa a Cassian, quien, ajeno a su presencia, se sumerge más profundamente en sus pensamientos. La quietud de la noche amplifica el pulso sutil de la manipulación que Ghost despliega.

En las sombras, Ghost sopesa la dualidad de Cassian, un joven dividido entre la lealtad a su padre y la atracción magnética de las ofertas de Ghost. Cada gesto, cada mirada perdida en la oscuridad, se convierte en un ladrillo en la construcción de las marionetas que Ghost planea controlar.

La habilidad de Ghost para leer las emociones en el rostro de Cassian se refleja en la danza de sombras a su alrededor. Los ojos del joven Mantis revelan la tormenta interior que Ghost quiere capitalizar. En su astucia, Ghost anticipa las debilidades, reconociendo que el dilema emocional de Cassian es una clave para desatar su potencial.

El aire tenso está cargado de expectación mientras Ghost, como un titiritero invisible, se sumerge en el análisis meticuloso de cada pensamiento que cruza la mente de Cassian. Los susurros del viento se convierten en el eco de las futuras decisiones que Cassian tomará bajo la influencia de Ghost, consolidando aún más el control que el ser sombrío ejerce sobre su futura herramienta.

Cassian se sobresalta levemente al ser llamado por otro miembro de las Mantis. La tos persistente, aunque sutil, lo deja desconcertado, pero su curiosidad es rápidamente reemplazada por la intriga de lo que los líderes del grupo puedan querer con él.

Se pone de pie del tronco con una sensación persistente de malestar en la garganta. La Mantis que lo convoca lo mira con expectación, pero Cassian, con la incertidumbre grabada en su rostro, la sigue hacia donde los líderes aguardan.

El campamento está lleno de un murmullo tenso mientras Cassian avanza, y la energía que antes se deslizaba en las sombras se intensifica. No es ajeno a la creciente tensión entre las mantis desterradas, pero ahora, con una llamada directa de los líderes, se encuentra en el epicentro de la incertidumbre.

Cassian se adentra en el corazón del campamento, donde los líderes esperan en la penumbra. Sus ojos se encuentran con los de Benedict, su padre, que muestra signos de preocupación y también de un inconfundible resentimiento hacia Ghost.

Cassian, mientras camina hacia la reunión con los líderes, nota que la tos persistente se intensifica ligeramente. La incomodidad en su garganta lo hace toser de manera más notoria, aunque trata de disimularlo. Aunque no comprende del todo el motivo de este malestar, una sensación inquietante se apodera de él.

Al llegar ante los líderes, entre los cuales destaca su propio padre Benedict, se siente evaluado por miradas escrutadoras. La tos persistente se convierte en un trasfondo inoportuno mientras los líderes le piden detalles sobre la reciente incursión de los insensatos.

Benedict, con preocupación en la mirada, le pide a Cassian que relate cada detalle de lo sucedido. La tos, ahora más evidente, interrumpe sus palabras de vez en cuando, añadiendo una capa de incomodidad a la situación. La atención se centra en Cassian, quien se esfuerza por explicar los eventos, pero la persistente tos se convierte en un recordatorio constante de su malestar.

El ambiente tenso del campamento se ve reflejado en la preocupación de los líderes y en la mirada inquisitiva de los demás. La combinación de la tos molesta y las preguntas detalladas pone a Cassian en una posición incómoda, sin darse cuenta de que su malestar físico es solo una pequeña pieza en un tablero de intrigas más grande.

Benedict, a pesar de su habilidad para disimular, no puede ocultar completamente la leve tos que lo afecta. Cassian, a su lado, lucha con la misma incomodidad, intentando participar en la conversación mientras el tosido persiste. La sala donde se encuentran, decorada con símbolos antiguos de las mantis, contrasta con la tensión en el aire.

Penumbras del VacíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora