El eco de las palabras de Ghost se desvaneció en el campamento de las mantis renegadas mientras su figura se desvanecía en las sombras. El silencio inicial fue roto por murmullos inquietos entre los insectos, quienes intercambiaban miradas cargadas de incertidumbre.
En el tumulto de voces desconfiadas, surgieron dos facciones distintas. Un grupo, ansioso por encontrar alguna esperanza en medio del desasosiego, comenzó a abrazar la propuesta de Ghost. Aunque sabían poco sobre este enigmático ser más allá de su nombre y apariencia, la perspectiva de alimento y prosperidad era una luz en la oscuridad. Entre ellos se encontraban aquellos cuyas vidas habían sido marcadas por la desesperación, y para ellos, cualquier cambio era bienvenido, incluso si eso significaba abrazar lo desconocido.
En contraste, otro grupo se mostraba reacio a aceptar las palabras de Ghost. Desconfiaban de las intenciones de este ser que había sembrado discordia entre ellos. El manto de desconfianza cubría sus mentes, alimentado por la incertidumbre sobre los verdaderos propósitos de Ghost. No estaban dispuestos a ceder ante la esperanza fácil, temerosos de las consecuencias de confiar en algo tan misterioso.
Los días pasaron y las tensiones entre las dos facciones aumentaron. Las confrontaciones se volvieron más intensas, llenando el campamento con la electricidad de la discordia. Líderes mantis, incluido Benedict, se esforzaron por mantener la calma, pero sus esfuerzos se veían socavados por la creciente brecha entre los renegados.
En medio de esta lucha interna, una nueva amenaza se alzó: la falta de comida. La noticia de que las larvas se quedarían sin alimento pronto desencadenó un nuevo nivel de desesperación. La promesa de Ghost de proporcionar alimento y prosperidad se volvió aún más atractiva para aquellos que buscaban una solución a la crisis inminente.
El grupo a favor de Ghost, impulsado por la necesidad y la promesa de un cambio, intensificó sus esfuerzos. Desafiaron abiertamente a aquellos que se resistían, argumentando que la única esperanza para el futuro residía en seguir a Ghost. La tensión alcanzó su punto álgido cuando los enfrentamientos físicos se convirtieron en una manifestación visible de la fractura social.
La falta de resolución sobre el conflicto se vio exacerbada por la ausencia de Ghost. Su presencia manipuladora, aunque invisible, persistía en el aire, afectando cada interacción y decisión. Los líderes mantis lucharon por mantener el orden, pero la brecha entre los renegados se volvía cada vez más profunda.
Los días se sucedieron en un torbellino de tensiones y confrontaciones. En la penumbra del campamento de las mantis renegadas, las voces discordantes se alzaban y se entrelazaban, formando un tapiz de desconfianza y miedo.
—¡No podemos confiar en este Ghost! ¿Cómo sabemos que no es otra artimaña para llevarnos a aún más miseria? —gritaba uno de los mantis renegados, su mandíbula temblando con indignación.
—¡Pero si ya estamos en la más absoluta miseria! No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras nuestras larvas mueren de hambre. ¿No entienden que necesitamos un cambio? —respondió otro insecto, su voz cargada de desesperación.
Las confrontaciones, antes solo murmullos, ahora resonaban como truenos en el campamento. Benedict, intentaba mediar entre las facciones en conflicto.
—¡Calmémonos, por favor! No podemos permitir que la desconfianza nos divida. Debemos encontrar una solución juntos —exhortaba Benedict, pero su voz se perdía en el tumulto.
Cassian, observando la escena con angustia, buscó acercarse a su padre entre la multitud enardecida.
—Papá, esto está fuera de control. ¿Qué hacemos?
Benedict suspiró, sus ojos reflejando la carga de liderar en tiempos tumultuosos.
—Cassian, necesitamos encontrar una solución antes de que todo se desmorone. Pero no sé cómo enfrentar la desconfianza que esa cosa ha sembrado.
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Penumbras del Vacío
FanfictionHallownest Aquel al qué llamaron el reino eterno Aquel que vio nacer y morir seres casi divinos Aquel que fue asolado por una plaga al que llamaron infección  Aquel que vio la desdichada caída del Rey Pálido Aquel que vio el renacimiento acosta de...