×∆ ᴍɪ ᴄʜɪᴄᴀ ᴅᴇ ᴄᴏᴍᴘᴀÑÍᴀ ×∆ ᴇꜱᴄᴏʀᴛ

LOCAL 367

Cuándo entre en aquel local tan poco iluminado, entré por desesperación.
Mi vida se había convertido en un infierno.
Aquella noche había llegado a casa de un viaje de negocios y me había encontrado a mí mujer follando en nuestra cama con otra y otro chico a la vez.
No era la primera vez que me pasaba.
Y siempre se lo acababa perdonando.
Pero esta vez vi cómo a mí mujer se la follaban por delante y por detrás, y eso hizó que llegará a mi límite.
Siempre la había visto follar con otras mujeres. ¿Pero con un hombre también?
Eso ya era demasiado...
Además aquella noche, fui para darle una sorpresa, pero tachan, resulta que la sorpresa me la dió ella a mí.
Llevábamos siete años juntas, pero ya habían pasado varios años que la relación no funcionaba como antes.
Yo la quería muchísimo y por eso siempre la perdonaba. Pero estaba llegando a mi límite.
Nos conocimos en un karaoke, nuestro amor fué amor a primera vista.
Me tocó cantar una canción que la verdad es que no tenía ni puñetera idea de la letra, mis amigos tenían muy mala leche y yo como nunca decía a nada que no, me subí al escenario y me morí de vergüenza, empecé a inventarme la letra de la canción y ella desde el escenario empezó a reírse. Era un bar cutre donde con todos mis amigos nos quedábamos y nos reíamos un rato.
Y aquella noche mientras intentaba cantar con un micrófono con el cable un poco suelto, nos conocimos.
En cuánto baje de allí y acabó la canción, Maria me invitó a tomar algo.
Era una chica exuberante, muy sensual y picarona. Muy sexy y con mucha seguridad en si misma. Le encantaba jugar y ese día ya estuvo coqueteando conmigo.
Cuando empezamos a quedar me confesó que era incapaz de mantener una relación cerrada, pero me enamoré tanto de ella que tenía la esperanza de que a ella le acabara pasando lo mismo que a mí. Que solo quisiera estar conmigo.

Yo por aquel entonces tenía solo venti-dos-años y ella treinta-ii-dos y tenía muy poca experiencia en relaciones. Ella tenía demasiada, y me cautivó en todos los sentidos.
Yo estaba acabando mis estudios y ella trabajaba en una gran empresa como jefa. No había cosa que me excitará más que poder mantener relaciones con una mujer mayor que yo, con experiencia y encima jefa. El morbo y las expectativas se apoderaban de mi.
Ahora que lo pienso, no era para tanto. Pero cuando eres más joven, todo lo ves distinto.
Por cierto, yo me llamo Loreen, lo sé, que mi nombre es poco común, pero es que mi familia tampoco lo es.
Tengo venti-nueve-años y a veces no sé quién soy, cuando era más joven tenía muy claro quién era o por lo menos lo que me apasionaba. Ahora creo que me he acomodado y me he centrado tanto en mi trabajo que he dejado de hacer cosas que antes me hacían feliz.
Siempre he sido una apasionada del arte, de la música, de un buen libro, de una obra de teatro.
Me encantan las conversaciones profundas en la orilla de la playa a las tantas de madrugada.
Pero luego también tengo esa parte que me impulsa a conocer gente que sea todo lo contrario a mi...
Que no se piensen tanto las cosas, que sean más impulsivas, más insensibles, más salvajes.
Con esa locura que tan poco entiendo pero tanto me excita.
Con esas personas que te vuelven loca porque un día te dicen que quieren una vida contigo y al siguiente no sabes cómo van a reaccionar.

Realmente no me fijaba en personas que me ponían las cosas fáciles, pero también me cansaba de las que me lo ponían demasiado difíciles. Era complicado de explicar.
Lo cierto es que había estado intentado encajar tanto en la sociedad que a veces me costaba saber quién era realmente.
Pero no tener tan asegurada mi relación, hacía que tuviera algo de intriga en mi vida y aunque era algo tóxico también era una manera de evitar mi vacío existencial.
Y de alguna forma no quería soltarlo de mi vida.
Yo era una chica bastante sencilla pero muy presumida, que se arreglaba siempre para ir elegante, que aparentaba ser muy seria, muy correcta, pero en el fondo estaba deseando ser más libre, vivir algo más de tener un buen trabajo y un buena vida.
Estaba cansada de tanta estabilidad, de tanta comodidad. Era todo tan simple, tan lineal.
Mucha gente dirá, ya me gustaría a mí...
Pero cuando vives tantos años y no pasa nada interesante, hacedme caso, aburre.