03/06/23

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Julián no sabía qué hacer, luego de la cagada que se había mandado dejó pasar esa noche y al día siguiente llamó a Lisandro quien en una postura muy firme le pidió que no lo molestara porque tenía cosas que pensar y resolver por su cuenta.

Aunque el defensor jamás usó la palabra "molestar" simplemente le pidió un poco de espacio pero Álvarez estaba comenzando a desesperarse.

Honestamente no había mucho que discutir porque él aceptaba haberle devuelto el beso a Grealish aunque fue bajo los efectos del alcohol lo hizo.

Entonces ¿Qué debía hacer? Esperar a que Lisandro decida si esa acción era lo suficientemente grave como para terminar la relación o si podían seguir juntos. Julián estaba dispuesto a todo, a final de cuentas al único a quien amaba era a su novio y ya no se podía imaginar un futuro sin él.

Así que en esa angustia de necesitar volver a establecer algún tipo de contacto con Lisandro pero sin invadirlo se encontraba en la puerta de alguien que si quería podía matarlo por haber lastimado al entrerriano.

—¿Se puede saber qué haces acá? —preguntó Cristian al abrir la puerta, tenia a upa a Valentino así que no era tan amenazante como lo sería sin el bebé.

Julián dejó salir aire que estaba conteniendo, él personalmente nunca diálogo tanto con el cordobés sin la presencia de Enzo o la de Lisandro, era más bien reservado hasta que conseguía la confianza necesaria —¿hablaste con Licha?

—sí —contestó simple, sin moverse de la puerta.

—ah... ¿Cómo está? —preguntó bajito, habían pasado algunos días sin hablar y no le gustaba para nada.

Cristian acarició la cabeza de Valentino quien observaba todo con curiosidad y se hizo a un lado —pasa, hablemos —ordenó, dejando entrar al menor a su casa, veía como el asunto lo afectaba y fue por eso que lo dejó entrar.

—muchas gracias, no sé qué hacer —habló con rapidez y esperó a que el mayor le indicase que se sentara en la sala para hacerlo, Valentino fue hacia él para saludarlo y le ofreció uno de sus muñecos. Julián aceptó con una leve sonrisa.

—¿querés algún jugo o galletitas? —ofreció el cordobés.

¡titas! —gritó Valentino levantando uno de sus brazos.

—agua está bien, gracias —aceptó, la presencia del hijo del defensor lo tranquilizaba notablemente.

Cristian levantó su pulgar y fue a buscar las cosas, cuando volvió dejó una bandeja con galletas en la mesita ratona y le extendió a Julián un vaso de licuado, al notar el brillo en los ojos ajenos supo que hizo bien —contame.

—Licha se estaba bañando, habíamos hablado de una cena donde mis hermanos y él iban a conocerse mejor y...

—¿por qué besaste a otro hombre? ¿Por qué justo a Jack? —interrumpió impaciente.

Julián bajó la vista mirando su vaso como si fuera lo más interesante del mundo, Valentino le dio un golpecito en la pierna que lo sacó de su burbuja.

tita —hablo, ofreciéndole una galleta al delantero.

—gracias, que rico —contestó Julián sonriéndole amplio al bebé y dejó su vaso para acariciarle la mejilla. Luego de darle un mordisco observó como el niño iba hacia su padre para que lo alce —me bajé una botella de licor y estaba medio caliente, Jack me besó de improvisto y yo como un estúpido se lo seguí —relató bajando la voz en determinadas partes para que el niño no lo escuche claro.

—¿Si hubiera sido otra persona habrías hecho lo mismo?

—seguramente. Es que no fue Jack, fue el momento. Mi cabeza estaba tan nublada que por un momento hasta pensé que estaba besando a Licha.

Lo que quieras //Julián Álvarez, Lisandro MartínezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora