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Julián estaba extasiado. Había hecho un doblete y ahora conducía hacía la casa de su novio por ende, la felicidad recién empezaba. Lo extrañaba mucho y no veía la hora de llegar y subírsele encima para llenarlo de besos porque estaba muy feliz, como delantero los goles eran más que necesarios y siendo un suplente casi fijo, haber metido dos era algo que podría hacerlo gritar de felicidad.

Una vez que llegó, golpeó la puerta repetidas veces.

-¡araña! -gritó Lisandro, como si fuera sorpresa que Julián vaya a visitarlo. Antes de siquiera besarlo hizo el típico gesto de hombre araña que hacía el delantero al marcar e hizo reír al cordobés.

-¡metí dos! -respondió Julián divertido e hizo el mismo gesto.

Al terminar de bromear ambos entraron y se abrazaron con fuerza. Julián se había olvidado de cómo se triplicaba la felicidad cuando tenías a alguien al lado que festeje tus logros. Lisandro era una persona muy efusiva y cariñosa cuando estaba feliz y eso llenaba el corazón del delantero.

-Estoy muy orgulloso de vos, Juli -pronunció sobre el hombro ajeno sin romper el abrazo.

-son tuyos.

-¿hm? -preguntó confuso Lisandro y se alejó un poco para verlo al rostro.

-los goles, son tuyos. -repitió, acunando el rostro del mayor con ambas manos -Siempre que hago un gol lo hago pensando en vos porque sos lo que me motiva y me hace entregar lo mejor de mí en la cancha. Todos te los dedico a vos porque te amo mucho.

Lisandro lo miraba atónito, Julián le había soltado algo muy lindo sin previo aviso y mirándolo a los ojos con un brillo muy hermoso. Su corazón en ese momento podría explotar, él como futbolista sabía perfectamente lo que significa dedicar un gol y que Julián le diga tal cosa lo estaba enloqueciendo.

-amor... -respondió algo tímido y se acercó para unir sus labios.

El beso había empezado siendo suave como de costumbre pero Julián seguía rebalsado de energía así que apuró un poco las cosas y terminó mordiendo y succionando los labios ajenos. Lisandro se dejó hacer porque sentía una energía diferente en el menor. Estaba muy demandante.

-Juli, pará -cortó divertido y lo separó un poco, el delantero lo estaba agarrando por la cintura así que mantuvo sus manos en el pecho contrario para mantener la distancia -¿por qué estás tan apurado, amor? -preguntó, conteniendo la risa porque Julián lo estaba viendo con ojos de cachorro mojado.

-es que te extrañé ¿no me extrañaste vos? -preguntó, fingiendo tristeza.

-mucho pero ni siquiera nos sentamos a hablar o-

Lisandro iba a seguir hablando pero Julián negó, acercándose para volver a devorar la boca ajena. El defensor pensó en rechazar el beso para que el contrario le preste atención pero su cuerpo respondía sólo cuando se trataba de Julián. Sentir tanta necesidad por parte de su novio nubló un poco su cabeza.

Las manos del delantero pasearon libremente por el cuerpo del defensor, viajaron desde su cintura hasta su espalda y trasero para terminar pegándolo a su cuerpo. Lisandro terminó rodeándolo por el cuello para corresponder el beso con la misma intensidad.

Cuando Julián se separó, un hilo de saliva seguía uniéndolos. El menor tragó, viendo a su novio con la respiración agitada -¿no vas a darme una recompensa por cómo jugué? -preguntó bajito.

Lisandro bajó su cabeza al sentir la mano del delantero todavía apoyada en su trasero y volvió a verlo, sonriendo de manera suave -¿Qué te gustaría?

Lo que quieras //Julián Álvarez, Lisandro MartínezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora