Lisandro estaba abrazando por la espalda a Julián, quien estaba parado copiando con lapicera una receta que había encontrado en internet para un postre, necesitaba estar en la heladera unas horas así que tenía que hacerlo lo antes posible para que estuviera listo a la noche.
Pero cada tanto se distraía porque sentía la necesidad de voltearse para besar a su novio que no paraba de decirle cosas lindas en el oído.
—¿me ayudas? —preguntó el cordobés bloqueando el celular para luego darse vuelta por completo, apoyándose en la mesada, Lisandro aún seguía teniendo las manos en su cintura mientras sonreía suave.
—pedime lo que quieras —contestó de inmediato, ejerciendo una leve presión en el cuerpo ajeno y soltó una risita cuando al contrario le dio cosquillas. Julián era tan adorable.
—¿podes hacer la masa? yo hago el...
—¿el qué? —interrumpió, acercándose para darle un beso más largo de lo que el menor hubiera pensado.
—pará, amor —pidió sonriendo con diversión, Lisandro no lo estaba escuchando —el relleno —aclaró, mirándolo fijo.
—¿hago el relleno? —preguntó apurado, volviendo a querer besarlo pero esta vez Julián lo separó con suavidad.
—Amor, escuchame —protestó, poniéndose serio.
—perdón —habló bajito y ladeó levemente la cabeza —¿me perdonas? —preguntó haciendo un leve puchero.
Julián suspiró —prestame atención, no me hagas repetir todo —pidió, agarrándolo por el rostro.
—No puedo.
—¿qué? —cuestionó incrédulo, no esperaba que le negara el pedido.
—estás demasiado lindo, no puedo prestar atención a lo que estás diciendo —explicó, acercándose nuevamente al rostro del más joven —perdón pero de verdad no puedo dejar de mirarte y pensar en lo mucho que me gustas, no te enojes conmigo, por favor —murmuró lo último mientras levantaba sus manos para agarrar las contrarias que seguían en su rostro y dejó un beso en el dorso de cada una.
—vos hace la masa, yo el relleno —habló bajito, suavizando su expresión, completamente derrotado por la dulzura de su novio, siempre que soltaba palabras así lo agarraba desprevenido, sentía su rostro caliente —y dame un beso.
Lisandro sonrió amplio y unió sus labios una vez más con el menor, cerrando los ojos para disfrutar a pleno del beso lento y tranquilo que estaban teniendo, sus lenguas danzaban al compás de una música que sonaba de fondo a la que los dos habían ignorado completamente pero que de igual forma los envolvía.
En ese momento nada importaba, eran solo ellos dos disfrutando una sesión larga de besos cargados de amor y adoración.
—¿ya está no? —preguntó Lisandro, separándose con tranquilidad luego de unos minutos, Julián protestó.
—no, seguí —pidió, acariciando la nuca ajena con sus dedos —un ratito más.
—lo que ordenes, amo —contestó y acató el pedido de inmediato con una sonrisa ladina, Julián correspondió al instante de forma dominante.
...
Lisandro estaba de brazos cruzados viendo como el menor preparaba el relleno mientras él esperaba que la masa descansara en la heladera —¿querés que vaya cortando las frutillas? —preguntó, viendo como el más joven preparaba la crema pastelera.
—dale —contestó, sumamente concentrado en lo que estaba haciendo.
El entrerriano se arremangó y agarró un cuchillo para comenzar su tarea, el aroma de la fruta le encantaba —¿querés? —preguntó, acercándole una frutilla entera sin cabito a Julián. El menor sonrió amplio y abrió la boca para morder un pedacito.
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Lo que quieras //Julián Álvarez, Lisandro Martínez
FanfictionJulián se encontraba frustrado debido a sus pocos minutos como titular en su club pero, gracias a un amigo y unas cuantas caricias pudo darse cuenta de que las cosas buenas iban a llegar.