II

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Los rayos de luz comienzan a entrar en mi habitación y pegan directo en mi rostro. Eso me despierta, y molesta. Froto un poco mis ojos y parpadeo con brusquedad hasta que mi visión comienza a hacerse clara. Me incorporo, sentándome en la cama y enseguida un fuerte dolor de cabeza me hace maldecir, «¡¿Qué demonios me paso?!». Comienzo a pensar en la noche anterior y enseguida recuerdo todo. El chat, los mensajes, la vídeollamada, Luhan.
Luego de que desapareciera nuevamente, recuerdo haber llorado por horas sentada frente a mi computadora, esperando a que volviese, pero aquello nunca sucedió y al final termine por dormirme.
Me inquieto y salgo rápidamente de la cama en dirección a la computadora otra vez. Necesitaba comprobar que todo lo que había pasado era real. Enciendo el aparato y si darme cuenta comienzo a temblar. Me siento en la silla frente al escritorio y espero a que mi sesión cargue. Una vez listo, lo primero que hago es entrar en mi perfil y buscar los mensajes de aquella persona y claro, allí estaban.
Un escalofrío me recorre el cuerpo y estoy temblando más que en un principio. Vuelvo a leer los mensajes y vuelvo a entrar en el perfil de esa persona y me encuentro con que todo esta exactamente igual.
Me quedo inmóvil, mirando y pensando en que hacer. «¿Escribirle un mensaje? », me pregunto pero no, no es una buena idea. Debería olvidarme de ello, bloquear, eliminar y así acabar con todo, pero no lo hago. No puedo. Menos aún tratándose de Luhan, que en realidad, ni siquiera sabía si era él o no. Lo había visto, lo escuché, vi su sonrisa o quizás... fueron mis deseos de volver a verlo una vez más los que me hicieron imaginarme que en realidad esa persona era él.
Me propongo hablarle nuevamente. Verlo, escucharlo y así podría asegurarme que no se trataba de él. Eso es en lo único que pensaba en aquel momento y mis pensamientos son interrumpidos por un fuerte ruido que me hace saltar desde la silla. Era mi celular.
Algo asustada, me volteo a mirar en dirección a la mesita de noche y allí se encontraba mi móvil que no dejaba de sonar. Miro la hora en el reloj que esta a un costado en la pared y marca pasadas las ocho de la mañana. ¿Quién podría llamar a esa hora?, eso me pregunto para mi misma cuando me aproximo a tomar el teléfono y contestar, pero me detengo. ¿Y si es él? ¿Sí es esa persona que ha conseguido mi número de teléfono?, mi corazón comienza a latir con fuerza y es allí cuando me regaño. «Te estás poniendo paranoica, Iseul », y decido ver de quien se trata. Era Lay.

"- ¿Ho-hola?" -digo al contestar y suelto un suspiro de alivio.
"- ¡Hola, Iseul!, ¿te desperté?" -pregunta y puedo escucharlo soltar una risita.
"-No, ya estaba despierta"
"- ¿Es enserio?, ¡qué bueno, así no me regañabas!-se bufa y yo no contesto. Carraspeo un poco mi garganta e intento aclarar mi voz. Él vuelve a hablar; "-Te llamaba porque acabo de terminar mi turno en el hospital, hubo unos cuantos problemas y tuve que quedarme hasta mas tarde"
"-Oh... ya veo"-contesto sin muchos ánimos. Tenía mi cabeza en otro lado.
"-Y Bueno, quería saber si quiere ir a almorzar conmigo hoy"
"- ¡No!" -digo enseguida, un poco exaltada y luego intento sonar normal-"No creo que sea una buena idea..."
"-Oh..."-le escucho decir. Suena decepcionado. "- ¿Estas molesta por lo de ayer?".
"-No, no es eso..."
"- ¿Segura?, sueñas extraña" -me cuestiona.
"-Si... es que... sólo" -comienzo a titubear-"Tengo que terminar unos informes pendientes para el lunes" -miento.
"-Ya veo..."- Lay guarda silencio por un momento y yo hago lo mismo. -"Bueno... entonces lo dejamos para luego, ¿te parece?"
"-Si, claro"
-"Iseul..."-me vuelve a llamar-"¿Segura que todo está bien?" -«No, nada está bien y no sé qué es lo que pasa», quise decir pero me contuve y guarde silencio.
"-Si, no te preocupes, Lay. Todo está bien"
"-Bien... te creo. Entonces, ya que no saldremos me iré a casa y dormiré todo el día porque estoy cansadísimo. Te llamo más tarde ¿sí?"
"-Esta bien, descansa"
"-Que tengas buen día, y suerte con tus informes. Adiós, linda"
"-Adiós, Lay" -cuelgo.

Dejo caer el teléfono en la cama y froto de mi cabeza con ambas manos. Le acababa de mentir a Lay, pero, tenía que hacerlo, no podía decirle la verdad porque ni siquiera se cual es la verdad. Y claro, no podía decirle que al parecer Luhan estaba de vuelta, que yo lo había visto y hablado con él porque me tomaría por una completa loca, ¡y yo ni siquiera estaba segura de ello!.
Tenía que averiguarlo y para eso, me quedaría todo el día en casa, en la computadora esperando a que esa persona apareciera.

EL REGRESODonde viven las historias. Descúbrelo ahora