XVI

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– ¡Lamento la tardanza, maestra! –se disculpa la mujer de mediana edad, haciendo un par de reverencias frente a mi.

– No se preocupe, señora Kang. Los niños acaban de salir– contesto, agitando las manos para restar importancia a la situación.

Intercambio unas cuantas palabras con la madre de mi pequeño alumno antes de que ellos se retiren, y así poder finalizar mi agotador día en la escuela.

– ¡Jin, es momento de irnos! – dice la mujer al pequeño niño que sostiene su mano. – Despídete de la maestra.

– ¡Adiós, señorita Iseul! –se despide con voz tierna el pequeño, sonriendo con alegría y dejando ver unos hoyuelos en sus mejillas.

– Adiós, pequeño Jin. Nos vemos el lunes. – me despido de él acariciando su cabello, y dándole una cálida sonrisa al momento que lo veo retirarse junto a su madre.

Por fin terminaba de despachar a mi último alumno y así finalizaba mi jornada laboral en la escuela.

Ya era viernes. Estaba tan nerviosa y ansiosa de que ese día llegara ya que iría en búsqueda de Lay, para pode hablar con él y aclarar todo. Ya no soportaba un día más estando alejada de él.

Luhan no había llamado durante la mañana y no sabia nada de el desde la noche del día miércoles que estuvo en mi casa. Solo me mensajeo después, diciéndome que estaba muy ocupado en los asuntos de club y que nos veríamos en cuanto pudiera.

Ya era medio día y no quería perder más tiempo, así que guarde mis cosas y me preparo para retirarme de la escuela. Paso a firmar la salida a la oficina principal, allí me despido de un par de maestras y la secretaria, que al verme sonreír me pregunta si he quedado con mi novio. Y bueno, algo de razón tenía.

Tomo un taxi a la salida y le indico la dirección hacia el hospital donde trabaja Lay. En el camino le texteo a Luhan para decirle que hablaría con Lay y luego le contaría que tal estuvo. No obtuve respuesta de su parte.

El camino hacía el hospital se hizo largo a pesar de que a esa hora el trafico era casi nulo. Me encontraba tan ansiosa y los nervios me devoraban por completo, pero al mismo tiempo; la emoción y volver a ver a Lay me tranquilizaba un poco.
Al cabo de diez minutos el taxista me informa que llegamos y se detiene frente al hospital. Cancelo el viaje, espero mi cambio y bajo del coche.

A pasos rápidos y firme, casi corriendo, me adentro hacia el edificio, pero antes checo que hora es. Ya iba a hacer la hora en que Lay sale por su almuerzo así que decidí que lo mejor sería esperarle en la cafetería.

Entro por la parte de atrás del edificio que da directo a cafetería. Una vez allí pido un jugo de frutas y me siento en una de las mesas que dan frente a la entrada para así poder ver enseguida cuando él atraviese la puerta.

Los minutos pasan largos y eternos. Varias enfermeros y doctores entran y salen de allí y no consigo ver a Lay con ninguno de ellos. Pero, si a lo lejos logro divisar a un chico de gran estatura y quien al verme sacude su mano saludándome y se dirige en mi dirección.

– ¡Hey, Seul! – saluda con alegría Kris, y se sienta a mi lado.

– Iseul! –corrijo y él ríe. – Hola, Kris. ¿Cómo estas?

– Bien, bien. ¿Y tú, me extrañaste? –pregunta y las ocurrencias de este chico me hacen soltar una carcajada.

– Estoy bien, gracias. Y lamento decepcionarte, pero no he venido por ti.

–Tal vez para la próxima. – chasquea los dedos y vuelve s reír. –Y dime, mujer. ¿Qué te trae por aquí? – pregunta con curiosidad y yo me retuerzo en la silla, nerviosa.

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⏰ Última actualización: Jun 29, 2016 ⏰

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