-Capítulo 12-

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El resto de la noche siguió lloviendo, pero la única diferencia era que ya no nos estábamos mojando. Mérida había encontrado un lugar donde protegernos de la lluvia, y en todo este tiempo no he soltado a Chimuelo para nada, así como tampoco he hablado. Y no es porque no quisiera hablar, es porque tengo miedo.

Sigo mirando la lluvia fijamente, me gusta, es una sensación increíble, pero también obtienes una linda vista de ella desde lejos, como caen las gotas disparejas...

-¿Que hay en la estrella dorada?- pregunta Mérida de repente. Giro mi cabeza para verla.

-Ahí está Jack y Rapunzel- contesté en voz baja.

-¿Quienes son Jack y Rapunzel?

-Lo que queda de mi familia, mis mejores amigos.

Ella se quedó callada, procesando la información.

-¿Y qué harán ahí?

-No lo se, solo se que estaremos a salvo ahí- me encogí de hombros y volví a mirar la lluvia.

-¿A salvo de quien?

No podía contárselo.

-De la gente- ella me miró con atención- La gente es mala, cruel y cerrada. Nadie tiene corazón porque al parecer no sufren de la misma manera que lo hacen otras personas. De ellos es de quien nos escondemos y de quien tenemos- la mitad de lo que había dicho era verdad, el y los demás son gente sin corazón al igual que las personas de aquí.

Mérida no dijo nada, tal vez se sintió identificada con lo que acababa de decir. Tiempo después paró de llover, pero ya había caído la noche. Mérida me dijo que la oscuridad engañaba en el bosque, de hecho, la oscuridad te engaña todo el tiempo pero cuando te acostumbras a vivir en ella ya no es tan difícil.

Ella se quedó dormida, dijo que mañana partiríamos a la primera hora, solo asentí sin mirarla.

Le quité la manta mojada a Chimuelo, la escurrí y dejé que se secara. El se estiró y volvió a acomodarse a mi lado, yo lo miré con ternura.

-Mañana será un mejor día- le susurré- Buenas noches.

Estaba inmensamente agradecido de que Mérida apareciera. No se cuanto valla a durar pacífica conmigo pero el poco tiempo que este así debo de aprovecharlo, para que, cuando se vuelva a enfurecer y ya no guste ayudarnos el camino no sea tan largo.

Solo llevo dos días con ella, pero aveces puedo notar que cuando me ve, es como si estuviera viendo a otra persona, siento que, ella tiene otra perspectiva hacia el mundo que me rodea.

Antes de dormir, me volteé para verla mejor. Había luz, mas de la que estoy acostumbrado en las noches, por lo cual se me facilitaba verla. Cuando duerme su rostro esta tranquilo, sin el
ceño fruncido o su mirada fría. Ella esta en paz, tranquila, como cuando duerme Rapunzel. Tiene pequeñas pecas en los cachetes, que solo se notan si la vez de cerca. Una pequeña nariz puntiaguda. Pequeñas pestañas que salen de sus enormes ojos que, ahora están cerrados. Unos cuantos rulos naranjas caen por su rostro, impidiéndome verla mejor.

Nunca la había visto así. Era otra Mérida cuando dormía, y se veía pequeña e indefensa.

Sonreí, ante la idea de que ella se encontraba como Chimuelo y yo, indefensa y asustada, pero no lo demuestra.

Mericcup: PrisionerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora