-Capítulo 27-

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Una semana, una horrible y larga semana había pasado. Yo sigo pensando que estábamos mejor solos. Yo jamás volví a preguntarle nada pero el a mi si, aveces le respondía, con mentiras claro y aveces no.

Una noche, me desperté. Nuevamente eran esas pesadillas, y Mérida las protagonizaba. Me lavé un poco la cara y estuve acariciando a Chimuelo un rato, hasta que escuché un ruido oh mas bien un grito que hizo sobresaltarme. Me levanté rápidamente al igual que Chimuelo y corrí hacia la habitación de Mérida, que era de dónde provenían los gritos. Abrí la puerta sin permiso y la vi. Ella se tranquilizó al verme.

-Fue una pesadilla- explica y asiento, verificando desde donde estoy que ella esta "bien" y no es una de mis pesadillas.

-Esta bien, yo también las tengo. Buenas noches- me giré para salir y cerrar su habitación cuando volvió a hablar.

-¿Hiccup?- volví a mirarla-¿Te quedas conmigo?

-Si- asentí y fui con ella. Me metí a las cobijas con ella y recostó su cabeza en mi pecho- Siempre.

Estuvimos así un tiempo, mi corazón latía cada vez más rápido y más fuerte. Me decía a mi mismo que estaba bien, que ella no iba a tratar de asfixiarme.

-Hiccup, ¿Cómo es que se que nunca se cuando tienes pesadillas?- pregunta levantando la cabeza para verme.

-No lo se, no creo que grite o me revuelva o nada. Solo me despierto paralizado de terror.

-Deberías despertarme.

-No es necesario. Mis pesadillas suelen ser sobre perderte. Estoy bien cuando me doy cuenta que estas aquí.

Me alegro tenerla a mi lado, es la única cosa buena en todo el día.

Desde que morí y reviví Mérida a estado muy al pendiente de mi, de hecho vamos mas lento de lo que íbamos por mi culpa. Mérida me toma de la mano y me sonríe, y yo hago lo mismo. Caminamos tomados de las manos.

Esta semana pensé un plan, y era quitarlo del camino. No tengo ganas de llevarlo a ningún lado más así que cuando pasemos por "La estrella dorada me echaré a correr y luego Mérida. Lo dejaremos en medio del desierto a que muera. Algo que aprendí esta semana es que si no te importa algo lo dejas morir y eso es justo lo que haré.

Tomamos un breve descanso para comer y beber agua, así como comprar algunas cosas. Yo me aseguraba de que el no llevara nada mas que que a si mismo, para que cuando sea la hora el muera rápido.

Mérida me pidió que me sentara en un lugar donde no diera el sol. Y eso hice. Volteaba de vez en cuando, ya que me sentía observado.

No estaba lejos de donde Mérida compraba cosas, podía ver lo que hacía perfectamente. Sonreí, ansiaba que conociera a Jack y a Rapunzel y que ellos la conozcan.

La falta de aire hace que regrese a la realidad, siento una mano fría cubrir mi boca y nariz.

-Te encontré- mi corazón acelero y el miedo se apoderó de mi- a Drago le hará muy feliz volver a ver a su juguete favorito.

Intentaba quitar sus manos de mi cara, incluso gritaba pero nada de eso servia. Pitch Black, el siervo leal del amo me encontró, y no pude evitar pensar en que tambor encontró a Jack y Rapunzel.

-Buenas noches, Hiccup.

Soltó un gas que rápidamente llego hasta mi nariz, al instante me hizo sentir débil, mis párpados estaban pesados. No pude hacer nada, comenzaba a perder la razón hasta que ya no vi ni escuche nada.

Mericcup: PrisionerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora