-Capítulo 26-

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Despierto por un delicioso aroma. Lo primero que veo es la luz del sol dándome en los ojos. Llevo mis manos hacia mis ojos para cubrirlos.

-Buenos días, Hicc- escucho la voz de Mérida, sonrío.

-Buenos días, señorita.

Me quita las manos de mi ojos para verla, adoro ese color de ojos que posee.

-Me encantan tus ojos.

-¿De verdad?- asentí- A mi también me gustan los tuyos- sonrió.

-Pero me gusta mas tu cabello- ella ríe levemente y juego con un rulo que ha caído- ¡solamente míralo! Es tan raro y hermoso y como tu... y por eso el naranja rojizo es mi color favorito.

Ella ríe y niega varias veces con su cabeza, como si no se creyera lo que estoy diciendo.

-¿Crees que soy rara y hermosa?

-No lo creo, lo se- susurro con una gran sonrisa. Puedo ver perfectamente como sus mejillas adquieren el color de su cabello- que fascinante.

-¿Que?

-Tus mejillas son de colores, están del color de tu cabello en estos instantes- y se enrojecieron mas, era increíble- y ahora...

Ella me cayó con un beso. La mejor forma para callarme. Cuando nos separamos me di cuenta de que yo seguía acostado en las piernas de Mérida y el estaba haciendo un esfuerzo por estar hasta mi altura.

-¿Dormiste bien?- me preguntó y asentí.

-Esa fue la mejor manera que alguien me pudo callar.

-No quería que siguieras viendo como mis mejillas cambiaban de color.

-Pero me encanta verlas cambiar de color- hice un puchero y ella río levantándose. Yo hice lo mismo- ¿Tu dormiste bien?

-Si... algo así... ¿Como te sientes?

-Mejor, nunca vuelvo a llevar una rama conmigo.

Vuelve a reír hasta que me percato de que hay otra persona con nosotros.

-Lamento interrumpir.

-No se preocupe, ya nos íbamos- los dos se echaban miradas raras.

-Prepare el desayuno.

-Mér, vámonos- susurré.

-Nos hizo el desayuno y no nos cobrará.

-Estoy acostumbrado a comer una vez al día, no hay problema.

-Y después nos vamos, ya estamos perdiendo mucho tiempo- dijo para que el escuchara.

Si, sabia deliciosa la comida... bueno, toda la comida para mi es deliciosa pero fue incómodo.

Al final, el se ofreció a ayudarnos algo que los dos nos tomamos por sorpresa. Mérida comenzó a discutir con el y al final no sirvió de nada. El es una persona que no tenía planeado conocer, ni llevarlo a "La estrella dorada". El es una persona que estuviera mejor desaparecido.

Mericcup: PrisionerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora