-No sabia que me mirabas dormir- dijo en voz baja.
-Es una costumbre que tengo, me gusta ver que la gente esta mas tranquila cuando duerme... o cuando no tiene pesadillas.
Ella sonrió apenada. Nos quedamos en silencio un tiempo, pero no era incómodo. Volví a mirar las estrellas.
-¿Tienes hermanos?- preguntó de repente.
-No, eso hubiera sido terrible para mi madre. Pero a Rapunzel la considero mi hermana.
-¿Quién es Rapunzel?- frunció su ceño un poco, sonreí antes de volver a hablar.
-Es una gran chica, creo que es de tu estatura o mas bajita. Tiene enormes ojos verdes. Es dura con muchas personas pero cuando te tiene confianza es muy dulce y amable. La conocí cuando tenía catorce.
-Oh... ¿y el otro? Jack, creo. Cuando te encontré los mencionaste y...
-Jack es mi mejor amigo. Darnos la ida para que a Rapunzel no la toquen. Tiene ojos azules, mas claros que los tuyos, cabello plata y es muy pálido. Es muy optimista, intenta verle el lado bueno a las cosas, cosa que Rapunzel odia. Lo conocí cuando tenía quince... ellos dos son mi única familia.
Ella se quedó pensando como si nuevamente tratara de descifrar algo.
-¿Puedo... puedo hacerte una última pregunta?- asintió mirándome.
-¿Porque odias a Chimuelo?- suspiró.
-Tenía un perro, como tu. Su nombre era Angus, era blanco y tenía una mancha negra en su ojo izquierdo... éramos los mejores amigos y un día se escapó... y jamás regresó. Lo busqué por todos lados pero nunca apareció.
-Lo lamento.
-Ya... voy a dormir- se levantó.
-Buenas noches.
-Buenas noches, Hiccup.
......
Seguimos caminando por el desierto varias horas. Mérida había comprado mucha agua y comida. Ninguno de los dos dijo nada sobre nuestra platica de anoche.A mitad del día dejó de hacer tanto sol y comenzó a llover. Fue la primera vez que vi miedo en sus hermosos ojos, y recordé que ella odia la lluvia.
-Tranquila, vamos...- me giré para ver un lugar donde nos protejamos de la hermosa lluvia. Una cueva no muy lejos de aquí- vamos a esa cueva- señalé, ella la miro y asintió. Comenzamos a correr, era divertido pero no podía divertirme ahora. Llegamos a la cueva y nos recostamos en la arena para tomar aire.
Las gotas de lluvia se estrellaban contra las rocas que estaban en cima de la cueva. Miré a Mérida que estaba tranquilizándose y a Chimuelo que se sacudía.
Minutos después un gritó desgarrador hizo asustarme. Era Mérida, solo había una persona que escuché gritar así y esa era mi madre.
-¡¿Que pasa?!- le dije, intentando distraerme antes de que las pesadillas volvieran.
-¡Se esta metiendo el agua! ¡Vámonos de aquí!
-¡No grites! ¡No grites!- le grité tapando mis oídos con mis manos.
"-¡Grita! ¡No escucho que grites!"
Los gritos de mi madre me invadían de nuevo, pidiendo ayuda, que el parara. Su cara llena de miedo y desesperación.
"-¡Cierra los ojos Hiccup!
-¡Los cierras y ella va a pagar tu error!"-¡Ya basta!- grité- ¡Ya basta!- grité mas fuerte cerrando mis ojos con fuerza.
"-Grita para mi, Valka.
-Sácalo de aquí.
-El tiene que ver las consecuencias de sus actos.
-Déjalo, por favor.
-¿Alguna vez te preguntaste como naciste Hiccup? ¿Como fuiste creado?
-No no, Drago basta.
-Pon atención.""-Cuando vengan las pesadillas, respira y recuerda quien eres."
-Soy... H-Hiccup, nací... nací en prisión, escapé... solo... solo son pesadillas... no...- susurré. Seguía escuchando los gritos de Mérida.
Abrí mis ojos y me destapé los oídos, podía ayudarla, no me quedare callado, no voy a ver otra vez como sufren.
-Mérida- me acerqué a ella- Mérida- volví a llamarla intentando tranquilizarme-Mérida escúchame- le pedí ella me miró y se me cayó el alma verla así- No... no nos vamos a ahogar, el agua se va a ir porque la arena lo absorbe- asintió varias veces y la abracé. Fue algo nuevo para los dos, aunque ya nos habíamos abrazado antes este era diferente.
Mérida escondía su rostro en mi hombro, acaricie su cabeza lentamente.
-Tranquila, aquí estoy- le susurraba.
Nos quedamos abrazados dos horas o mas. Cuando toqué la arena y vi que estaba más firme fui soltándome de ella.
-Ya paso- le dije en voz baja. Ella se separó de mi lentamente.
-Ya paso- susurró y se llevó mechones de cabello detrás de su oreja.
Ninguno de los dos dijo algo, estaba demasiado perdido para hablar. Cuando pueda volver a hablar le diré que nunca grité así, o que yo no la escuche.
-...Cias- escuché su voz a un lado. Dejé de ver al vacío para mirarla.
-¿Que?
-Gracias... por todo. No... no se... me dio pánico y...
-No pasa nada- negué repetidas veces- e-esta bien, ya pasó- intenté sonreírle.
-Mi familia murió hace tres años por culpa de lluvia- confesó.
-No es...
-Mi madre murió al instante, a mi padre lo operaron y no sobrevivió. Los trillizos solo fue cuestión de esperar... yo fui la única que sobrevivó- no señorita, no llores.
-Lo siento mucho- me acerqué mas a ella.
-Lamento haberte tratado así los primeros días... es que- se limpió algunas lágrimas- tu inocencia y el no saber cosas tan básicas... cada vez que te veo, veo a mis hermanos... y siento la necesidad de protegerte.
Sus palabras me sorprendieron, ella quiere protegerme, por eso me ayuda. Ella estaba dolida, y desamparada.
Supuse que yo también debería decirle, y que ninguno de los dos diría nada a nadie de esto. Así podríamos entendernos mejor.
-Jamás jugué a las escondidas, oh con la pelota, nunca supe de los videojuegos, nunca corrí por diversión, no he jugado a la riata, oh quemados. No conocí la luz del sol hasta hace dos semanas... yo... nací en prisión- me miró con atención- mi mamá tuvo muchos problemas por mi culpa... ella me decía que me escondiera en el rincón de la cama y que cuando ella silbara y reconociera su figura podía salir... creo... que mi único delito fue no poner atención cuando volvió a silbar.
-Hiccup...
-Por mi culpa ella sufrió... el me enseñó como fui creado... la lastimó demasíado y yo no pude hacer nada- mis ojos ardían ante la pesadilla- me dejo solo, pero me alegro que este en un lugar mejor... Lamento si no dejo que me toques solo que...
-Shh, ya no sigas.
-Pero, ahora eres parte de mi familia. Ya no siento que me asfixias cuando me abrazas y...
No continúe porque tenía sus labios en los míos. No hice nada, me dije a mi mismo que me tranquilizara. Ella se separó de mi al ver que no hice nada. Nunca antes nadie me había besado en los labios pero me alegraba que fuera ella mi primer beso.
-Lo siento yo...
Me acerqué mas a ella lentamente y uní mis labios con los suyos. Eran suaves y dulces. Ella me guiaba porque no sabia que hacer, pero fue hermoso.
-Yo también tengo la necesidad de protegerla señorita.
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Mericcup: Prisioner
RomanceHay una prisión, en una parte muy antigua del mundo, un pozo, donde los hombres son arrojados para sufrir y morir. Pero aveces, un hombre asciende de la oscuridad. A veces, el pozo manda algo de vuelta. Hiccup ha vivido dieciocho años en prisión, t...