-Capítulo 24-

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Me siento especial, no se exactamente como describirlo. Tener a Mérida a mi lado es lo mejor que me pudo pasar desde que escapé... ella y Chimuelo.

Estábamos caminando, yo iba a delante y ella atrás. Chimuelo ha mejorado de su patita así que el es feliz caminado, aunque aveces lo cargo porque se "cansa". Mérida dice que esta mal que lo haga, pero es mi perro y yo lo consiento como yo quiera.

Iba jugando con una rama de un árbol que me encontré en el camino, servia para ahuyentar a los animales que volaban y hacían ruidos.

Caminaba felizmente, cada día estábamos mas cerca, las montañas no parecían tan lejanas ahora. A lo único que le temía a demás de que nos encuentren es que Jack y Rapunzel no lleguen, oh ya hallan llegado y se hallan ido sin nosotros.

-¡Hiccup no!- grita Mérida mientras siento una corriente eléctrica atravesar mi cuerpo, el dolor es demasiado, imposible de soportar... y de repente ya no siento nada, una inmensa paz llega a mi.

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-¿Hiccup?- escucho la temblorosa voz de Mérida llamándome de vuelta al mundo. Siento como su mano acaricia mi frente y lentamente abro mis ojos para encontrarme con los suyos. Ha estado llorando, y sigue haciéndolo, no puedes evitar sentirme mal por verla llorar otra vez. No quiero ser yo el causante de sus lagrimas.

-Cuidado hay un campo de fuerza más adelante- ella intenta reír mientras más lágrimas siguen cayendo- Estoy bien, algo sacudido pero estoy bien.

-¡Estabas muerto! ¡Tu corazón se detuvo!- grita histérica.

-Esta bien, ya esta funcionando.

Siento sus labios sobre los míos, sigo algo aturdido y me duele todo el cuerpo pero como puedo la beso. Ella se separa de mi y me abraza. Si no fuera porque ella estaba llorando por que casi muero estaría feliz de que se preocupe por mi. Le devuelvo el abrazo mientras me siento. Y veo que hay alguien más con nosotros.

-¿Que hace el aquí?- sigo susurrando. Ella termina el abrazo y voltea para verlo, al parecer se le había olvidado que estaba ahí. Y que yo recuerde el no venia con nosotros, el se fue.

¿Cuánto tiempo inconsciente estuve?

-Me ayudó a traerte de regreso a la vida.

-¿Nos seguía?- asintió-¿Porque?

-No lo se Hiccup.- me miró-¿Quieres... quieres pararte?- me dijo tranquilizándose. Asentí.

Al momento en que me pare tuve que hacer un gran esfuerzo por no derrumbarme, mi cuerpo estaba demasiado pesado.

-Para alguien que se dirige hacia el sur tomo una muy mala ruta- dijo. Mérida lo miro mal muy mal.

-¿Que hace usted aquí?- dijo enfadada.

-Me dieron curiosidad, así que los seguí.

-Entonces si conoce a mi mamá.

-Creo que podemos hablar sobre... eso, en otro lugar. Aquí esta lleno de trampas.

Fruncí el ceño.

Él tomó la delantera, miré a Mérida, quien estaba furiosa.

-¿Puedes caminar?- me miró preocupada.

Asentí.

-Solo... ¿podemos ir despacio?

-Como gustes.

Fue la caminata mas larga de toda mi vida. Y por primera vez en años me costaba caminar con mi prótesis. Lo bueno fue que llegamos, porque yo ya no podía seguir.

Entramos a una pequeña casa, era linda. Mérida hizo que me sentara en un sillón, y eso hice. El nos dio un poco de agua lo cual agradecí mucho. Mérida se sentó a mi lado y recosté mi cabeza en sus piernas. Lo único que quería hacer ahora era dormir.

-¿Y? ¿Nos va a dar respuestas ya?- preguntó cortante Mérida. El se sentó en el sillón del frente, que era individual. Se me quedo viendo hasta que yo decidí hablar.

-¿Como conoce a mi mamá?

-¿Tu mamá?- preguntó sorprendido.

-Valka, ella habló de usted.

-¿Y que fue lo que te dijo?- volvió a preguntar.

-Yo pregunté primero.

Soltó un bufido antes de hablar.

-Era un mercenario y ella una princesa. Sus padres jamás estuvieron de acuerdo con la relación. Me inculparon de algo que no hice, mandándome veinte años a prisión, ella me dijo que encontraría la forma de que yo saliera de esto. Huí, pocos días después me informaron que había desaparecido y que había muerto.

-Le prometió volver por ella.

-Ella estaba muerta.

-No, no es cierto.

-¿Porque estas tan seguro?

-¡Ella se metió a prisión por su culpa!- grité- ¡Ella tenía la esperanza que usted regresaría por ella!

-¡Ella ya estaba muerta!

-¡Valka murió hace ocho años! ¡Ella se metió a prisión haciéndose pasar por usted! ¡No tiene idea de lo que ella sufrió!

-¡Y porque no la protegiste tu si tanto te importaba!

-¡No podía! ¡Estaba enca...- me callé al instante, no podía decir nada. Cerré los ojos, que ardían por culpa de las lagrimas que no dejaba salir.

-Naciste en prisión- afirmó y mis sospechas se hicieron realidad. Mamá una vez me contó sobre una princesa que se enamoró de un mercenario. Y ahora esa historia tiene sentido.

-Si.

Y se formó un largo silencio, no iba a hablar mas, ni a escuchar. Estaba cansado y necesita algo de tiempo para digerir todo aquello.

-¿Porque me ayudo a salvarlo?- preguntó por primera vez Mérida, abrí mis ojos para verlo.

-No lo se- se levantó del sillón y se fue.

Mericcup: PrisionerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora