El adolescente quedó impresionado al ver el portón de la mansión, abriéndose. (Es la primera vez que veía un lugar tan grande y lujoso) No se imagino ni mucho llegó a pensar que Adair, quién le tendió la mano sin previo avisó perteneciera a una familia tan adinerada.
-No se bajen del auto.-Expresó el Omega, es un hombre alto de 1.75 metros de altura.-Jaime saldrá un momento con los paraguas.-Mira al chico de bonitos ojos café, todo nervioso.
¿Quién es tan despiadado o de mal corazón como para mandar a un chico de su edad a la infantería? Se nota que no fue porque le gustase, como papá de dos hijos, ver algo así es verdaderamente molesto.
-¿Ya llegamos?-Frota sus ojos.-¿Está lloviendo?-Mira por la ventana.
-Si.-Responde su papá, abriendo la puerta.
-Bienvenido señor Zat y jóvenes maestros...¿él es?-Los cubre con el paraguas.
-Un invitado.-Responde Adair.-Prepara la habitación junto a la mía.-Ordenó.
Su mirada tuvo un destello juguetón al ver el sobresalto de Agni, mirándole con incertidumbre. Agni se encuentra tan desorientado al respecto de todo esto que no sabe que decir.
-Como diga-Ve a Agni.-Bienvenido, joven.-Entraron por la puerta principal, dejo los paraguas a un lado.-Cubrirse con esto por el momento.-Le entrego una toalla a Agni.-Con permiso.-Subió al tercer piso, a cumplir órdenes de su primer joven maestro.
-Yo...
-No es momento de que hablemos.-Comento el señor Zat.-Primero toma una bebida caliente.-Sugiere amablemente.- Dew, llevarlo a la cocina.-Mira a Adair.-Vamos, tenemos que hablar muy seriamente.-Iba regañarlo por la forma en que se expresó de Agni, (sobre como lo llamó perro)
-Bien.-Sigue a su papá.-Volvere en un momento.-Inclina su rostro hacia adelante.-Te prohíbo que te enfermes.-Dicho eso se retiró.
Solo entonces Dewei se dió cuenta de la existencia del adolescente, sin comprender que pasaba él cumplió el pedido de su papá.
‹¿Por qué seguí a está familia sin decir nada? Cuando viene a salir de mi trance ya me encontraba dentro de esta ostentosa propiedad. ¿Por qué trajeron a alguien como yo? ¿Me veía tan lamentable como para conmover sus corazones? Tal vez quieren convertirme en su nueva obra de caridad.
Me iba a reusar pero termine encontrándome con esos vivaz ojos amarillos casi dorados, en ese instante fue como ver el sol brillante sin la mínima intención de apagarse aun cuando estaba siendo bañado por la ruidosa y muy violenta lluvia. Sin pensarlo tanto tome su mano, no perdería nada pensé en ese instante, No tengo nada que perder.
¿Qué podrían esperar de alguien que no tiene nada para empezar? Ni siquiera soy lindo como un Omega para que llamé la atención, soy un chico sin gracia. Mi madre decía que hasta un perro es más bonito que yo, que era verdaderamente una desgracia ser alfa si al final era peor que un beta.
Por algo mis padres prefiero enviarme a la infantería a cambio de dinero, (y todo el que fuera ganado sería para ellos también) que arreglarme un matrimonio a cambió de dinero. Mi escuálido cuerpo no era atractivo y mucho menos mi rostro, es algo que he sabido desde siempre.›
Para empezar no tenía buena alimentación ahí del porque su escuálida, sus padres no son lo suficientemente ricos pero tienen un trabajo estable, sin embargo como en la mayoría de casos los padres suelen tener preferencias y en este caso su amor estaba en el segundo hijo, (se llevan solo unos meses de diferencia) que también es un alfa de ojos azules.
‹No tenía la fuerza suficiente ni el poder para negarme, se suponía que si iba a la infantería, ellos pagaría las facturas de hospital de mi abuelo, la única persona que ha sido bueno conmigo. Sin embargo, luego de escapar de ese lugar al darme por muerto, como pude regresé en busca de mi abuelo.
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¿Amor, placer, o deber?
General FictionACTUALIZACIONES TODOS LOS MARTES. Desde que empecé a entender las cosas, supe que había algo extraño en mí. Como una caja de pandora que no debería de abrir, tenía que mantenerla encerrada a toda costa. Sin embargo, no logré crear una cerradura inde...