capitulo 7

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En la propiedad Zat se escucha mucho ruido, los empleados caminan de aquí para allá, ordenando y decorando cada rincón de todo el lugar. Todo tiene que estar implacable para en la noche, hoy era un día de celebración.

Se está por celebrar a lo grande el cumpleaños número 13 de Adair, sus padres como todos los años piensan tirar la casa por la ventana, una fiesta inolvidable y de la cual se hablara por mucho tiempo.

Adair no quería algo tan llamativo pero acepto por tres razones, primera razón; Sino realizan una fiesta extravagante, empezarían las habladurías de que la familia está pasando por problemas financieros.

La segunda razón es; Ha sus padres les encanta consentir a sus dos hijos, darles lo mejor de lo mejor y de esa manera en un futuro no tener ningún arrepentimiento. Tercera y última razón; Los señores Zat también les fascina presumir a sus hijos, con sus amigos, conocidos. Alardear de lo inteligente y amable que es sus dos hijos, aunque lo amable sigue en duda.

‹Sabia que hoy domingo 31 de enero es el cumpleaños de mi joven maestro, solo no esperaba que desde tan temprano todo el lugar se encontraría tan ocupado.› Agni venía entrado con una botella vacía en manos, y una toalla en su cuello. Recién viene llegado luego de haber salido a correr.

Todas las mañanas sale a ejercitarse al igual que entra su puntería como destrezas, el señor Zat le había dado a Agni paso libre de ir y venir al gimnasio cuantas veces quiera.

‹Ya que estoy libre también debería de ayudarles un poco, ¿Dónde estará el mayordomo o el segundo al mando en coordinar y supervisar a los empleados?› El alfa en busca de esa persona, hasta que la encontro.

—Tienen que ponerle número a la mesa y silla.—Añade el mayordomo Jaime.—Las mesas de los amigos del joven maestro Adair, tienen que estar en la derecha lejos de los adultos.

No querían agobiar a unos adolescentes con la presencia de figuras importantes, que emanan intimidación y superioridad. Es por eso que desde siempre los adolescentes quedan por un lado y los adultos en otro ya que, en la mayoría de veces solo hablan de negocios.

—¿Puedo ayudar en algo?—Pregunto Agni.—Solo díganme en que puedo ayudarles.

‹Es la primera vez que veo a todos los empleados reunidos en un solo lugar, moviéndose tan veloz con floreros, sillas, entre otras cosas. Así es como se vive de primera mano una celebración a lo grande, será muy espléndido cuando todo haya terminado como lo quieren los señores zat.›

Agni camino cuidadosamente por todo el lugar, apreciando la decoración y de como todo el salón va tomando una elegante forma.

Ya han pasado dos semanas desde que él acepto ser el guardaespaldas de Adair, y está haciendo un buen trabajo el seguirlo de cerca. Cuando están en la casa Agni puede moverse con libertad a donde quiera, mientras no el beta no lo llame no es necesario que este junto a él. También dos semanas desde que Adair empezó los trámites para que Agni pueda volverse su sombra a tiempo completo.

Ya el lunes podré asistir al colegio y cuidar de mi joven maestro, aunque posiblemente que solo en los recesos, dudo un poco que temos en el mismo grado.

—Si quieres ayudar entonces...

—Agni, ven aquí.—El beta llamó a su guardaespaldas, mirado con desaprobación al sirviente que estaba por enviar al alfa, en busca de las sillas faltantes.

‹¿Ese short y camisa para hacer ejercicio no es demasiado reveladora?› Adair frunció el entrecejo al ver los hombros y muslos del alfa descubiertos.

Pensado en que tendrá que decirle al mayordomo Jaime, que el uniforme y ropa cómoda de los empleados debe de ser conservadora, principalmente la de Agni, pero echa con una tela suave y que no sea incómoda para el verano.

¿Amor, placer, o deber?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora