—¿Y tú por qué me estái sacando una foto?
—Para la posteridad po', jefa. No todos los días se puede estar acá.
Yovanka miró con un poco de molestia a su compañero, el que la había sorprendido al tomarle una fotografía con su celular mientras esta ponía atención a los extensos archivos que se proyectaban en la pantalla. Néstor estaba cada segundo más aburrido, y se lo hacía saber al único contacto humano que tenía, vegetando y cahuineando sobre todos los personajes que conocían.
—Ya filo, ojalá haya salido bonita nomás. Háblame de algo, que me canso.
—¿Cualquier cosa?
—Sí, cualquier cosa.
—Se están comiendo.
—¿Quién?
—No te hagas la loca jefa, ¡el Franco con la Laura po'!
La bruja no había tenido éxito con la contraseña del archivo. No era una experta en informática, y más que intentar pensar en una contraseña o abrir, leer y comprender documentos a gran velocidad, era poco más lo que podía hacer. Decidió parar y buscar información sobre el asesinato de Camilo, ya que si de verdad todo estaba conectado como había dicho su abuela, entonces era posible que en alguno de todos esos expedientes estuviese la información que buscaban.
—Puta, conociendo al Franco te diría que no, pero igual me he dado cuenta de la manera en que se miran.
—Hacen linda pareja. Les voy a decir que me adopten y me digan hijo.
—¿Y quién te va a querer adoptar si con cuea me haces caso a mí? —Yovanka soltó una carcajada—. Igual sería chistoso. Hubieses visto cuando lo conocimos, casi se separó la cuadrilla porque no paraban de pelear.
—¿La dura? Me cuesta pensar en la Laura discutiendo con alguien o por algo.
—. De verdad. Si no fuera por la llegada del Kevin probablemente la cuadrilla sería distinta... demasiado.
La bruja continuó mirando el monitor, intentando encontrar alguna pista dentro de los informes detallados acerca de la escena del crimen de su pololo.
—Jefa, ¿cómo era la cuadrilla antes de que yo llegara?
—¿Ah? —La pregunta de su compañero la descolocó un poco, pero tampoco tenía motivos para esconderle nada—. Uf, por dónde empiezo. Yo entré al Gremio a los veinte, y altiro conocí a la Laura. Don Héctor nos tenía como adeptas que se desplegaban como refuerzos, por lo que no teníamos cuadrilla fija. Estuvimos como dos años así. Luego nos juntaron con el Franco, un par de misiones después conocimos al Kevin, luego llegó la Coté, y como hace año y medio llegó el Cami.
—¿Quién es la Coté?
—Una compañera nuestra que murió en una misión el año pasado. Me caía bien, era como el Cami versión mina... Puta la hueá, verdad que tampoco lo conociste.
—Sorry. —Néstor suspiró, recordando los riesgos permanentes de su profesión—. ¿Encontraste algo?
—Hueón. —Yovanka negó con la mirada—. No es que no haya información, si no que la que hay no tiene ningún puto sentido, ¡mira esto!
Al acercarse al monitor, el joven vio un informe que relataba que no se habían encontrado huellas en el departamento del occiso, ya que solo estaba el cadáver con heridas de balas, las que supuestamente provenían de todas direcciones.
—Suena como si las balas hubiesen salido de la nada, porque ni siquiera hay registro en las cámaras, ni testigos, nada.
—Jefa, ¿una vez dijiste que fue tu abuela la que te dijo que lo del Camilo estaba conectado?
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Eterna, el universo elemental. Primer volumen.
FantasyChile, 2014. Atentados terroristas, desastres naturales, crisis de credibilidad en el Estado y las fuerzas del orden. La nación lleva más de un año siendo azotada por una serie de desgracias provocadas por los adeptos, personas con la capacidad de...