Capítulo 19: Golpe de realidad

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—¡Vania! ¿Estái lista o no?

—¡Ya voy!

—No la apures Yova, recién llegó el sushi.

Yovanka terminó de colocar el tercer y último sofá alrededor de la mesita de su terraza. Mañana partirían a una misión difícil y lo sabía perfectamente, por lo que decidió tener una última noche de relajo con sus compañeras de cuadrilla y, de paso, entregarle la información que obtuvo a su mejor amiga.

La promoción de sesenta piezas de sushi más dos botellas de pisco sour, una de vino tinto —la bruja odiaba el alcohol dulce—, y tres copas adornaban la mesa. Yovanka vestía el andrajoso vestido claro y los shorts que usaba a modo de pijama, mientras que Laura vestía su pantalón de polar y polera rosa, las que ocupaba para el mismo fin.

—¡Lista!

—Eso, como vas a venir al pijama party sin andar con pijama en primer lugar.

Vania apareció desde el living con un holgado pijama de una pieza, el que parecía un disfraz de Popi, la gatita calicó que solía invocar.

—¡Perdón!

—Ay, Vania, no le hagas caso a la Yova, se las da de tony cuando está acá.

—Denle más color. Bueno, por lo menos ya estamos todas. —Yovanka llenó de pisco sour las copas de sus compañeras—. ¡Salud!

Las tres adeptas brindaron y comenzaron a comer.

—¿Dónde queda Pelluhue? Lo busqué en internet y me mandó al Maule, cerca de Cauquenes. Caché que tienen bonitas playas. —Vania hizo sus averiguaciones posterior a degustar una pieza de sushi.

—No, este es otro. Queda más allá de Osorno, cerca de la frontera con Argentina incluso, de ahí vas a cachar. —Yovanka hacía el esfuerzo por no hablar con la boca llena.

—¿Pero tú no eres de Osorno? —Laura miró a la joven adepta—. ¡Pasemos a ver a tu familia!

—Sí, por último a saludar no más. —La bruja rio.

—Pucha chiquillas —la joven suspiró—, la verdad es que no tengo una relación tan buena con mis viejos...

—¿No? —La adepta poliforme bebió pisco sour—. ¿Se puede saber por qué?

Antes de comenzar a hablar, Vania tomó un largo trago de licor y suspiró.

—Tengo dos hermanos mayores. Uno ya salió de la U pero no he sabido nada de él desde hace tiempo. El otro nació con una enfermedad, entonces mis viejos le dedican mucho tiempo a él. Los quiero, los ayudo y todo, pero toda su vida gira en torno a cuidarlo por su enfermedad, entonces yo creo que por eso no soy tan apegada a ellos como debería.

—Auch, pucha Vania, lo siento.

—¡No te preocupes, Yova! Tener la banda con mis amigas, ser adepta y trabajar con ustedes igual me ha ayudado con eso, pero no sé si ellos quieran estar sabiendo que voy a una misión de riesgo.

—Igual es verdad. Bueno, si volvemos vivos, los pasamos a ver, ¡salud!

Las jóvenes volvieron a brindar.

—Yova —Laura interrumpió la conversación después de brindar—, ¿vas a entregarme "eso"?

—¿Ah? —Vania miró hacia todos lados—. ¿Qué cosa?

—La información de los orígenes de Laura. Saqué toda la información que pude de los archivos del Depa. Hemos hueveado mucho tiempo con esto.

Eterna, el universo elemental. Primer volumen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora