capitulo III

955 140 28
                                    

Cuando abrí los ojos, esta vez ya no dolía tanto como antes, lo único que dolió, o se destacaba en este caso, era mi estómago que me estaba gruñendo por no alimentarlo hoy. Otra cosa que noté fue que era de noche, no sé qué hora era exactamente.

Rodé hacia una de las orillas de la cama para poder pararme.

Ya en mis cuatro pezuñas, me di la vuelta y caminé directamente a mi puerta cerrada, dándole vuelta al pestillo. Se abrió la puerta con nula dificultad. Vagué por lo que era la casa a oscuras. No era tan difícil caminar cuando tus ojos podían ver un poco mejor en la oscuridad que los ojos humanos, llegando al lugar donde se encuentran las escaleras.

Di un suspiro y bajé con cuidado; no necesitaba otra conmoción cerebral, la anterior apenas se había curado. Sí, otra cosa a destacar es el factor curativo de mi especie; como somos depredadores parasitarios, tendemos a recuperarnos más rápido. No sé cuánto más rápido con las especies de este mundo, pero podía curar un hueso roto en tan solo tres días.

Impresionante, claro, mientras tuviera un suministro de alimento algo estable, podía curarme en poco tiempo. Esto me salvó en varias ocasiones, los cortes que generalmente sangraran por unos minutos y en los casos más graves que no se detuviera solo el sangrado, mi regeneración hacía el trabajo, puedo decir con orgullo que sobreviví a una lluvia de flechas. Otra cosa a resaltar es que logré evitar todas las que estaban en llamas.

Bueno, excepto una; esa me rozó un poco el muslo izquierdo, generando una cicatriz en forma de línea que pasaba por casi todo mi muslo y glúteo. Las cicatrices en la quitina se ven diferentes que en la piel normal, se cierran, pero esta queda con un tono verdoso, no muy verde, un verde más cercano al que verías en un pantano.

Pero el resto de las flechas que me dieron de lleno no dejaron cicatriz. Claro, curar un pulmón perforado no fue divertido; tampoco mi intestino, que tenía múltiples agujeros. ¿Cómo sobreviví a eso? Puedo decir que por la adrenalina y pura suerte, eso o alguien allá arriba que quiera seguir viéndome sufrir.

Oh, y otra cosa que descubrí de esa lluvia de flechas: los órganos perforados demoran alrededor de un mes en curarse. Bueno, depende de la cantidad de alimento que consuma; ese número podría reducirse. ¿Cómo sé que mi intestino se arregló? Dejé de cagar con sangre después de ese mes.

Me detuve en mi cocina, miré mis alforjas que había tirado antes, saqué el mapa que tenía en la alforja y la dejé abierta, me di la vuelta e ingresé en la cocina. Rebusqué los cajones hasta que encontré lo que buscaba; sacando uno de los cuchillos de cocina que había en el cajón, lo cerré y me llevé el cuchillo a la boca. Agarrándolo por el mango, troté de vuelta a mi alforja para guardar el cuchillo. Con eso hecho, volví a la cocina y abrí los cajones que estaban arriba, para este caso tenía que apoyarme con mis pezuñas delanteras para mirar más arriba.

Agarré una de las sartenes que tenía, había varias, así que una no me iba a molestar, por lo menos ahora no lo haría. Regresando a mi alforja, metí lo mejor que pude la sartén dentro; solo el mango sobresalía.

No podía quejarme, esto era lo mejor que conseguiría. Miré hacia mi sala de estar donde había un reloj que no hacía ruido, era raro y espeluznante al mismo tiempo, pero no iba a mirar la dentadura de un poni regalado.

Otra cosa, decía que eran cerca de las once pm.

Próxima parada en el ayuntamiento de Ponyville.

-----------------------------------------------------------------------------

Mientras caminaba, esta vez pude ver las tiendas de mejor manera. Unas tenían nombre, otras no; una de las que más se destacaba era llamada Barnyard Bargain.

intenta tener una vida honestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora