todos los días luke pasaba por la plaza viendo a los niños jugar y extrañar cada vez más a su ex novia que en ese instante estaría con otro hombre.
maia abría todas las mañanas el pequeño kiosco de su madre en frente a la plaza. amaba ver jugar a los niños porque le hacían recordar a su pequeña sobrina.
la joven encontraba siempre al solitario rubio mirar hacia los niños y luego comprar un helado en el kiosco de la madre de la morocha.
"ten unos dulces, tal vez te endulzan tu triste mirada."
"no creo que nada pueda cambiarla, pero gracias."
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sweets ;; lrh
Fanfiction[terminada] donde una chica alegre le regala dulces a chico triste.