diecisiete ;; no quiero perderla

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cada uno miraba la cara del otro con tan solo cinco centímetros de distancia. ambos buscando un tema para que el silencio matador que se había formado desapareciera.

- ¿cuánto tiempo será? - murmuró luke mirando los ojos de maia. esta había dejado de llorar hacía rato ya pero seguía con los ojos tristes.

- me quedan tres años para terminar la universidad y supongo que lo próximo sería encontrar trabajo allí pero no lo sé con exactitud, luke. - contestó con sinceridad, entrecerrando los ojos al mirar hacia el pecho de luke. el rubio quiso desaparecer en cuanto escuchó la respuesta.

- sabes que no puedo seguirte hasta londres, sabes que...

- no te estoy pidiendo que me sigas, no puedo atarte a mi como si fueras de mi propiedad. - sonrió. - solo te estoy pidiendo que me entiendas y que no me odies.

- te amo, maia. no puedo odiarte ni aunque quisiera, y créeme que quiero odiarte, todo sería más sencillo pero te amo tanto. - la abrazó por la cintura y la pegó a su pecho más de lo que ya estaba, posó los labios en su frente y suspiró allí.

- no ayudas, cariño. - susurró ella y dejó un beso en su clavícula. - no sé qué hacer, hemmings, me estoy volviendo loca. - se despegó y lo miró a los ojos. - créeme que el diseño es lo que más me gusta pero estas tú y mamá aquí, junto con mis amigos. no puedo elegir entre dos cosas que amo.

- ¿dos? - frunció el ceño.

- mi pasión o a ti.

luke sonrió y juntó sus labios con los de ella en un dulce beso. las manos de maia se quedaron en la espalda de luke y los brazos de luke se envolvieron completamente en la cintura de la muchacha. se notaba a kilómetros que no se querían separar, y estas así hasta el final. pero este se acercaba pronto, o eso pensaban ellos.

se quedaron dormidos al poco tiempo de terminar la charla pero luke se despertó en el medio de la noche, a las dos y media de la madrugada y salió al pasillo para llegar al baño, pero se encontró con la madre de maia entrando al su habitación. tragó duro y se rascó la cabeza mientras la mujer lo miraba con una sonrisa ladeada.

- estaba mal y-y vine a-a acompa-ñarla. - se excusó el rubio.

- cariño creo que todos estamos mal en estos momentos, ¿verdad? - se acercó hasta unos metros de mí. - ¿cómo estás tú, luke? - se cruzó de brazos y se apoyó contra la pared.

- no lo sé. - suspiró. - ¿sabe que estuve pensado? aunque la ame como lo amo, eso no va a hacer que deje atrás sus sueños. pero no la puedo seguir, por mi familia, por mí, no la puedo seguir, sólo sería un peso en su espalda que no merece tener. - despeinó su pelo rubio y miró entristecido a la madre de su novia. - no quiero perderla.

- no la perderás luke, sólo tiene que encontrarse ella misma. no puedo decirte que estoy feliz con toda la situación pero ella está emocionada por todo esto aunque diga que una parte de ella está aquí, siempre una parte de nosotros está del lugar de donde vinimos pero ella nunca perteneció aquí, siempre sintió que debía irse a sydney.

la mujer se sintió vacía por un momento, su pequeña bebé se iba a ir en menos de un mes y ella no podía hacer nada para impedirlo. sonrieron ambos con nostalgia.

- es como el viento. - murmuró la mujer mirando con los ojos empañados al novio de su hija.

- imposible de atrapar. - terminó la tan conocida oración el muchacho.

- mejor me iré a dormir porque me voy a poner como una vieja resentida y todavía soy joven. - se acercó al chico y este se tensó, no esperaba ese movimiento. la mujer algo insegura lo rodeó con los brazos. - gracias por estar para mi hija, luke. eres un chico de oro. - murmuró y se fue a su habitación sin volverlo a mirar.

luke miró hacia la puerta blanca con un cartel que decía "maia, tocar antes de entrar. gracias" con dibujos al rededor todos perfectos; y se sintió mal, sintió perder parte de su corazón, sintió que su mundo se iba porque ella se había vuelto su mundo.







aaaah último cap, ahora subo el epílogo.

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sweets ;; lrh Donde viven las historias. Descúbrelo ahora