120 |Epílogo|

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Zabdiel observa al castaño frente a el dormir plácidamente sobre la cama y una sonrisa aparece en sus labios; lleva su mano hacia su mejilla y da leves caricias haciendo que el más bajo balbucee algunas palabras que no puede entender del todo. Continúa con sus caricias hasta que el ojimiel logra despertar y abre sus ojos lentamente, encontrándose así con la mirada café del más alto. Una sonrisa se instala en su rostro y suspira para luego hablar.

––Buenos días Zab ––salida y bosteza.

––Buenos días bonito ––responde y se coloca sobre su brazo para después acercarse a su rostro y depositar un beso en sus labios.

Chrietopher lleva su mano hacia el cabello rubio de este y comienza a enredarlo

entre sus dedos, esto le relaja al boricua así que se mantiene quieto para que el contrario siga con su labor.

––No me  voy a cansar de repetir lo mucho que me gustas y que te ves tan sexy siendo rubio ––nrnviona y muerde su labio inferior.

––Pues déjeme decirle señor de Jesús Vélez que a mí me encantan todos los tatuajes en su cuerpo, pero sobre todo el de tu pecho y espalda ––fice para depositar un beso sobre su pecho desnudo.

Chrietopher rie nervioso pues apesaf de que llevarán más de 6 años juntos, y casi 2 años de casados, Zabdiel le seguía provocando las buenas sensaciones como desde el día uno. Lleva sus manos hacia el torsi desnudo de su esposo y comienza a pasar sus manos por todo este, a lo que el rubio no pone objesion alguna en ello.

––¿Sabes también que es lo que me gusta de ti? ––pregunta el ojimiel aún con su labor.

––¿Que? ––responde este con la voz ronca.

––Todo tu cuerpo, tus músculos, tus manos, simplemente todo.

Cuando el castaño termina pasa su lengua por sus labios provocaticamr te y el boricua no duda ni un segundo en besarlo lentamente pero de una forma apasionada y sensual.

Lleva sus manos a la cintura de este y Christopher lo toma de la nuca para profundizar aún más el beso y hacerlo más demandante.

Zabdiel baja sus manos por encima del pantalón del contrario y cuando llega hasta su trasero lo aprieta entre sus manos y este suelta un gemido, este vuelve a atacar los labios del rubio y este lleva sus manos curiosas hasta el pantalón de este y meter sus manos de tro de el, para acariciar sus muslos con suavidad.

Cuando el aire comienza a faltar ellos se separan, pero Zabdiel se siente tan incapaz de alejarse que se dirige al cuello de este y comienza a dar besos húmedos y una que otra mordida.

––Zab... Amor... ––dijo con dificultad.

––Mmm ––nrnciono este sin apartatse.

––Me encanta esto petro... No podemos.

Cuando el castaño dice esto el rubio hace caso omiso y continúa con su labor, bajando hacia su pecho y comenzando a dar besos en esta zona.

––Zab, el bebé.

Zabdiel levanta la mirada y mira a los ojos a su esposo.

––Esta dormido amor, no sucederá nada ––trara de convercerlo.

––No Zabdiel, no tendrenos sexo con el bebé en la misma habitación y menos si es como la última vez ––mrnciona.

––Anor pero la última vez fuiste tu quien quería ¿No recuerdas que gritabas como loco por más?

––¡Zabdiel!

Y justo cuando el ecuatoriano reprende a su esposo su bebé comienza a llorar.

––Te toca, yo me levanté por la noche ––dice el rubio.

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