Dos Almas Unidas

Capitulo 2

Liv

Termino de comer con Bruno y ambos vamos a la cocina a dejar nuestros platos sucios. Le dije que yo los podía limpiar mientras él podía seguir con el hechizo, la poción o la cosa que estaba haciendo, el asiente y fue a seguir haciendo su trabajo. No dije de pensar en Damen todo el día, Bruno ha estado muy preocupado, el rey le da demasiadas órdenes y es muy exigente. Me di cuenta que Bruno sabe muchas cosas, estuvo manteniendome informada de lo que pasaba y varias veces menciono mi nombre.  No sé nada de este lugar y no se en quien puedo confíar, el rey me da miedo. Con la última vez que vino no le basto, trajo a un guardia para saber cómo iban las cosas, eso hizo que Bruno perdiera la paciencia y lo echara.

Bruno me cae bien, es un viejito agradable y muy sabio. Creo que yo también le agrado, pero aún así no le he dicho la verdad, sigue pensando que me llamo Olivia y que no conozco a la familia real. Sé que Damen está en el castillo, así que tengo que buscar la manera de ir a ese castillo, solo que no se dónde ir. Y según lo que se, queda demasiado lejos.

Al terminar de lavar los platos voy con Bruno, me siento en el sofá mientras veo cada cosa que hace.

— Necesita solo una cosa — murmura— Algo fuerte.     

Parpadeo varias veces y empieza a ver todos los frascos con líquidos o polvos que tiene en un estante. ¿Algo fuerte? Recuerdo las frutas de colores que encontré, levanto las cejas, eso tal vez le puede servir, me acerco a el con una tímida sonrisa y de mi bolsillo saco algunas de esas frutas de colores. Se las extiendo y el las mira sorprendido.

— Encontré esto saliendo del bosque, y cuando lo pobre me quito el cansancio y se puede decir que me sentía más fuerte y con más energía— le explico con mis mejillas rojas — ¿Crees que te pueda ayudar?

— Esto tiene un nombre — susurra agarrando uno — Pero no me acuerdo, hace mucho tiempo que no se ve esto. En todo el reino desapareció, es increíble que lo encontrarás.

Sonrió.

— Creo que si serviría — el agarra tres y los echa a la olla haciendo que el líquido negro se vuelva morado con toques azulados — Perfecto, creo que el Rey estará muy feliz con el resultado.

— ¿Irás al castillo? — pregunto.

— Si, ¿Quieres ir a dar una vuelta al pueblo? — me ofrece — Podrías divertirte, yo estaré mucho tiempo en el castillo y te aburrirás aquí sola.

— Podría acompañarte al castillo — le digo con una sonrisa inocente.

— No creo, al rey no le gusta que vayan personas que no conoce.

Hago una mueca y asiento.

Bruno me dió un vestido con flores, demasiado hermoso, de color amarillo con flores blancas. Quedé enamorada de él, le pregunté de dónde lo había sacado pero no respondió, cosa que se me hizo demasiado raro pero no volví a preguntar. Supongo que pudo ser de su esposa, en su sala hay una foto de una mujer demasiado hermosa. Me preguntó que le pudo haber pasado.

El me dió unas manzanas y unas monedas, me dijo que si íbamos a ir al pueblo tenía que tener algo que comer y dinero. Bruno era como tener un abuelo, nunca pude pasar tiempo con mi abuelo, murió cuando era una niña, y ahora pasar tiempo con Bruno es demasiado divertido y alegre. Fuimos al pueblo en caballo, al principio casi me desmayo de miedo, pero después fue agradable.

Pero aún así, aunque la estuviera pasando bien, no dejaba de pensar en Damen.

                            Damen

— ¡Putas ganas tengo de matarte! — le gritó a Adel cuando entró a mi habitación — ¡Afuera! ¿¡Que no ves que estoy desnudo!?

— ¡Cuando naciste fui casi el primero en verte desnudo!