𝔠𝔥𝔞𝔭𝔱𝔢𝔯 𝟛𝟡: 𝔳𝔬𝔦𝔠𝔢-𝔬𝔳𝔢𝔯 | 𝟷𝟸

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Anton y yo seguíamos holgazaneando en su cama cuando llegó el mensaje de Sung Chan. Aunque estaba contento de que se cancelaran extraoficialmente las actividades del día, no me apetecía asistir a una fiesta. Todavía me sentía cansado a causa del estrés que había vivido las últimas horas.

―¿No te parece extraño que Sung Chan quiera organizar una fiesta? ―le pregunté a Anton.

―Un poco ―respondió, pensativo―. Pero dudo que se trate de una fiesta desenfrenada. Después de todo, Sung Chan es Sung Chan ―añadió, riendo.

No pude evitar sonreír, pero fue una sonrisa pequeña y breve.

―Cierto.

―Por favor, anímate ―me pidió Anton, abrazándome―. Olvida por un rato tus preocupaciones.

―No puedo ―me lamenté.

―No te sientas mal por haber sido sincero conmigo ―prosiguió Anton―. Simplemente hiciste lo que sentías.

―Eso es lo que me preocupa ―murmuré―. He vivido mucho tiempo, y he visto a los humanos cometer un error tras otro por seguir sus sentimientos. No quiero equivocarme como ellos, Anton.

Anton reflexionó un momento sobre mis palabras.

―Supongo que también eres un poco humano, así que es normal que a veces te dejes llevar por tus emociones ―dijo finalmente―. Pero no puedes apartar a las personas de ti para siempre.

Suspiré.

―Lo sé ―admití, resignado.

―¿Pero...?

―¿Cómo sabes que hay un "pero"?

―Contigo siempre hay "peros". Ya estoy acostumbrado, Park Won Bin.

En otras circunstancias, quizás me habría reído, pero la preocupación no me lo permitió. 

―Tengo un mal presentimiento, Anton ―reconocí.

―¿Sobre qué?

―No lo sé, pero... es como si estuviera a punto de suceder algo malo, muy malo ―respondí. Tomé su mano y la coloqué sobre mi corazón―. Puedo sentirlo aquí.

―Won Bin...

Anton se acurrucó contra mí.

―No quiero morir ―confesé, rodeando sus hombros con mis brazos―. Siempre le he temido a la muerte. Ni siquiera sé qué tipo de cosas podrían matarme, pero espero nunca averiguarlo, Anton. No te puedes imaginar lo aterrador que es vivir día tras día sin saber qué es tu kryptonita.

―No te preocupes, Superman ―dijo Anton, arrancándome una sonrisa―. Yo te protegeré, ¿de acuerdo?

Me reí. Anton era un buen chico, pero sólo era humano. No podía protegerme de mis temores. Sin embargo, agradecía que quisiera estar conmigo a pesar de todo lo que le había contado sobre mí mismo. 

―Gracias ―le dije.

―No tienes que agradecerme ―replicó Anton―. Sólo recuerda que, ahora que me has encontrado, nunca más tendrás que cargar con tus problemas solo. 

Me habría enamorado profundamente de él en aquel momento, pero ya estaba tan enamorado que era imposible que pudiera enamorarme aún más.

❮𝙸𝚌𝚊𝚛𝚞𝚜❯ | 𝚆𝚘𝚗𝚋𝚒𝚗 | 𝚁𝙸𝙸𝚉𝙴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora