𝔠𝔥𝔞𝔭𝔱𝔢𝔯 𝟞𝟜: 𝙰𝙲𝚃 𝚅: 𝙸𝙽𝚃𝙾 𝚃𝙷𝙴 𝙱𝙻𝚄𝙴

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El día fue reemplazado por la noche más rápido de lo que esperaba. Me encontré a mí mismo caminando hacia el lago, con una lata de comida en una mano y una manta de lana en la otra.

Honestamente, tratar de conversar con Jae Jun no era muy atractivo para mí, pero le había prometido a Anton que intentaría hablar con él una vez más, así que era el valor de mi palabra lo que impulsaba mis pasos.

Sin embargo, deseaba que Jae Jun se hubiera marchado. Desafortunadamente, mis deseos casi nunca se hacían realidad, por lo que, al llegar al lago, no me sorprendió distinguir la silueta del hermano de Won Bin en la oscuridad. 

Jae Jun se había quedado dormido, con la espalda apoyada en el tronco de un árbol. Dejé la lata de comida junto a él y lo cubrí parcialmente con la manta; después me senté a su lado y lo observé.

―Eres una molestia ―me quejé en voz baja.

De repente, vi un destello en su mejilla; se trataba de una solitaria lágrima, la cual se deslizaba lentamente sobre su piel. Probablemente aquel chico aborrecible estaba teniendo una pesadilla. En un arrebato de amabilidad y estupidez, sequé su rostro con el dorso de mi mano.

Entonces comenzó la pesadilla. Mi piel comenzó a desintegrarse frente a mis ojos, a una velocidad alarmante, dejando a la vista primero los músculos y, posteriormente, los huesos.

Tuve que morderme los labios para no gritar de dolor.

Me levanté y corrí hacia el lago. Me lancé al agua y permanecí sumergido hasta que mi piel se regeneró por completo. Cuando salí a la superficie, descubrí que Jae Jun había despertado y estaba de pie en la orilla del lago, mirando hacia el agua. Al verme, frunció el ceño.

―¿Qué haces? ―me preguntó.

Nadé de vuelta a la orilla y salí del agua hecho una furia.

―¿Acaso fingiste dormir a propósito? ―le grité. En cuanto estuvimos lo suficientemente cerca, lo empujé con ambas manos. 

Mi empujón hizo que se tambaleara, puesto que no estaba preparado una reacción violenta. 

―¿De qué hablas?

―¡Mi piel se disolvió! ―chillé―. ¿Querías matarme?

―En serio, no te entiendo. Explícame lo que sucedió ―me pidió.

―Eres una basura ―le espeté, demasiado enojado como para darme cuenta de que Jae Jun parecía un poco preocupado―. Si querías matarme, podrías haber atacado de frente, no utilizar estratagemas ridículas para...

Jae Jun me sostuvo por los hombros y me zarandeó para que dejara de hablar y le prestara atención.

―¡Estaba dormido! ―me gritó―. Lo que sea que haya pasado, no fue intencional.

Pero fue como si yo no hubiera escuchado lo que dijo.

―¡Tienes suerte de que mi piel tenga una asombrosa capacidad de regeneración acuática! Si me hubiera quedado una cicatriz, estarías muerto.

―¡No querías lastimarte! ¿Qué rayos fue lo que pasó?

―¡Tus lágrimas! ―respondí―. Estabas llorando, sequé tus lágrimas y de inmediato mi piel se deshizo.

Jae Jun me soltó y bajó la mirada.

―Lo siento ―se disculpó―. Fue un accidente.

―¿De verdad esperas que te crea?

―No tengo razones para matarte, Lee Tae Min. No eres mi enemigo.

―Sí, claro ―repliqué―. Probablemente piensas que mi primo y yo convencimos a Won Bin para que viniera aquí.

―No exactamente ―musitó Jae Jun―, pero si quieres creer que pretendía asesinarte, está bien. No me importa que tengas una mala imagen de mí. Sólo te pediré una cosa.

―No estás en posición de hacer peticiones.

―Es sólo una cosa, Tae Min.

Bufé con exasperación. 

―Está bien, habla. No accederé, pero de todos modos quiero escucharte suplicar.

Jae Jun inhaló profundamente y luego exhaló.

―Accidental o no, lo que acaba de suceder no es culpa de mi hermano, así que, por favor, no lo expulses de tu campamento.

Su petición me dejó pasmado. En cuestión de minutos, su actitud había cambiado radicalmente.

―¿Te has vuelto loco? No le daré la espalda a Won Bin; no es su culpa que su hermano mayor sea un psicópata.

―Gracias ―dijo Jae Jun. Me miraba a los ojos y su tono de voz era serio.

Me reí con amargura. 

―Me sorprendes. Tu mayor deseo es que Won Bin abandone este lugar, pero me acabas de pedir que se quede. Estás muy mal de la cabeza, ¿sabes? 

Jae Jun me fulminó con la mirada. 

―Es cierto que deseo que Won Bin venga conmigo, pero quiero que sea él quien tome la decisión. Quiero que comprenda por sí mismo que todas esas ideas que tiene en la cabeza no valen la pena.

Prácticamente en contra de mi voluntad, comencé a sentir un poco de tristeza por Jae Jun. Era un idiota, sí, no me cabía duda, pero se notaba que Won Bin era muy importante para él. Por desgracia, era incapaz de comprender los sentimientos de su hermano.

―Won Bin no se marchará, Jae Jun ―dije, pronunciando su nombre por primera vez―. Está enamorado, ¿entiendes? Si quieres estar a su lado, tu única opción es quedarte con nosotros.

Jae Jun asintió con la cabeza, asimilando lo que acababa de decirle. Sin embargo, no emitió comentarios al respecto; en cambio, dijo:

―Vas a congelarte.

El cambio abrupto de tema me descolocó.

―¿Eh?

―Tu ropa está empapada ―señaló.

Fue en busca de la manta que yo le había llevado y después me envolvió con ella. Me puse alerta de inmediato, puesto que, por un segundo, pensé que intentaría asfixiarme con la manta. Por suerte, no lo hizo. 

―Eres torpe como un niño comentó Jae Jun, mirándome a los ojos de nuevo. Se notaba que estaba exhausto. 

―Y tú eres un cretino ―le espeté. Acto seguido, le di la espalda y emprendí la marcha hacia el campamento.

―Supongo que estamos a mano ―exclamó Jae Jun antes de que yo estuviera lo suficientemente lejos como para no poder oírle.

―¿Qué?

―Hace un par de horas me dijiste que Won Bin y yo te habíamos despertado.

―Ya, ¿y qué?

―Pues que cuando te lanzaste al agua me despertaste.

Interpreté su comentario como un lamentable intento por bromear. Quise sonreír, pero al final opté por guardar silencio y permanecer serio. Aquel tipo era impredecible y peligroso. Lo mejor era mantener la distancia. 

❮𝙸𝚌𝚊𝚛𝚞𝚜❯ | 𝚆𝚘𝚗𝚋𝚒𝚗 | 𝚁𝙸𝙸𝚉𝙴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora