🎕
Necesitaba estar solo, así que me escondí al otro lado del lago. La luna llena se reflejaba por completo en la superficie del agua e iluminaba el paisaje, confiriéndole un aspecto fantasmagórico y casi mágico a todo cuanto me rodeaba.
Desde mi ubicación, podía observar a Jae Jun hablando con Tae Min. A pesar de la distancia, podía escuchar un sonido que no solía oír con frecuencia: la risa de mi hermano. El extraño sentido del humor de Tae Min lo hacía reír, sonreír, enfadarse, y bromear. Aunque estaba enfadado con él, no podía evitar sonreír cada vez que escuchaba sus carcajadas estruendosas.
Era muy pronto para asegurar que Anton había tenido razón, pero, incluso si aquel incipiente vínculo terminaba convirtiéndose sólo en una bonita amistad, era un milagro.
Mi hermano no era sociable, por lo que no había tenido amigos cercanos. Quizá el destino había querido que Jae Jun conociera a Tae Min para que por fin aprendiera lo agradable que puede llegar a ser estar cerca de alguien.
De repente, escuché unos pasos tras de mí. Me di la vuelta y vi a Anton, quien permaneció junto a un árbol, indeciso. Estaba avergonzado por el berrinche que había hecho.
Le di unos golpecitos a la lisa superficie de la roca sobre la que me encontraba sentado para indicarle que podía sentarse conmigo.
Anton suspiró y se acercó.
―Me pregunto qué le está diciendo tu primo a mi hermano ―comenté―. Debe ser un chiste divertidísimo.
―No entiendo cómo alguien puede disfrutar las bromas de Lee Tae Min ―dijo Anton.
―Mi hermano siempre ha sido peculiar.
Nos quedamos en silencio un rato, sumidos en nuestros pensamientos.
―¿Ves lo contentos que se ven? ―inquirí con voz tranquila.
Anton suspiró.
―Sí.
―Creo que no nos corresponde intervenir. Son adultos. Saben elegir a sus amistades.
Anton no respondió. Pensé que se levantaría y se marcharía para demostrar su desacuerdo, pero en lugar de ello, dijo:
―Lo siento, Won Bin.
No quería hablar sobre la absurda discusión que habíamos tenido, pero sabía que tenía que hacerlo.
―¿Por qué lo sientes?
―Mis estúpidos celos te hicieron sufrir.
Anton me miraba directamente a los ojos.
―Te pareces a Tae Min ―murmuré, mirando hacia otro lado. Sus ojos tristes me hacían sentir peor―. A veces no piensas antes de hablar.
―No supe lidiar con mis sentimientos ―me explicó Anton―. Eres mi primer novio ―admitió, avergonzado.
Volví a mirarlo. Su confesión me había enternecido.
―Bueno, pues tú eres la primera persona a quien le conté lo que soy.
Anton frunció el ceño.
―No es necesario que mientas ―masculló.
Sonreí.
―No es mentira ―repliqué―. Léo descubrió la verdad por su cuenta.
Anton palideció.
―¿Léo?
―Era el nombre de mi ex ―dije.
Anton cerró los ojos. Al parecer, incluso escuchar su nombre le hacía sentir enfermo.
―En los años treinta, mi hermano y yo nos peleamos ―le conté. Anton abrió los ojos lentamente y prestó atención―. Me fui a Estados Unidos, y conocí a Léo poco después, en Nueva Orleans. Él trabajaba en un circo.
―¿Un circo?
La sorpresa de Anton me hizo reír.
―Un freak show, en realidad ―me corregí. Mi risa se extinguió cuando recordé el sufrimiento de aquellas personas―. Me enamoré rápido. Perdí tanto la cabeza que incluso planeé contarle mis secretos. Pero él ya sabía sobre mí antes de que hubiéramos hablado por primera vez; ni siquiera fue necesario que me viera brillar. Me estaba esperando y, en cuanto tuvo la oportunidad, me atrajo con mentiras y promesas ―Hice una pausa. No era una historia fácil de contar―. Léo no era una buena persona, Anton. Él utilizaba a la gente para sus propósitos. Nunca formó parte de la mano de obra del circo, sino que era el mismísimo dueño. Cuando me enteré de quién era en realidad, y lo que hacía con las criaturas sobrenaturales que se cruzaban en su camino, ya era tarde. De no haber sido por Angelia, la chica que pintó el cuadro que tus padres compraron, los otros prisioneros y yo... todavía estaríamos atrapados en aquel circo.
Anton estaba estupefacto.
―Oh, Dios, Won Bin..., es una historia espantosa ―dijo, acercándose a mí para abrazarme. Apoyé la barbilla en su hombro y permití que me estrechara entre sus brazos―. Lo siento mucho. Si lo hubiera sabido..., te juro que nunca..., nunca habría reaccionado de forma tan infantil...
―Algunas partes de mi pasado son muy sombrías, Anton ―confesé―, y desearía no tener que hablar sobre ellas contigo, pero... supongo que, tarde o temprano, terminaré haciéndolo.
―¿Aún me consideras digno para oír tus historias? ―inquirió Anton, con una pizca de vacilación en su dulce voz.
Me separé de él y toqué su mejilla.
―Por supuesto ―respondí, sonriendo―. Anton, no te preocupes. Esto sólo fue una discusión. Tendremos muchas más en el futuro, te lo aseguro.
Anton esbozó una débil sonrisa cuando escuchó la palabra "futuro".
―Trataré de ser mejor ―me prometió―. Nunca te haré llorar de nuevo.
No podía enfadarme con él por mucho tiempo. Quizás estaba siendo muy indulgente, pero no quería desperdiciar nuestros momentos juntos con discusiones que no nos llevarían a ninguna parte.
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Por la mañana, fue el turno de Maru de disculparse.
―Léo fue parte de un oscuro capítulo en tu vida ―dijo, compungido―. No debí mencionarlo. Perdón, Won Bin.
Había perdonado a Anton, por lo que también estaba dispuesto a perdonar a mi hermano.
―No te preocupes ―murmuré―. Sé que no lo hiciste para lastimarme.
―Perdón por ser un idiota.
―Estás disculpado, Maru ―le aseguré―. Pero...
―¿Qué?
―No vuelvas a mencionar a Léo. Jamás. O me enfadaré de verdad ―le advertí. No me importó que mi voz sonara amenazante. Necesitaba que Jae Jun supiera que había temas de los que no podía hablar a la ligera.
Mi hermano comprendió que estaba hablando muy en serio, así que asintió con la cabeza.
―De acuerdo, Won Bin.
Me dio un rápido abrazo, y luego me sonrió.
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❮𝙸𝚌𝚊𝚛𝚞𝚜❯ | 𝚆𝚘𝚗𝚋𝚒𝚗 | 𝚁𝙸𝙸𝚉𝙴
Fanfiction«𝑦𝑜𝑢 𝑎𝑙𝑤𝑎𝑦𝑠 𝑓𝑙𝑦 𝑟𝑖𝑔ℎ𝑡 𝑢𝑝» 💫 | 𝟐° 𝐜𝐡𝐚𝐭 𝐝𝐞 𝐑𝐈𝐈𝐙𝐄 | | «💬𝐀𝐍𝐓𝐎𝐍: ¿Quieres ser mi amigo?» | | «💬𝐖𝐎𝐍𝐁𝐈𝐍: ¿Es broma?🙃» | | «💬𝐀𝐍𝐓𝐎𝐍: No.» |