𝔠𝔥𝔞𝔭𝔱𝔢𝔯 𝟙𝟙𝟘: 𝘜𝘕𝘋𝘌𝘍𝘌𝘈𝘛𝘌𝘋

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◦⚬⭗⚬◦


Mila se sentía exultante. Aunque estaba acostumbrada a la sensación, nunca se cansaba de ella. Era glorioso nunca equivocarse. Ganaba todos los juegos desde que era niña.

―Deberías invitarme una cena carísima ―le dijo a Iza, dando vueltas a su alrededor como un tábano.

Iza acababa de regresar de la zona de prisión. Se encontraba particularmente silenciosa aquella noche. Había algo en Katinka que le resultaba inquietante, pero no sabía qué era.

―¿Por qué no me has felicitado todavía? ―inquirió Mila, deteniéndose y mirando a Iza con el ceño fruncido.

Iza se obligó a esbozar una sonrisa.

―Es sólo que estoy un poco cansada ―le explicó.

Mila le rodeó los hombros con un brazo.

―Pues ahora, gracias a mí, podrás descansar tranquila ―exclamó, contenta―. ¡Atrapé a los chicos! ¿No es genial? Soy la chica más inteligente de este planeta...

Iza se desembarazó del abrazo de su amiga.

―Gracias por ayudarme, Mila ―dijo cariñosamente, con una voz dulce como la miel―, pero todavía no puedo celebrar. Jeno y Karina aún no han aparecido, ¿recuerdas?

La enorme sonrisa de Mila se desvaneció lentamente a medida que asimilaba las palabras de Iza.

―Nunca te conformas, ¿eh? ―comentó.

―No se trata de conformarse ―replicó Iza―, sino de hacer bien el trabajo. ¿Acaso cuando estabas en la escuela entregabas las tareas incompletas? ―se burló, sabiendo que desafiar a su amiga era la mejor estrategia para conseguir lo que quería.

Mila se sintió ligeramente ofendida, pero intentó disimularlo lo mejor que pudo.

―Sí que eres exigente ―se quejó―. Está bien. Reconozco que esta es una victoria parcial.

Ízaro se cruzó de brazos.

―Sí, pero... ¿para quién? ―inquirió―. Johnny envió a un equipo a la ubicación que le diste sin mi consentimiento. Debiste hablar conmigo primero. ¿Ahora qué pensará Johnny sobre mí? Que soy una incompetente.

―En primer lugar, guapa, Johnny ya pensaba eso ―señaló Mila, sabiendo que estaba cruzando una línea―. Y, bueno, en segundo lugar... ―añadió con tono conciliador―, lo admito, me equivoqué. Creo que me emocioné demasiado...

Ízaro se encogió de hombros con indiferencia. Había empezado a enfurecerse, pero trató de disimularlo, del mismo modo que Mila. "Se te olvida quién dirige este sitio ―pensó, sintiendo que su sangre hervía―. Estás en mi edificio, Camila Santamaría. Tengo una prisión llena de monstruos y una decena de soldados bajo mi mando. Cuida tu espalda y no me hagas enojar".

Pero Ízaro no compartió sus pensamientos ni hizo amenazas porque era una "buena chica".

―No discutamos ―dijo, tomando las manos de Mila―. Lo que intento decir es que aún queda trabajo por hacer.

Iza sonrió encantadoramente. Mila conocía aquella preciosa sonrisa. "Definitivamente me odia", se dijo a sí misma.

―Lo sé ―dijo―. Y, para compensarte por haber atrapado a mi hermana, me pondré manos a la obra de inmediato.

Ambas sonrieron falsamente. ¿Había algo en el mundo mejor que la hipocresía de las mejores amigas?


◦⚬⭗⚬◦


Mila estaba impaciente por cumplir su parte del trato.

La joven empezó a trabajar en cuanto abandonó la oficina de Ízaro. No descansaría hasta conseguir rastrear a Karina y Jeno. 

Ízaro le había permitido utilizar la base de operaciones del Departamento de Informática y disponer de todos los empleados que en aquel momento se encontraban en ella, lo que le facilitaría bastante el trabajo; tardaría sólo algunas horas en conseguir lo que, en otras circunstancias, habría demorado varios días.

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