La Abandoné

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Las dos primeras personas habían pasado a exponer su amor y gratitud para con su familia, Freen había estado tranquila, sin embargo, Becky soltó una que otra lágrima por las bonitas palabras de aquellos alfas.

—Freen Sarocha —dijo Mateo, con una sonrisa en su rostro se dirigió hasta el centro del lugar donde le ofrecieron un micrófono —Todo tuyo Sarocha —dijo Mateo mientras se dirigía hacia los demás.

—Primero que todo buenas noches. Pues, la verdad... —soltó una risa nerviosa —Muchos de ustedes saben mi primera esposa murió dejándome a cargo de tres niñas y un niño. Cuando ella se fue, me encerré en mi dolor sin pensar en mis hijos, llevándolos de niñera en niñera. Y ustedes preguntarán ¿A qué viene todo eso? Mis mejores recuerdos familiares llegaron a partir de ese instante. El día que una niñera poco experimentada y algo torpe llegó a mi casa.

Dirigió su mirada hasta donde estaba Becky atenta de todo. El auditorio al notar eso también dirigieron su mirada a Becky quien se sonrojo por tantas miradas sobre ella.

—La niñera era inoportuna, altanera y no se rendía a los pies de un alfa, algo que sin duda llama la atención. Con ella creamos recuerdos, cuando volví a sentir lo que es tener a tus hijos riendo y felices. Como aquella vez que celebramos mi cumpleaños todos juntos otra vez. Cuando mis hijos llegaron con la noticia de que tenían pareja. El baile en aquella cocina. Cuando nació Jadiee y sobre todo, cuando descubrí que soy madre de tres hermosos niños. Esos son recuerdos maravillosos con mi familia y aquí es donde te das cuenta, que no todo aquel que tiene hijos y esposa o esposo, es una familia.

El lugar se inundó de aplausos y pequeños gritos. Mateo se dirigió hasta Freen quien le devolvió el micrófono —¿No quieres contarnos algo que no sepamos? —Freen sonrió y negando con la cabeza volvió a tomar el micrófono —No se pierdan próximamente a la familia Sarocha Armstrong.

—Si antes había dudas, ahora no hay. ¿Eso quiere decir que los hijos de Rebecca, son tuyos biológicamente? —la alfa solo hizo un guiño y se dirigió hasta donde estaban Becky y sus hijos —Vaya que te inspiraste mamá —dijo Nam dándole un abrazo —No sabía que podías decir palabras tan bonitas —se unió Saint al abrazo.

—Debemos ir a nuestros lugares —Mateo se encargo de ubicarlos mientras pasaban más personas a expresar su sentimientos —Ire al baño —dijo Becky.

—Te sientes mal.

—No, solo debo ir a refrescarme un poco. Hace calor de repente.

—¿Quieres que te acompañe?

—No te preocupes, no tardaré —Freen asintió.

[•••]

¿Había sido mala idea ir sola? Quizás. Había estado aproximadamente dos cinco minutos buscando el baño. Había preguntado a una de las empleadas, pero estaban todos tan ocupados que la chica hablo un poco rápido y no logro entender hacia dónde debía ir.

Llegó al tercer piso, encontrando un baño. Entró y mojo su rostro varias veces, tomo una de las toallas pequeñas y secó sus manos. Debía sentirse diferente, su aroma debió de haber cambiado, pero seguía oliendo a su olor normal. No había porque tener sospechas.

Cuando se dispuso a volver al lugar la luz que salía de una habitación llamó su atención. Sabía que estaba mal, en cambio entro al lugar encontrando a Malee sentada sobre la cama con su vista perdida en algún punto de la habitación.

—¿Estás bien? —preguntó sentándose al lado de ella —No estoy segura.

—¿En qué piensas?

—En tu hija... Mon —Becky frunció el seño —¿Por qué en mi hija?

—Se parece mucho a una hija que tuve —Malee volvió a perderse en sus pensamientos —¿Y qué pasó con ella?

—La abandone —Becky se quedó en silencio mientras Malee se acercó a ella abrazándola mientras lloraba en su hombro —No quería hacerlo, pero estaba asustada, me deje engatusar sin medir las consecuencias. Luego aquella niña tan preciosa, creí que podria hacerlo. Pero ese día me di cuenta de que no, ella sufriría si seguía a mi lado. Así que solo la dejé.

—¿No intentaste buscarla de nuevo?

—Lo hice, pero nunca la encontré —Malee se separó del abrazo limpiando su rostro —Entiendo tus razones, pero igual no debiste hacerlo. Esa niña quizás necesitaba a su madre a su lado.

—Lo sé y creeme que me arrepiento.

—Ya no puedes volver al pasado. Así que ve moja un poco tu rostro y vayamos al jardín.

—Tienes razón, seguramente Mateo y mi hijo deben de estar esperandome. Gracias —volvió a abrazar a Becky —Siempre es bueno hablar con alguien.

Por primera vez el corazón de Becky latía con ganas. No esas ganas con las que latía cuando estaba junto a Freen. Si no de esas ganas cuando tú corazón encuentra algo que estuvo buscando por años.








La Niñera De La Familia Sarocha [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora