𝔄𝔭ó𝔠𝔯𝔦𝔣𝔬

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La ciudad de Seúl se encontró conmocionada semanas más tarde. La señora Cho y Yongbok le contaron que habían encontrado el cuerpo de una mujer al otro lado de la ciudad, completamente desnuda sin indicios de algún ataque sexual, pero con síntomas de fuertes golpes. Según el rubio de pecas, la chica se encontraba totalmente desfigurada.

Su piel se erizó al escuchar las declaraciones de ambos, se sintió tan cercano a aquella situación que no pudo evitar sentir una fuerte incomodidad. Podía imaginarlo, sentirlo e incluso verlo, estaba ahí.

Yongbok observaba atentamente la reacción de Changbin, por lo que decidió abandonar el tema. Desde la primera vez que lo vió supo que el pelinegro no era una persona como cualquier otra, algo en él se notaba distinto, había algo que simplemente no le cerraba del todo. Una vez la señora Cho se retiró, decidió atreverse a preguntar.

—Changbin...— lo llamó— ¿Está todo bien?

Seo miró con atención al pecoso, extrañado con esa pregunta que no recordaba haber escuchado nunca ¿Que si estaba bien? No tenía idea, tampoco tenía mucha importancia ¿Entonces por qué Yongbok lo miraba con sus ojos brillantes expectantes a una respuesta? Como si realmente fuera relevante.

—Sí... sólo me dio escalofríos—no mentía— No me imagino lo que tuvo que pasar aquella chica.

—Cierto, debe haber sido horrible— asintió el menor— ¿Qué haces más tarde?

—Nada interesante, hoy no trabajo, así que estaré aquí.

—¡Genial! Podemos cenar con la señora Cho entonces- propuso Lee— ¿Qué opinas?

—Claro, estaría bien— aceptó Changbin, formando una pequeña curva en sus labios, amenazando con sonreír.

Era difícil no contagiarse de la energía de Yongbok, siempre era tan animado y entusiasta. Desde que llegó al edificio no tardó más de una semana en conocer y llevarse bien con la mitad de los habitantes. Era un chico muy lindo.

—¡Acabas de hacer una mini sonrisa!— exclamó el rubio con entusiasmo, acercándose peligrosamente al rostro del mayor —Desde hoy tengo una nueva meta en mi vida.

—¿Ha si? ¿Cuál?— cuestionó.

—Hacerte reír— respondió Yongbok— Y te juro, Seo Changbin, hacerte reír hasta que creas que tu abdomen va a explotar.

—Buscate un pasatiempo más fácil— sugirió el pelinegro con ironía, sonriendo levemente de medio lado.

—Hoy sonrisita, mañana carcajadas, ya lo veras— aseguró Lee antes de entrar a su apartamento entre risillas.

Changbin negó divertido ante las ocurrencias de su vecino, algo sorprendido por la confianza que tenía el menor. Pero ciertamente es algo que debió haberse esperado de una persona como Yongbok, el pecoso no podía ver la lluvia porque creía que las nubes estaban tristes.

 Pero ciertamente es algo que debió haberse esperado de una persona como Yongbok, el pecoso no podía ver la lluvia porque creía que las nubes estaban tristes

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𓏲ָ 𝔗𝔯𝔲𝔢𝔳𝔢𝔩𝔩𝔦𝔢🌒//ᶜʰᵃⁿᵍˡⁱˣDonde viven las historias. Descúbrelo ahora