𓏲ָ 𝔗𝔯𝔲𝔢𝔳𝔢𝔩𝔩𝔦𝔢🌒//ᶜʰᵃⁿᵍˡⁱˣ

ℜ𝔞𝔞𝔟𝔞𝔱𝔞

La idea de pasar la tarde en el río Han había sido de las mejores cosas que se le habían ocurrido a Changbin. Se encontraban en una pequeña cita a las orillas del precioso río, sumamente entretenidos y contentos al estar compartiendo tiempo de calidad.

Ambos habían llevado algo de comida para hacer un picnic y hacer el ambiente un poco más romántico, cosa que ambos amaban, casi tanto como el hablar tranquilamente o el estar abrazados la mayor cantidad de tiempo posible.

—¿Entonces llegaste a Corea hace poco?— cuestionó el rubio.

—Así es, estuve en Japón varios años.

—¡Oh ¿en serio?!— respondió el menor, sumamente sorprendido— Siempre he querido ir a Japón ¿Como es?

—Estresante y muy brillante— respondió Changbin con gracia— Pero puedes conseguir todos los mangas que puedas querer.

—¿Y por qué volviste?

—Nunca tuve una buena relación con mi familia, así que quise alejarme— admitió— Tú sabes que no es fácil cuando no te aceptan.

—¿A ti tampoco te aceptaron?

—Va más allá de eso, pequitas— contestó el mayor— Yo soy hijo de una infidelidad y aunque mi padrastro pudo perdonar a mi madre, a mí nunca me quiso, por lo tanto ella tampoco. 

—¿Pero qué culpa tienes tú? Tu no pediste nacer, no es justo— se quejó Yongbok.

—Pero las personas son así, bokkie…La verdad es que yo no merecía todo el trato que me dieron, pero eso ya quedó en el pasado, no puedo hacer nada para cambiarlo.

—Se perdieron de una hermosa persona— contestó el rubio.

Changbin se dejó deslumbrar por la brillante y genuina sonrisa del menor. Sentía su corazón latir con tanta fuerza que creía que podía salirse de su pecho, la vista ante él era sublime.  Nunca creyó que la vida le regalaría una persona como Yongbok, una persona tan pura y limpia, con tanta vida en su interior, con tanto para dar y sin esperar nada a cambio. Él día que Seo Changbin conoció a Lee Yongbok, supo que su camino estaba completo.

—Eres tan hermoso bokkie— comentó Changbin de la nada— Todo tu es muy hermoso, desde tu rostro hasta tu alma, parecen brillar y resaltar incluso al lado del sol.

—Binnie, ya basta— respondió el menor con un enorme sonrojo surcando todo su rostro.

Changbin no pudo soportar por mucho tiempo la distancia entre ellos, por lo que inmediatamente se acercó para ponerle fin y unir sus belfos en un dulce beso. El pecho de ambos se sentía a punto de estallar, con un enorme sentimiento que latía con ferocidad en su interior.

Seo Changbin se había enamorado perdidamente de la persona más pura y dulce que podía existir, sentía que entre sus brazos sostenía un ángel en la tierra. Por su parte, Yongbok sentía que había encontrado a la persona perfecta, sentía una conexión inquebrantable, como si Changbin fuera la única persona que existía para él, como si sus vidas siempre hubieran estado unidas.

Ambos sabiendo que sus vidas no estuvieron ni cerca de ser las mejores, pero encontrando la reparación en los filosos trozos de alma rota del contrario. Era poéticamente incorrecto, pero ellos sentían que eso era lo mejor que les podía pasar.

Las semanas continuaban pasando y Seungmin aún no entendía porque no habían atrapado al asesino si ya sabían quién era. Le ponía los pelos de punta que Jeongin y Hyunjin se las quisieran dar de graciosos jugando a las películas de venganza y haciendo cosas sin sentido, estaba bastante cansado de toda la situación, y obviamente se los iba a hacer saber.

—¿A qué estás jugando Yang?— cuestionó el castaño al ver al mayor llegar.

—Buenas tardes Seungmin, también es un gusto verte— respondió Jeongin con ironía.

—Déjate de estupideces.

—¿Cual es el problema ahora?— interrogó el peliblanco— Te dije todo lo que querías saber.

—¿Por qué aún no han atrapado al asesino aún?

—No es tan sencillo niño.

—¿Por qué? ¿Siempre tienes que saltarte una parte de la explicación?

—Dios mío, eres… eres demasiado obstinado.

—Tú me metiste en esto.

Jeongin se giró para mirar fijamente al menor, como siempre la mirada del Seungmin detonaba una sola frase “te conviene dejarme las cosas claras”, pero por alguna razón a Yang le encantaba. El peliblanco siempre había sido fan de la adrenalina y Kim se la regalaba en cada oportunidad que tenía, cada vez que se encontraban era como su dosis de adrenalina semanal.

Jeongin no se arrepentía de nada, si tuviera que volver al pasado sin duda escogería nuevamente a Seungmin, él castaño había hecho el trabajo muchísimo más entretenido y llevadero, algo que el mayor necesitaba con urgencia, ya que últimamente no se sentía muy a gusto con su labor.

—Suengmin ¿Con quién crees que estás tratando?— respondió Yang con una sonrisa socarrona.

—¿Perdón?

—Hasta ahora te he dejado amenazarme como si delatarme fuera tan fácil como piensas, pero tu insistencia ya no me hace tanta gracia— continuó el mayor, acercándose a paso lento— Tú sabes cual es mi trabajo y que hasta el día de hoy nadie me ha atrapado ¿Por qué crees que sea eso?

—Porque la justicia es incompetente— respondió Kim sin titubear— ¿A caso no fuiste tu el que dijo que yo era el unico competente en todo el istituto?

—No creí que te lo tomarías tan en serio— admitió— Eres bueno, pero me he encontrado con gente mejor.

—Lo dudo mucho— insistió el menor, dibujando una sonrisa en su rostro, demostrando que no tenía nada que temer— Jeongin… Tu subestimas demasiado a las personas.

—Soy un puto sicario, Kim. Si me estorbas voy a volarte la cabeza.

—¿En serio?— cuestionó con ironía— Pues hazlo ¿Acaso alguien te lo está impidiendo? ¿O será que aún me necesitas?

La atracción le recorrió el cuerpo, Kim Seungmin era un ejemplar único, debía admitirlo. En ese momento solo pensaba en su necesidad por devorarlo, las ganas de besarlo nunca habían sido tan fuertes. Le encantaba, siendo sincero le fascinaba.

—Estás jugando con fuego Kim— contestó el mayor, estando ya lo suficientemente cerca del castaño como para que sus respiraciones se mezclaran.

—Nunca nada me importó tan poco.

Y tras esas palabras, Yang no pudo mantener por mucho tiempo más la compostura. Acabó con toda distancia existente entre ellos y sumió ambos labios en un profundo y candente beso. Seungmin envolvió sus brazos en la nuca del mayor para acercarlo más, mientras Jeongin lo tomaba de la cintura con la misma finalidad.

Las ganas que se tenían guardadas fueron volcadas todas en aquel encuentro, sus mentes brillantes atrayéndose con una conexión incuestionable y sus ganas fundiéndose entre jadeos. Las ganas de peligro les recorría la sangre a ambos y eso era lo que los había llevado a esa situación en primer lugar.

Raabata: Conexión emocional, única y especial que puede existir entre dos almas.

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Buenas mi gente bella!! acá vengo con un nuevo cap!!

Está interesante el Jeongmin jeje

Espero q les haya gustado tanto este capítulo como a mi escribirlo, no olviden dejar su bella estrellita si así fue. Los tkm🫶🏻❤️‍🩹❤️‍🩹